¡AVANTE TODA!
En su primera generación, el BMW X1 era, básicamente, un X3 algo más corto y ágil, pero en su segunda entrega ha adoptado un sistema de tracción delantera permanente con conexión automática del tren trasero.
Adiferencia de la primera generación (nacida en 2010), la segunda entrega del X1 sigue fielmente las pautas del manual para fabricar todocaminos compactos y medianos. Bajo su capó se esconde un motor transversal que entrega su fuerza a las ruedas de este eje de forma permanente y acopla progresivamente y de forma automática el tren trasero cuando las ruedas anteriores pierden tracción.
Pablo J. Poza Álex Cienfuegos
Este modelo es, además, ligeramente más corto que su predecesor (4 cm), mucho más aerodinámico (su coeficiente de penetración es de 0,29 frente a 0,32), más alto (5 cm), más pesado (60 kilos) y más ancho (2 cm), lo que se traduce en que su anchura de vías es también mayor (6 cm delante y 3 cm atrás) y, sobre todo, más homógenea. Curiosamente, su batalla es idéntica, aunque la plataforma sobre la que se construye su carrocería autoportante sea también diferente.
Nueva familia de motores diésel
Su oferta mecánica es muy amplia, si bien los motores menos potentes solo están disponibles con tracción delantera. En nuestro caso, hemos probado el turbodiésel de dos litros en su versión intermedia, que ofrece 190 CV y 400 Nm. Hay también una configuración menos potente de este bloque (150 CV) y otra que llega a los 231 CV, cifra hasta hace poco reservada a las mecánicas de tres litros.
En la práctica, su rendimiento es brillante y, junto con otras medidas como el sistema de parada y arranque, los neumáticos de baja resistencia a la rodadura o la aerodinámica activa (hay unas trampillas que se cierran cuando no se requiere aire forzado para refrigerar el motor), logra unos consumos increíbles. Y es que BMW ha echado el resto en este capítulo, interviniendo en todas las áreas posibles para lograr rebajar el consumo, incluida