EN ESTE AMAROK DEBERÁS ELEGIR ENTRE TRACCIÓN TOTAL PERMANENTE O REDUCTORA. NOSOTROS NOS QUEDAMOS CON LA PRIMERA
permanente viene muy bien en vehículo que, por reparto de masas y falta de elasticidad en la suspensión, no puede ofrecer la capacidad motriz de la que sí dispondríamos en un todoterreno equivalente.
Ahora bien, solo si vas a dedicar tu pick up a practicar todoterreno extremo sin tocar el asfalto o si valoras los consumos por encima de la seguridad activa, la tracción conectable y la reductora son aconsejables.
Adiós a los frenos de tambor
Otro aspecto que marca un antes y un después en este Amarok son los frenos traseros de disco. Tradicionalmente, los pick ups montaban tambores para evitar bloquear el tren trasero cuando estuviera descargado, pero desde que el módulo ABS incorpora la distribución electrónica de la fuerza de frenado en función de la carga, ya no existe razón para no montar discos... aparte de la económica.
Los discos traseros no solo aportan mayor potencia de frenado, sino que contribuyen a mejorar la resistenacia a la fatiga del sistema de frenos y, aún más importante, permiten implementar funciones del módulo ABS/ESC incompatibles con los tambores, aumentando drásticamente la seguridad activa y contribuyendo a mejorar también el tacto de los frenos.
Y es que el tacto en general de todos los sistemas está más próximo al de un turismo que al de un vehículo industrial. Quizá solo el Nissan NP300 Navara de doble cabina, con su suspensión trasera de muelles pero sin discos de freno traseros, puede competir con el Amarok a la hora de trasladar esta sensación al volante. Aquí, no obstante, el alemán cuenta con la ventaja de la ubicación de sus ballestas prácticamente pegadas a las ruedas, dejando un brazo de palanca mínimo entre el abarcón y el buje. Por otra parte, su chasis es también más estrecho (las ballestas van ancladas en los laterales de los largueros, y no bajo aquellos), y esto se traduce en una gran rigidez torsional que, si bien puede reducir la motricidad en campo, contribuye a lograr una mayor sensación de precisión de guiado al volante en carretera.
Puestos a poner objeciones, tan solo podríamos mejorar el tacto rígido del plástico del salpicadero, la consola central o los guarnecidos de las puertas, plásticos que, por otra parte, no crujen ni están mal ajustados. En realidad, el interior del Amarok es simple, rectilíneo y funcional, desprovisto de recursos estéticos llamativos, lo que no impide que sea uno de nuestros favoritos. Parafraseando nuevamente a Ortega y Gasset, “la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora”.