“Hay un mensaje que te congela la sonrisa”
Puta, ama de casa y bióloga”. Así se define Coral, el personaje de Verónica Sánchez: “Ella entra voluntariamente en el lupanar, lo que te hace pensar que lo que le espera fuera es bastante peor”.
¿Cómo calificarías la serie?
Es un caramelo envenenado. Parece sencilla de ver pero cuando te estás divirtiendo te pega un golpe en el estómago y te congela la sonrisa con la historia que subyace.
¿Este es tu personaje más salvaje?
Sí, es extremo y con un problema de adicción que la hace ser más temeraria que inteligente. Como todos, Coral es absolutamente real en lo emocional e irreal en la estética.
Y con ese mensaje implícito.
Sí, al principio nos costó encontrar el tono. Íbamos a hablar de algo tan serio como la trata de mujeres, pero la serie pretendía ser entretenimiento y mucha acción, y fue complicado encajar las dos cosas.
¿Habías coincidido antes con tus compañeras Lali Espósito y Yani Prado?
No, suponen lo mejor de este trabajo y no lo digo para regalarles los oídos. Era importante generar ese equipo de heroínas heterogéneo y a la vez icónico. Y ellas tienen la mezcla perfecta de instinto y esfuerzo.
¿Hablasteis con prostitutas?
La documentalista Sara Solomando, grabó testimonios de varias de ellas y también de víctimas de trata para empezar a trabajar. Fue doloroso.
¿La combinación de Álex Pina y Netflix supone doble responsabilidad?
Álex, al terminar El embarcadero, me dijo que me quería en su próxima serie. Yo no había trabajado antes para una plataforma mundial. Pero no pienso en esta oportunidad, me quedo con aquella promesa.