SANTANA 109 SERIE III 40 AÑOS ATRÁS...
Metálica, muy mecánica y ruda, esta versión hispánica de los Land Rover de la época era la propuesta de los años 70 para quien quisiera un todoterreno en aquellos tiempos remotos.
C. Ramírez
Ea ergonomía al volante y las ayudas a la conducción brillan por su ausencia. Por no haber, ni siquiera hay un asiento adecuado para el trato duro del vehículo en campo, y en su lugar encontramos uno de plástico y nada anatómico. La dirección es lenta, dura y con muy poco ángulo de giro. Si a esto le añadimos unos frenos de tambor de escasa eficacia, nos daremos cuenta de que conducir esta leyenda de la automoción requiere un periodo de adaptación.
El motor de escasa potencia y gran avidez por el gasóleo ayuda a plantearse las cosas con calma, en armonía con la dirección y los frenos. La suspensión es muy básica. Sus ballestas y amortiguadores ofrecen un confort más que reducido, y la tracción que proporcionan es precaria.
Por su parte, el cambio está bien escalonado para las posibilidades del propulsor, y el embrague resulta un tanto duro para los cánones actuales. La capacidad de carga es, sin duda, su punto fuerte, dadas sus generosas proporciones.
Al volante nos encontramos con un vehículo lento que requiere mucho esfuerzo para sacarle un poco de rendimiento. Sus prestaciones son muy escasas y se bebe 12 o 13 litros en cuanto intentemos apurar un poco la mecánica, situación que le resulta especialmente incómoda al propulsor, que prefiere ir a su ritmo, sin prisa pero sin pausa. No obstante, conducir este tipo de vehículo es sumamente divertido, porque son las aptitudes y la actitud del piloto las que determinan sus capacidades.
Tener de un clásico como este es una cuestión de corazón y no de razón. Si además disponemos de un grupo de amigos con vehículos similares, pasaremos momentos inolvidables disfrutando de su conducción.
Si tienes uno, consérvalo y restáuralo. Si no lo tienes y deseas tenerlo, no hay problema; si buscas, encontraras unidades en funcionamiento por unos 1.000 euros, similares a la que te presentamos en este número, deseosas de ser debidamente restauradas. ¿Te animas?
1947
Los hermanos Wilks, directivos de Rover, desarrollan un vehículo todo terreno basado en el ya por entonces famoso Jeep norteamericano.
1949
Rover inicia la producción de la Serie I.
1955
Se funda Metalúrgica de Santa Ana en Linares, Jaén.
1958
Santana comienza el montaje de los Land Rover Serie II de 88 pulgadas.
1959
Inicio de la comercialización de los Land Rover Santana. En versiones corta y larga.
1969
La versión larga o 109 incorpora cinco puertas.
1974
Aparece la Serie III.