Todo Terreno

ASÍ GANAMOS LA CUP 180

Hay experienci­as cuyo valor sólo puede ser apreciado con el paso del tiempo. Desde esta perspectiv­a, realmente tuvo mérito inventar una fórmula de competició­n como la CUP 180. Y tanto, o más, haber recuperado esta prueba mítica. Por eso es comprensib­le el

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Ding!, aviso de whatsapp entrante: ‘¿Te apetece ir a la CUP 180? ¿De copiloto?’ Antes de pensármelo, mis dedos ya han tecleado ‘Sí, si, sí!’ La CUP 180, la prueba de referencia en los 90 y primeros de éste siglo. ¡La del Coronel Tapioca! La aventura africana con la que, en otro tiempo, había soñado tantas veces. Claro que... ¿de copiloto?

Generalmen­te yo me siento a la izquierda y no me gusta que me “lleven”, además, no soy bueno con el GPS y los programas de navegación, pues siempre he tenido alguien a mi derecha que se ha ocupado de esos asuntos. Pero ¡Una CUP 180! No me puedo perder una oportunida­d como esta.

–Iremos dentro del equipo Automotor 4x4, seremos tres Toyota HDJ 80, preparados por ellos. Tienen mucha experienci­a en Marruecos.. Será fantástico, aseguraba José Luis Visedo, auténtico instigador de todo esto.

Pepe Barba

Sin comerlo ni beberlo, estaba dentro de un buen equipo y podría vivir mi CUP 180 con toda su intensidad y “casi” sin responsabi­lidad. Un chollo. Desde ese día, y como siempre pasa con la carreras, todo fue correr y correr. Que si la tienda (obligatori­a), los sacos, el pasaporte, el casco, el ordenador o la tablet para instalar los programas de navegación, que yo desconocía por completo... La nueva llamada vino al pelo: –Nos van a dar un curso de navegación, tienes que traer tu tablet. Por cierto, no vas a ir conmigo, irás con Borja. Clik.

La “master class” de navegación fue una ruina, pero muy ilustrativ­a. El programa fetén era Compe, que pude instalar en mi ordenador, pero no en mi nueva tablet. Bastó eso para comprender que en 10 días, a doble jornada, para adelantar el trabajo de los ocho días que pasaría fuera, no sería capaz de manejarlo con la soltura necesaria. Incluso devolví la tablet. Además, el profesor de navegación me reveló algo importante:

–¿Vas a ir con Borja? Pues prepárate. Es muy bueno. Rápido, serio, formal y muy competitiv­o. Con o sin tu ayuda estaréis arriba...

Y averigüé otra cosa: el tal Borja sólo tenía 23 años. Mi gozo en un pozo, pensé. En un ataque de honestidad le llamé:

–He bajado muchas veces a Marruecos. He corrido y ganado rallyes de regularida­d. Soy buen estratega y tengo muchas ganas, pero no estoy preparado para llevar la navegación y no quiero ser un lastre.

–No te preocupes, yo manejo bien el Lowrance (un GPS) y mi padre e Isidro Cuadrado, que copilotará a Julián Bornas y que vendrán con su Mitsubishi en el equipo, te podrán aconsejar.

Gracias a Isidro y Diego empece a ver la luz. Volví a comprar la misma tablet, instalé el TwoNav y ambos me aseguraron que me pasarían los mapas y ortofotos –imágenes vía satélite de altísima resolución–, con

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