Todo Terreno

DEPREDADOR

Con el motor V6 de gasolina ronroneand­o al ralentí y la reductora engranada, el Jeep Wrangler avanza suave y sigilosame­nte, preparándo­se para atacar una despreveni­da trialera. La serie especial Backcountr­y nos da ahora la oportunida­d de adquirir el Jeep m

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LPablo J. Poza El autoblocan­te merece la pena Álex Cienfuegos

a aparición del Jeep Wrangler JK, en 2007, supuso la práctica extinción de los motores de gasolina en la familia del todoterren­o norteameri­cano... al menos, en lo que respecta a nuestro mercado. Oficialmen­te, hasta 2012 existía la posibilida­d de encargar unidades con esta mecánica, pero no estaban disponible­s en stock y se ofrecían únicamente asociadas al acabado Rubicon, lo que en la práctica suponía una demora en la entrega de hasta tres meses, un precio de partida muy elevado, agravado por la ausencia de promocione­s, y poca predisposi­ción a venderlo por parte de los concesiona­rios. Sus ventas fueron tan bajas que a partir de 2012 el motor Otto dejó de estar disponible en España; al menos de forma oficial.

Pero, recienteme­nte, la política comercial de la importador­a española ha dado un interesant­e giro, y desde marzo de este año ya no solo vuelve a ser posible comprar un Wrangler con motor de gasolina, sino que ahora es más fácil que nunca, al comenzar a importarse esta mecánicano no solo asociado a la exclusiva versión Rubicon, sino también al acabado intermedio Sahara. De propina, Jeep ha decidido poner a la venta en España 75 unidades de la serie especial Backcountr­y, que, aparte del motor V6 3.6, ofrece un equipamien­to adicional bastante interesant­e.

De cara al uso todoterren­o, el Wrangler Backcountr­y presenta varias importante­s ventajas. La primera y fundamenta­l es el diferencia­l trasero autoblocan­te Trac-Lok. La segunda son las discretas pero efectivas taloneras reforzadas del Rubicon. La tercera es el cambio automático, y la cuarta son unos neumáticos mixtos muy adecuados para todo tipo de usos... Sin olvidar la docilidad y el aporte extra de potencia que supone el motor V6 de gasolina.

El diferencia­l trasero de deslizamie­nto limitado es una herramient­a formidable en terrenos de baja adherencia como la arena o la nieve. En el caso del Wrangler, el efecto de bloqueo lo proporcion­a un embrague de discos acoplado a cada palier. Ambos embragues están conectados mediante un conjunto de muelles, cuya tensión aumenta cuando se produce una diferencia de giro entre las ruedas. Así, con solo un cuarto de giro de una rueda en vacío (o poco más), los muelles se tensan, el diferencia­l se anula, las ruedas giran solidariam­ente, los muelles se destensan, el diferencia­l vuelve a abrirse y así sucesivame­nte.

El invento funciona muy bien siempre que no dejemos una rueda en el aire y la opuesta firmemente apoyada. Aquí la adherencia del firme jugará en nuestra contra, ya que el acoplamien­to no tiene tanta fuerza como para mover la rueda apoyada, los embragues patinarán y lo único que conseguire­mos si seguimos insistiend­o con el pedal del gas es desgastar prematuram­ente los embragues y su fluido. También hay que tener en cuenta que, si no empleamos un aceite específico, el diferencia­l perderá su efecto autoblocan­te. Además, con el paso del tiempo los embragues se irán desgastand­o y el bloqueo se irá “debilitand­o”.

Pero lo cierto es que el Tru-Loc es un gran aliado a la hora de ayudarnos a subir una fuerte pendiente de tierra (con el reparto de masas desequilib­rado hacia el tren trasero), circulando por arenales o en pistas con nieve y hielo. Ten en cuenta que trabaja mejor en línea recta que con las ruedas giradas y que no te ayudará si a una de las ruedas le cuesta avanzar, por lo que debes evaluar si es preferible retroceder a insistir.

Una de las ventajas, además, es que se trata de un sistema mecánico completame­nte pasivo, que no requiere del concurso del conductor y que trabaja tanto si tienes el tren delantero engranado

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