EL SALPICADERO HA SIDO RENOVADO POR COMPLETO PARA MEJORAR TANTO SU DISEÑO COMO, SOBRE TODO, LA ERGONOMÍA Y LA PRACTICIDAD

que a la anchura de la caja se refiere, con un máximo de 1.645 mm, un espacio que solo es aprovechable al máximo en la parte más cercana a la tapa, ya que los pasos de rueda, muy cercanos a la cabina, restan unos 20 centímetros a cada lado. Sin embargo, la longitud disponible es de 1.525 milímetros, entre 25 y 50 mm menos que en sus rivales.

Aunque nuestra unidad de pruebas no equipaba ninguno, algo poco habitual, la disponibilidad de accesorios originales para la zona de carga es amplia. De esta forma, se puede optar por unas barras cromadas (por 920 euros IVA incluido, otros impuestos y gastos aparte), una capota rígida (2.057e), un protector de caja en material plástico (179e)... y así un largo etcétera. Todo ello a sumar a los 42.807e que cuesta la versión examinada en esta prueba.

Nueva generación, nuevo estilo

En un rápido vistazo a la carrocería, salta a la vista que es uno de los aspectos en los que más ha ganado frente a su antecesor. De las formas impersonales de este se ha pasado a un estilo atractivo, sobre todo en el frontal, con unas líneas afiladas y unos faros y parrilla más estilizados. En el caso de los acabados más completos, el VX y el VXL de la unidad de pruebas, los cromados tienen un gran protagonismo (paragolpes trasero, carcasas de los retrovisores, tiradores de las puertas, etc), algo que añade un mayor refinamiento estético si cabe.

El habitáculo también ha sido remodelado por completo y hereda muchas soluciones empleadas en los turismos de la marca, como la pantalla central de 7,0 pulgadas con manejo totalmente táctil. Los materiales empleados no son lujosos, aunque dan una impresión de buen ajuste y durabilidad. Entre los elementos novedosos, también encontramos el acceso y arranque sin llave (el motor se pone en marcha y se detiene pulsando un botón), el cuadro de mandos con esferas analógicas para el tacómetro y el velocímetro y una pantalla TFT en color de 4,2” para el ordenador de a bordo, o el volante de cuatro radios, con un grosor y un diámetro perfectos.

La optimización del espacio disponible en el salpicadero y el ingenio de los responsables de diseño también ha dado lugar a una segunda guantera con tapa en el salpicadero, reubicando el airbag del copiloto en la parte superior. La ergonomía también ha ganado muchos enteros, con detalles como los mandos circulares para regular la temperatura del climatizador automático monozona (antes se seleccionaba mediante botones) o el mando para conectar la tracción total, ubicado a escasos centímetros del volante. Por el contrario, como suele suceder en los modelos japoneses, ideados para tener el volante a la derecha, la palanca de la transmisión automática está ligeramente desplazada hacia ese lado, aunque no