Por qué hemos perdido el deseo
La situación actual hace descender la libido de manera estrepitosa, pero es lo más normal en tiempos de incertidumbre.
Según un informe de Glovo, el servicio de parafarmacia de la app, se había incrementado más de un 700 por ciento durante los primeros quince días de confinamiento y sus bicicletas viajaban cargadas de termómetros, geles desinfectantes ¡y tests de embarazo! Un mes después, no parece probable que estas pruebas sigan siendo el tercer producto más demandado porque, según señalan los especialistas, la práctica del sexo se está desplomando al mismo ritmo que la Bolsa.
Es normal
Se trata de algo generalizado. Como explica la psicóloga Pilar Conde de las clínicas Origen, “la falta de libido se asocia a síntomas depresivos o ansiosos, por lo que si las personas los están experimentando podrían ir acompañados de falta de deseo sexual”. La cabeza está en otras cosas –no precisamente agradables–, y aunque el sexo mejora la autoestima y la salud en general, y favorece la inmunidad, está chocando de pleno con un muro de apatía y desgana.
Como añade Conde, “el sexo es un área más del individuo, y tal como cuidamos la alimentación, el ejercicio o nuestras rutinas, habría que cuidar el disfrute a través de prácticas sexuales, individuales o en pareja”.
El confinamiento forzado es un desafío hasta para las parejas más estables y la mala convivencia conduce a que la vida sexual desaparezca.
Para mantener la llama
Desde Prontopro.es recomiendan seguir estos consejos: Mantener la rutina. El primer consejo de los psicólogos es reconstruir una vida similar a la que teníamos fuera, arreglarnos, cuidar la apariencia y mantener los horarios de comidas y cenas. Compartir. Comunicar las emociones y preocupaciones que tengamos en mente. Privacidad. Tener un espacio privado o unas horas del día de individualidad para desarrollar cualquier actividad placentera de ocio. Relacionarse. Mantener activas otras relaciones sociales y seguir interactuando con la familia o los amigos.
Desactivar. Aprender a cortar en los momentos de discusión y no perseverar en el conflicto para evitar una escalada de la ira. Tareas. Establecer una nueva división de tareas, la anterior probablemente ya no valga. Divertirse. Liberar endorfinas jugando o siguiendo clases de baile en línea.
Pedir ayuda a un profesional si fuera necesario para superar la tristeza o el estrés.
El encierro es un desafío hasta para las parejas más
estables