Siempre se van las mejores
Andrea ha abandonado sin despedirse de sus compañeras. La joven no ha soportado ver a Álvaro rodeado de mujeres, a pesar del comportamiento ejemplar del muchacho.
Según la RAE, la celopatía es un transtorno producido por celos desmedidos de la persona amada y en LIDLT no se salva ni uno. Bueno, ni una, porque Andrea montó en cólera en cuanto vio a su novio bailando con el resto de tentadoras. ¿Que el chico no hizo absolutamente nada para desatar sus celos? Sí. ¿Que Andrea era el fichaje más potente y divertido de la edición? También. Con rostros desencajados y unas muecas que ni Joaquin Phoenix en Joker, la malagueña montaba en cólera cada dos segundos arrasando con el mobiliario del programa y con todo lo que se le pusiera por delante. Tras la primera fiesta, una de las más calientes de la historia del programa, Andrea no aguantó y abandono la aventura por la puerta de atrás y sin despedirse de nadie.
La cabra tira al monte
Dicen que en esta vida uno recoge lo que siembra y María tiene pánico a las semillas que dejó en la anterior edición. Y es que la novia de David sabe que la gente no cambia y que su chico puede cometer los mismos errores del pasado. De hecho, David ha dejado claro que llega a la villa dispuesto a pasárselo bien y a dejar que todo fluya. Ya en el primer programa, el participante enseñaba la patita pillándose un mosqueo monumental cuando Valeria, una de las tentadoras VIP, afirmaba que se habían besado durante una noche de fiesta. David lo negaba todo y le hacía la cruz a Valeria prometiendo no hablar con ella nunca más. Pero, ya sabéis que, cuando el río suena agua lleva y el Ken de Albacete no es precisamente conocido por su fidelidad.