¿Qué casa buscamos ahora?
La situación sanitaria actual ha acelerado una serie de cambios que ya se venían gestando en nuestro país: la vuelta al campo, el ‘coliving’ y el rescate del hogar como piedra angular de nuestras vidas son irreversibles.
Los meses de confinamiento marcaron un antes y un después irreversible en cuanto a nuestras preferencias ‘domésticas’ más asentadas. Los que decidieron cerrar sus terrazas para dar tres metros al salón, debieron de arrepentirse cada minuto; los que privilegiaron ‘zona céntrica’ a costa de vivir en un estudio interior, más aún; los que tuvieron que improvisar oficinas en la mesa del comedor soñaban con una vivienda más grande con despacho independiente; los que disponían de terraza o jardín se convirtieron en la élite, y quién más quién menos fantaseó con mudarse al campo o actualizar la casa de la abuela del pueblo.
Una vivienda diferente
Desde el éxodo urbanita que se produjo en los años 50 y 60 en nuestro país, nada había revolucionado tanto nuestra concepción de la vivienda. La España ‘ vacía’ amenaza con llenarse y son las inmobi l iarias las primeras que han notado y estudiado, este cambio de tendencia.
Según el portal i n - mobil iar i o idealista.com, el interés por cambiar de casa ha crecido hasta un 77 por ciento de media en España en un año. Como señalan, mucha gente se dio cuenta de la necesidad de buscar una nueva vivienda en la que residir después de pasar más de tres meses sin poder salir.
En el portal prontopro.com, son de la misma opinión. El confinamiento y el auge del teletrabajo, han llevado a los españoles a pasar más tiempo en casa de lo habitual y a solicitar nuevos espacios, y han sido muchos los que en este año han considerado buscar un entorno que se adapte mejor a sus necesidades personales y profesionales. Ampliación de contratos wifi para dar cabida a dos niños con clases online y revisión de contratos de luz también son constantes.
‘Se alquila’ en oferta
No hay fachada urbana en la que no haya al menos un cartel. La oferta es desorbitada y en las grandes ciudades ya hay apartamentos que se alquilan por el mismo precio que antes tenía una habitación en un piso compartido. Como señalan las mismas fuentes, los precios de los arrendamientos han experimentado caídas históricas en ciudades como en Barcelona (9,4 por ciento) y Madrid (7,3 por ciento). La explicación es muy sencilla y hay que buscarla en el declive de las plataformas de alquiler temporal o vacacional como Airbnb. Estos meses de restricciones a la movilidad han dejado el turismo y el desplazamiento entre comunidades en stand by y muchos propietarios se han visto obligados a volver a sacar sus viviendas al mercado del alquiler ‘normal’ con el subsiguiente desplome de precios.
Unos 9.000 madrileños se han mudado
al campo
El 70 % se plantea ahora cambiar de
casa
¿Y las oficinas vacías?
La pandemia y el teletrabajo, que parece haber llegado para quedarse, también ha disparado más de un 22 por ciento el stock de oficinas disponibles en España, y es probable que ya nunca se vuelvan a ocupar en su totalidad. Muchas de ellas pasarán de oficina a vivienda con las correspondientes reformas. Los inversores ya están al tanto y se augura un nuevo business.
Coliving
Este modelo de vida, más común en el norte de
Europa y que estaba entrando tímidamente en
España, se perfila como una opción más que rentable teniendo en cuenta la crisis económica y el sentimiento de soledad vivido durante el confinamiento en las personas que vivían solas. No se trata de compartir piso, se trata de un nuevo fenómeno residencial con origen en Silicon Valley que promueve edificios con minipisos que cuentan con lo mínimo a cambio de privilegiar zonas comunes con salas de relax, co-working o televisión que invitan a compartir el tiempo libre. El Gobierno catalán ya lo ha regulado y está enfocado a un tipo de alojamiento dirigido mayoritariamente a tres tipos de perfiles: jóvenes, trabajadores de paso y el colectivo de personas mayores. Este último perfil es más común en Europa, y una forma de estar arropado sin tener que recurrir al concepto de residencia de ancianos. Se trata de recuperar el apoyo vecinal más común en los pueblos que en la ciudad.