EL CAMBIO AUTOMÁTICO OFRECE SOLO CUATRO RELACIONES, PERO PERMITE SUPERAR LOS OBSTÁCULOS CON LA MÁXIMA PROGRESIVIDAD
rías de consideración. Las incidencias principales han sido consecuencia de la elevación de las suspensiones. La inyección y presión de turbo también ha presentado alteraciones, lo que ha obligado a cambiar la instalación eléctrica de la inyección y una válvula de la bomba inyectora.
En carretera, se mantienen el confort y silencio de marcha del vehículo original, solo enturbiados por el ruido de rodadura de los neumáticos de tacos (muy gastados el día de nuestra prueba) y un escape modificado y ligeramente más ruidoso que el original. El Land Cruiser circula muy correctamente a velocidades legales, aunque con sensaciones poco deportivas. Durante el recorrido nos comenta su propietario que los consumos en carretera se estabilizan en torno a los 13 litros cada 100 km, mientras que en pista o zonas de arena se puede llegar a 20 litros; cifras muy razonables para un todoterreno de este porte, acostumbrado a condiciones de utilización realmente severas.
Su terreno favorito lejos del asfalto son las pistas y caminos, preferiblemente las zonas más rápidas. La batalla larga y sus eficaces suspensiones, suaves a bajo ritmo, pero firmes cuando es necesario, otorgan excelente aplomo, incluso aumentando el ritmo a niveles más que deportivos. Además, este buen rendimiento no desfallece en el tiempo, lo que, unido al confort general del coche, le convierten en un vehículo muy adecuado para grandes expediciones o rutas todoterreno. El límite en las competiciones de aventura viene marcado por el eje delantero y sus suspensiones independientes, que en general funcionan muy bien, pero exigen gran atención en las zanjas más profundas y evitar los saltos más salvajes para no descuadrarlo. El poderoso y fiable motor de seis cilindros ofrece buen rendimiento, y las mejoras efectuadas ayudan a incrementar la respuesta en baja. El cambio automático ofrece solo cuatro relaciones (una de las cuales es una sobremarcha u overdrive), demasiado abiertas y lentas en el paso de una a otra, que penalizan la respuesta en los caminos más ratoneros. Cuando el terreno se complica y aparecen las trialeras, sale a relucir su raza de auténtico todoterreno, y ahora el suave cambio automático es nuestro aliado. Junto con la eficaz reductora y el bloqueo del diferencial central, se pueden superar casi todos los obstáculos, incluso a pesar de su elevado tamaño y peso, superior a los 3.000 kilos con todo el equipamiento y ocupantes. Y en caso de apuro todavía disponemos del bloqueo manual del diferencial trasero para asegurar el avance y recordarnos la vieja máxima: “si cabe, pasa”.