Estreno de la segunda temporada de la serie en Movistar+
El triángulo inicial da paso a una relación entre dos mujeres unidas por la misteriosa muerte del amante y una atracción sexual.
Hace un año por estas fechas El embarcadero llegaba a Movistar+. La serie estaba pensada desde el principio para dos temporadas, que se grabaron seguidas para no perder la esencia. De los creadores de La Casa de Papel y Vis a vis, Álex Pina y Esther Martínez Lobato, la expectación era máxima. Pero nada que ver con los ambientes claustrofóbicos de las anteriores. La serena y enigmática belleza de la Albufera valenciana era escenario de un crimen; Óscar (Álvaro Morte) mantenía una doble vida que se destapaba al aparecer muerto.
Segunda y final
La segunda tanda, también de ocho capítulos, que se estrenan el viernes 17, arranca donde acabo la primera, cuando Alejandra (Verónica Sánchez) desvelaba su identidad de viuda a Verónica ( Irene Arcos), la amante. A partir de entonces, los papeles se invierten. La primera, libre y salvaje, pasa a ser la engañada, y la esposa, movida por la necesidad de entender, no permite que la culpa o los prejuicios la dominen.
Nuevos datos sobre los últimos días de vida de Óscar provocan que las dos mujeres se alíen para descubrir qué pasó en realidad. Lo hacen con la ayuda de Conrado ( Roberto Enríquez), guardia civil y responsable de la investigación. “Volvemos a trabajar sobre un triángulo pero esta vez lo giramos y giramos hasta ocupar posiciones imposibles, y dar rienda suelta a los instintos más primarios”, declara Álex Pina.
La carga erótica
La serie apunta más al thriller, pero sigue teniendo mucha carga erótica y emocional. “La sexualidad tiene gran valor narrativo. Todos pierden la cabeza, llegan al límite”, dice Esther.
La incógnita es saber qué pasará con Verónica y Alejandra, ahora que hay una relación entre ellas. Juntas buscarán vengar a Óscar sin aceptar sus sombras. “La vida tal como la conocían ha cambiado para siempre, y compartir ese duelo forja entre ellas uncordón umbilical”, declara Irene Arcos. Una atracción que podría parecer fatal. “Alejandra va a estar confundida, no sabe si de tanto desear conocer acaba convirtiéndose en Óscar, desea lo que él tenía antes. Y se alejará y se acercará a Verónica dependiendo del momento”, explica Verónica Sánchez, que define esta parte como “una especie de novela negra”.
“Esta vez todos pierden la cabeza” (Esther Martínez, creadora)
Aun con el paso del tiempo, las dos recuerdan el desgaste emocional. “Mi personaje, Verónica, ha dejado una huella dentro de mí. Su fuerza y valentía me resuenan cada vez que siento miedo, ella vive solo el momento y eso te libera mucho”. Para la actriz, que coincidió con Pina en Los hombres de Paco, su primer trabajo, fue difícil trazar el retrato de una mujer tan salvaje como la misma Albufera. “Hay una simbiosis entre el paisaje y ella. Me costó crear esa toma de tierra, aunque no entendiese su idioma. Pero su esencia debía impregnarlo todo”.
Derribar prejuicios
Verónica Sánchez tuvo que derribar prejuicios, “aunque su atracción por una mujer no sea uno de ellos. A lo mejor es más difícil entender que no diera un golpe en la mesa al conocer la infidelidad, que no tenga rabia o que no juzgue. Eso es más complicado de interpretar”. También Álvaro Morte asumió la difícil tarea de hacer que el público empatice con un personaje infiel: “Óscar fue muy difícil de conducir porque está construido sobre un pilar central emocional, que intenta no mostrar demasiado”.
La historia se cerrará de “una forma extrema, pero por encima de todo está la honestidad de lo que se quería contar”, adelanta Pina. “El lugar donde acaba está en las antípodas de lo que planteamos al principio. Y ningún personaje tiene nada que ver con lo que era en el capítulo uno. El final tiene enjundia”, remata Martínez Lobato. Ambos guionistas graban Sky Rojo, con Verónica, para Netflix.
“Alejandra desea lo que tuvo Óscar, su marido” (Verónica Sánchez)