El teleadicto
Escribo esta columna mientras veo Eso que tú me das, la entrevista que Jordi Évole le hizo a Pau Donés dos semanas antes de morir. Solo recuerdo algo parecido con Epílogo, formato de Canal+ en el que grandes personajes compartían sus experiencias de vida con el compromiso de que se emitiera tras su fallecimiento. Pero esto va más allá. “Vente al Val d’Aran a hablar conmigo, porque me voy a morir”, fue el mensaje del músico que desencadenó este momento mágico, único, crudo, divertido, digno, luminoso, revelador. Quizá encaja con una corriente de la que Paz Padilla fue punta de lanza y que cobra sentido en estos tiempos: mirar a la muerte cara a cara.
Sin disimulo, sin maquillaje, sin tópicos que alivien. Entender qué pasa en los momentos previos, en qué piensa la persona que está a punto de dejar este mundo. Cada uno tiene sus creencias, pero esos instantes son comunes a todos. Y lo que veo en La Sexta, que emocionó a cientos de miles de personas en el cine, transmite respeto por lo que está fuera del foco, porque lo consideramos feo, incluso obsceno. Ver a Pau así nos cura contra la infantilización de este trance. Y sus palabras, qué contradicción, están llenas de vida. De perspectiva sobre el amor y la familia. De lucidez sobre la fama y el legado artístico. Lo que ha hecho Évole es una invitación a mirarnos unos a otros sin apartar los ojos. Eso que tú das y que te dan es lo único que importa.