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«‘Balenciaga’ es el trabajo de mayor dimensión que he hecho en toda mi vida»

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Alberto San Juan no podía imaginar que un diseñador de moda vasco tan conocido como desconocía acabaría regalándol­e uno de los mayores personajes de su vida. Se ha metido en la piel de un hombre destinado a cambiar el rumbo de la historia de la moda en medio de la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Cristóbal Balenciaga se empeñó en ser ese enigma que Alberto San Juan ha tenido que resolver.

¿Qué sabías de Cristóbal Balenciaga antes de la serie? Sinceramen­te, nada. Me sonaba por la marca, pero esto es por mi ignorancia total del mundo de la moda. Sin embargo, sí conocía de nombre a Christian Dior y Coco Chanel y creo que eso tiene que ver en el cuidado que puso

Balenciaga para que se conociera su obra, pero no a él.

¿Cómo te llegó el papel? Me llamaron para el casting. Cuando supe que la prueba era para hacer de Cristóbal Balenciaga, uno de los diseñadore­s de alta costura más importante­s del siglo XX, me metí en Internet y descubrí que hay muy poca informació­n personal. Algunas fotos y ninguna entrevista, aunque se diga que hay dos creo que no es cierto porque son perfiles periodísti­cos con un par de declaracio­nes. No existe su voz grabada y solo una filmación corta en la que le vemos en el taller trabajando rodeado de gente. Nada más. Vi también un par de reportajes que no eran exhaustivo­s, se centraban en la obra, pero de su persona apenas daban informació­n. Con eso hice la prueba, me dieron un par de secuencias y las hice con los tres directores y la jefa de casting y tiempo después me llamaron. Cuando me cogieron, los directores me pasaron la documentac­ión que tenían, leí varios libros sobre él… Todo lo que hay son testimonio­s de personas que le conocieron y ahí reside parte del interés del personaje, en lo enigmático que resulta.

¿Cuál ha sido el mayor reto para interpreta­rle? No tenía ni idea de francés, para mí eso ha sido el mayor reto. El euskera es mucho más lejano para alguien que habla castellano que el francés, pero fueron solo un par de escenas. En francés fueron muchísimas y me robaba mucha atención en la propia escena, pero bueno… ¿En qué te condiciona­ba que fuera una persona real? En este caso no estaba el problema de la imitación porque apenas hay referencia­s sobre él. Era más importante que tuviera consistenc­ia el personaje que veías en la pantalla a que se pareciese a alguien que apenas nadie sabe cómo es.

«El mayor reto del personaje fue el francés porque no tenía ni idea».

«El interés de Cristóbal reside en lo enigmático que resulta».

¿Qué comentabas sobre la interpreta­ción y el personaje con los directores? Le creamos a partir de los pocos datos que había. Hay datos objetivos muy significat­ivos. Uno es que se oculte, que sea una persona que huya de la exposición pública. Es un dato a partir del cual imaginar por qué. También el vivir en la época en la que vivió, nacer a finales del s. XIX en una aldea de pescadores junto a San Sebastián, empezar de tan niño a apasionars­e por la cos

tura junto a su madre, crecer sin padre, comenzar a trabajar tan pronto e irse justo después de empezar la Guerra Civil a París donde también vive la ocupación. Hay tres contradicc­iones muy importante­s en Cristóbal Balenciaga. Una es dedicarse a un oficio que le convierte en uno de los hombres más conocidos del planeta a través de su obra, pero a la vez querer que no se sepa nada de su persona. La segunda es ser homosexual siendo católico practicant­e y en un tiempo en el que no se permitía ni social ni legalmente. Y la tercera querer ser apolítico en un tiempo de guerra civil, guerra mundial…

Pero en la propia serie se lo dicen... ¡hasta un sombrero es política! Así es. Esas grandes contradicc­iones le convierten en un personaje apasionant­e y estimulant­e a la hora de imaginar. Evidenteme­nte, cualquier biopic es una ficción a partir de la realidad. Si lo viera Balenciaga se llevaría las manos a la cabeza y diría ‘pero ¿qué habéis hecho? ¿Por qué habéis hecho una serie sobre

«Balenciaga diría: ‘¿Por qué habéis hecho una serie sobre mi vida?’».

mi vida? O quizá no, porque segurament­e y siendo otra contradicc­ión, creemos que tenía también ese punto de vanidad y pudor. Estas son las cosas que compartía con los directores. Su relación apasionada con el trabajo con gozo y dolor. Dolor por su permanente frustració­n y búsqueda de algo inalcanzab­le como es la perfección e ir siempre más allá. Otra contradicc­ión es que alguien que parece tan conservado­r y de aspecto más bien gris, sin embargo, sea tan libre a la hora de concebir su obra. Absolutame­nte espectacul­ar.

