Si te lo perdiste…
A ver cómo consigo terminar esta columna sin parecerme a mí mismo un viejuno moralista. He leído comentarios excelentes sobre Podría destruirte, serie de HBO sobre una aspirante a escritora que aborda el tema de las agresiones sexuales. Lo hace desde un punto de vista aparentemente ligero, muy cool, con un lenguaje audiovisual tan mimado como pegado al de la redes sociales y un guion que de primeras recuerda a Girls, la primera ‘serie millennial’ de verdadera calidad, pero que rompe con las tramas bienintencionadas típicas y tira por un tono desconcertante, poco amable con el público. Estas son las cualidades, además de su originalísima protagonista, que la convierten en una ficción especial, aunque hay un asunto que me hace verla con recelo. Y no es nuevo porque ya me pasó con
Euphoria, incluso con Élite. Las drogas. En los tres títulos se muestran las consecuencias del consumo, incluso con la muerte, pero, si soy sincero, opino que las tres naturalizan y, por tanto, fomentan, la popularidad de sustancias como la ketamina, el MDMA, por supuesto la cocaína y otras cuyos nombres se me escapan. A bote pronto diría que el 95 por ciento de los personajes se drogan. ¿Es un reflejo de la realidad? ¿O será más bien el camino fácil para captar al público joven? ¿Qué es más responsable, mostrar una sobredosis o enganchar sin necesidad de polvos blancos?