James Spader. Entrevistamos al actor de The Blacklist, coincidiendo con la novena temporada
Perseguir criminales, espías y corruptos se ha convertido en una ficticia pero útil adicción para el actor que vive en un ‘universo paralelo’ gracias a su personaje.
Es Raymond Reddington, Red para los millones de seguidores de The Blacklist. James Spader viste desde hace ocho años el traje de este exdelincuente que colabora con el FBI. Su inteligencia, astucia y humor ácido en medio de la acción definen a un personaje que, a pesar de sus pecados, refuerza el encanto de su intérprete. Él mismo nos lo cuenta desde Los Ángeles en un encuentro internacional al que asistió Supertele.
Con la octava tanda recién estrenada, ¿qué sorpresas te has encontrado?
Muchas. Hablo con anticipación con los guionistas, pero me ha llamado la atención la reacción de
Red ante diversas circunstancias. Lo disfruto más al no estar planeado.
¿Te planteas algún desafío como intérprete?
Esta es la segunda serie de más de 100 capítulos en la que trabajo [ El abogado y su spin off Boston Legal], y es fascinante descubrir cómo afecta el paso del tiempo al personaje. Raymond Reddington ha envejecido conmigo.
¿Y cómo te ha afectado esto?
Me he dado cuenta cuando él ha tenido problemas de salud; se comportaba como un joven y eso es difícil de mantener [Spader acaba de cumplir 61 años]. Pero nos permite mostrar la naturaleza de sus relaciones: esta temporada es un ejemplo perfecto ya que se ha abierto una grieta ‘real’ entre él y Elizabeth Keen (Megan Boone), un abismo profundo.
¿Cómo se conserva el misterio a lo largo de ocho temporadas?
Los guionistas han acertado absolutamente al dar la impresión de que cuentan algo sin decir demasiado. Es obligatorio responder a una pregunta con otra, y al mantener ese equilibrio, la curiosidad y la sorpresa siguen vivas.
¿Habéis hablado del final?
Siempre nos referimos al futuro. He sabido siempre la dirección que tomaba la trama y hemos discutido todos los cambios.
¿Y sobre qué tenéis diferencias?
Es una verdadera colaboración. Hablamos antes de escribir los guiones, de grabar, durante la pausa y en vacaciones. Hablamos sobre qué personajes llegan o se van… Hablamos de historias, escenas, tono, ubicaciones… Leo cada guion y lo desgloso línea por línea. Es mi obsesión, tiendo a ser una persona muy compulsiva. Y sí, a menudo estoy despierto por la noche pensando en la serie.
¿Qué te gusta de Reddington y qué has aprendido de él?
Desde el principio me atrapó su descaro y tipo de humor; también su lujuria por la buena vida. Y he aprendido de su parte más inquietante. No puedo decir qué no me gusta porque no lo juzgo, pero pro
“Es fascinante ver cómo envejecemos
juntos”
“De Reddington me atrapa su lujuria por la buena
vida”
bablemente a él no le agrade esa faceta. Se siente cómodo en la violencia pero anhela la calma y el amor. Y esa dicotomía lo hace muy interesante.
¿Cómo explicas que una serie semanal resista en la era del streaming?
No competimos con las plataformas; las primeras temporadas se pueden ver en Netflix. Y esas tecnologías permiten ver los capítulos más tarde. Además, la competencia es buena si trae excelencia.
Y con tandas de 22 episodios.
Es la cantidad justa de tiempo que necesitamos. Aún no he encontrado una sola temporada en The Blacklist con capítulos de relleno. Y aún no es suficiente. Estamos felices de atenernos a las normas de la televisión de antes.
¡Y habrá una novena entrega!
Para todos los que hacemos la ficción, es tremendamente emocionante; no se ha convertido en un trabajo cotidiano. Tenemos retos diferentes cada año y en cada episodio.
¿Por qué no se menciona la pandemia en las tramas?
Por varias razones , la más importante es que la ficción muestra un universo paralelo; nunca ha intentado representar la realidad, ni nace de titulares. Y sentimos que proporciona un escape a la audiencia. Ignacio Herruzo y María A. Tarilonte Fotos: Getty y Sony/Open 4 Bussiness
“En la serie no hay ni un solo capítulo de
relleno”