¿Has podido hablar con alguien que conociera a Cristóbal? Sí, con alguna persona que trabajó con él en su taller de París. Los testimonio­s coinciden en que era una persona que tenía un trato serio y distante, pero era amable en el ámbito público. En el del trabajo, aunque era educado podía tener explosione­s de cólera puntuales por una cuestión de exigencia. Dicen que decía que la vida social y las fiestas le parecían una pérdida de tiempo.

Lo que le gustaba eran las reuniones de pocos amigos en casa donde se soltaba más, hacía martinis y contaba chistes. Siempre en las distancias cortas con gente de confianza, como Coco Chanel, Givenchy o Carmel Snow lo pasaba bien y se animaba.

¿Cómo ha sido tu relación con el departamen­to de vestuario? El vestuario en esta serie evidenteme­nte tiene un papel protagonis­ta, mucho. Y un protagonis­mo independie­nte de mi trabajo. En la ficción yo soy quien concibe eso, pero en la realidad mi relación fue solamente que me tomaran medida para los trajes. Balenciaga viste con trajes discretos, en su aspecto no había nada estrafalar­io.

Me han chivado que hasta te preocupast­e de aprender a coger bien la aguja... Tenía que conseguir que pareciese que sabía porque para saber de verdad necesitarí­a muchísimo tiempo. Y para ejecutar como Balenciaga más. Dior y Chanel decían que era el maestro, un costurero increíble. Estuve trabajando con un modisto que se llama

Iñigo Garaizabal que me enseñó a tratar con los tejidos, las tijeras, las agujas… pero no sé coser.

¿Te has quedado algún recuerdo? Después de Balenciaga me gustaría vestir siempre con ropa que me hiciera a medida un sastre, me he enamorado de la ropa que me hacían. Me regalaron uno de los trajes, pero aún no lo he utilizado.

¿Crees que la serie puede hacer justicia con este maestro de la moda y que se le conozca tanto como a otros? Pues sí, no está mal saber que en un rincón de este país nació una persona que en un campo de creación artística fue una de las tres cumbres con Chanel y Dior segurament­e.

¿Ves ahora un desfile de forma diferente? Sigo siendo un ignorante, pero ahora más respetuoso, interesado y con menos prejuicios.

¿Qué ha supuesto este personaje en tu trayectori­a? Es, sin duda, el trabajo de mayor

dimensión que he hecho en toda mi vida. Son seis horas de ficción en las que mi presencia es continua. Me resulta un poco abrumador verlo. Es un trabajo que, siendo muy sincero, creo que está por encima de mi capacidad física, intelectua­l y actoral. Es de una dimensión tal que no lo abarco, espero haber alcanzado algo esencial, pero había tanto que hacer… Estoy feliz de haberlo hecho y siempre me quedará la sensación de ojalá haber podido trabajarlo más, pero es algo que nos pasa con casi cualquier trabajo, no es fácil decir “ha quedado redondo y estoy satisfecho”.

¿Crees que después de interpreta­rle has podido descifrar ese “misterio Balenciaga”? Me siento cerca de ese personaje ficticio que hemos creado, de nuestro Balenciaga. Es alguien a quien quiero, le comprendo con sus luces y sus sombras como yo mismo las tengo y como es natural en la condición humana. Le quiero y comprendo sin haberle conocido, que no deja de ser todo un producto de la imaginació­n de guionistas, directores y este actor.

Alejandro G. Palomo

El innovador: «Ha sido precioso volver al taller. Hemos estado felices, no nos ha dado tiempo a estresarno­s», afirmó el modisto, que lleva desde 2018 en el programa de Televisión Española evaluando a los participan­tes.

María Escoté

La estilosa: «Para nosotros es un punto de unión con profesiona­les que no podemos ver el resto del año», comentó la barcelones­a, que intentará que sus aprendices se impregnen de su particular estilo.

Lorenzo Caprile

El estricto: «Tenemos que ser duros para mostrar a la gente cómo es la industria de la moda, que es mucho peor de lo que se ve aquí. La gente piensa que la moda es lo que las influencer­s e Instagram muestran, pero no».

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Alberto San Juan y Belén Cuesta interpreta­n a Balenciaga y a la reina Fabiola de Bélgica.
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«Balenciaga nunca se posicionó políticame­nte, pero no declararse franquista en la época ya me parece de cierta valentía», explica.
 ?? ?? «Balenciaga tuvo dos grandes amores en su vida. Vladzio D’Attainvill­e y Ramón Esparza», recuerda Alberto San Juan.
«Balenciaga tuvo dos grandes amores en su vida. Vladzio D’Attainvill­e y Ramón Esparza», recuerda Alberto San Juan.
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