LA PREHISTORIA DEL TODOTERRENO
CITROËN Y LA AVENTURA Dos décadas antes de que los Willys MB comenzaran a producirse, cinco unidades del Citroën B2 adaptadas para circular con orugas cruzaban los 3.000 kilómetros de desierto que separan la argelina Touggourt de la maliense Tombuctú, sen
Cuando pensamos en aventura y todoterreno, nos vienen a la mente marcas como Jeep, Toyota o Land Rover, quizá porque Citroën lleva décadas sin ofrecer un producto emblemático que podamos asociar a aquellos valores. Pero la historia de todoterreno y aventura de Citroën comienza, en realidad, mucho antes de que naciera cualquiera de esas tres míticas marcas.
Raid Citroën
Hablamos de diciembre de 1922. Desde hacía más de un año, Citroën fabricaba versiones especiales de su berlina B2 con orugas de caucho en lugar de ruedas traseras, diseñadas por el ingeniero Adolphe Kégresse. André Citroën, quien además de ingeniero y fundador de la marca que lleva su apellido era todo un visionario de la publicidad, decidió poner en marcha la primera de lo que se convertiría en una saga de aventuras: el Raid Citroën.
Así, el 18 de diciembre de 1922, cinco de estos vehículos abandonaron Touggourt para adentrarse en el desierto con sus camellos mecánicos cargados con toda la impedimenta necesaria para llevar a cabo la aventura en una época en la que la carretera transahariana no existía, tampoco había GPS, teléfonos satélite ni mapas detallados de la zona; las tiendas de campaña eran de lona, las conservas estaban enlatadas y los motores de combustión de los B2 apenas ofrecían 10 CV, por lo que la velocidad máxima era de poco más de 40 km/h.
Con todos estos ingredientes, las posibilidades de fracaso eran muy elevadas, pero los expedicionarios, en su mayoría militares y mecánicos, lograron superar los 3.000 kilómetros de arena, ventisca, piedras, noches bajo cero, soledad e incertidumbre en solo tres semanas, documentando además la hazaña en un exquisito diario de obligada lectura para cualquiera que haya estado alguna vez en el norte de África.
Crucero Negro
Tal y como había previsto André Citroën, el éxito de la aventura convierte sus vehículos en tema de conversación universal, y pronto empieza a pergeñarse una aventura mucho más ambiciosa. Planteado como una expedición científica, el Crucero Negro tiene como objetivo atravesar África de Norte a Sur,