Una década de terror en Siria
Aunque habitual en personajes oscuros, se confiesa muy casero y familiar y ha publicado su primer libro de poemas.
Esta vez no es el villano sino el héroe. Roberto Álamo se mete en la piel de Samuel Caronte, un expolicía de vida reprobable acusado de un homicidio que no cometió, y que tras diez años preso formándose como abogado, pasa a defender a ‘supuestos culpables’ como él.
En Amazon Prime y ahora en Cuatro. ¿Qué atrapa del thriller?
Que más allá de los casos policiacos o judiciales, Caronte pone el acento, sobre todo, en las relaciones emocionales y afectivas de los personajes.
¿Tu secuencia favorita?
La visita de su hijo a la cárcel, en la que le dice que a pesar de haber sido un mal padre, le quiere, y que va a cambiar.
¿Ese es el gran reto de Samuel?
Sí, recuperar el afecto de toda su familia, mientras busca a la persona que le acusó falsamente, llevando varios casos.
¿Estabas a gusto con la toga?
Sí, ha sido genial porque mi hermana es abogada. Cuando se le rompía, yo la veía sobre un maniquí mientras mi madre la cosía, y pensaba que nunca me la pondría como abogado. Mi hermana me ha ayudado para el papel; ha sido mi inspiración.
Es tu mayor protagonista.
Sí, y siete meses de dedicación exclusiva. De siete de la mañana a cuatro de la tarde, y luego a estudiar sin ver casi a la familia. Sarna con gusto no pica.
¿Y el éxito de Antidisturbios?
Que se vea, los premios, la crítica, esta siendo una maravilla, y sobre todo el que genere debate y reflexión en la gente.
¿Donde están tus dos Goya?
Los otros premios en el salón, pero esos, en mi estudio de la planta baja de casa, la cueva, donde tengo las cosas que me gustan, mi ordenador, mis libros, mis música…
¿Qué tal el confinamiento?
No me afectó salvo que no iba a trabajar; soy muy ermitaño, siempre en casa metido, y familiar. Puse en orden mis poemas, que he publicado en Amantes venía de amar, una autobiografía poetizada.
¿Tu sensibilidad contrasta con tus personajes habituales?
Quizá por mi aspecto me dan esos papeles, pero yo de tipo duro no tengo nada. Por otro lado, escribir poesía no implica tener más sensibilidad, sino la necesidad de contar a través de los poemas.
¿Proyectos?
He rodado La bestia, una película de terror para Netflix, con Inma Cuesta, y ahora justo estoy con otra, Josefina, de Javier Marco, con Emma Suárez.
“Para el papel me inspiré en mi hermana abogada”