Detenida en el tiempo
La capital cubana se viste de gala para celebrar los 500 años de su fundación por el español Diego Velázquez Cuéllar.
El 16 de noviembre de 1519, tras una misa oficiada bajo una ceiba, el adelantado de Cuba Diego Velázquez de Cuéllar fundaba una villa de barro y caña brava que bautizó como San Cristóbal de La Habana. El lugar, conocido como El Templete, recibe cada año a cientos de habaneros que dan tres vueltas a la columna, que simula la ceiba, junto al Palacio de Capitanes Generales, sede del primer cabildo.
La capital cubana celebra sus quinientos años con actos que incluyen la visita de los Reyes y la restauración de una veintena de edificos como la Estación Central de Ferrocarriles, el Castillo de Atarés, el Mercado de Cuatro Caminos y el Capitolio, construido en 1929 a imagen del de Washington –no en vano EE. UU. apoyó su guerra de independencia contra España– en cuya explanada tendrá lugar la Gran Gala 500 Aniversario.
Las celebraciones
Completa el programa una exhibición de Autorretrato de Goya, en el Museo de Bellas Artes; la gala del Ballet de San Petersburgo en el Teatro Alicia Alonso; la Noche Habanera y el gran espectáculo de fuegos artificiales en el Malecón, el espigón de 8km, lugar de encuentros de la ciudad que termina en el Parque Histórico Militar, con el Castillo de los Tres Magos Reyes del Morro, y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
La ciudad, detenida en el tiempo, tiene su centro histórico en la Habana Vieja, el mayor conjunto colonial de América Latina, Patrimonio de la Humanidad, que se articula en torno a la calle Obispo y cinco plazas: la de Armas, con el mercado de libros y el castillo de la Real Fuerza coronado por La Giraldilla; la de San Francisco; la Vieja, repleta de galerías; la de la Catedral, con el templo de la Concepción Inmaculada, que guardó los restos de Colón hasta su traslado a Sevilla, y la del Cristo.
Los barrios
El arbolado paseo del Prado, donde está el Hotel Inglaterra, el más antiguo, conecta la zona con Centro Habana, el barrio más concurrido, con el Teatro América, una joya art decó intacta, y el Callejón de Hamel, cuna de la cultura afrocubana.
Otro barrio imprescindible es El Vedado, con antiguos palacetes y míticos edificios, como el Hotel Nacional, reducto de la mafia norteamericana y donde se alojaba Josephine Baker; la heladería Coppelia, inmortalizada en Fresa y Chocolate; el cementerio de Colón, donde descansan Alejo Carpentier o Antonio Gades, y la Plaza de la Revolución, escenario de los discursos de Fidel Castro y donde las imágenes del Che y de Camilo Cienfuegos decoran las fachadas de los Ministerios de Interior y Comunicaciones.
Se puede coger un ‘almendrón’, coche americanos de los años 40 y 50, para llegar a finca La Vigía, refugio de Hemingway durante 20 años.