El teleadicto
El karma, por algo será, se ha portado bien con Masterchef. Tras la incómoda y matizable polémica por homofobia que salpicó la edición Celebrity, se han redimido en los Junior gracias a una niña genial llamada Henar. En cuatro frases, esta chavala tan natural y con un sentido común apabullante, ha limpiado las telarañas que muchos ven en ese talent en particular y en los programas con niños en general. Que se va a centrar más en la cocina y va a pasar de ligar con los chicos y las chicas. Cualquier espectador con empatía entiende que esas tres últimas palabras son oxígeno puro para tantísima gente, sobre todo muy joven. Los jueces quizá no tuvieron la sensibilidad suficiente para captar el sutil e importante calado de un momento así, pero al menos no la corrigieron, como hizo Pablo Motos con una actriz de 9 años. En esos chispazos espontáneos es donde se aprecia cómo de grabados a fuego están los estereotipos en el cerebro de cada uno; no se trata de hacer de policía moral, sino de animar a quienes tienen proyección pública a que reflexionen más a fondo sobre sus principios. Incluso también para no exagerar en exceso, como pasa, por ejemplo, en la versión senior de La Voz. Entiendo que estamos todos a flor de piel con los mayores, pero cuidado con rozar la condescendencia. Que desde luego es una actitud chirriante y televisivamente hablando muy poco atractiva.