EL 13 DE LA BUENA SUERTE
Un auténtico zorro del desierto, piloto de la vieja guardia curtido en mil batallas africanas, Stéphane Peterhansel hizo valer la experiencia para sumar su decimotercera victoria en el Dakar. El francés fue quien mejor supo entender esa suerte de ‘vuelta
Controlando desde la retaguardia, esperando su momento, “Peter” atacó cuando había que hacerlo, aprovechando los tropiezos de sus más directos rivales, entre ellos Nasser Al Attiyah y Carlos Sainz, que quedaron muy pronto fuera de carrera. El catarí había arrancado con mucha fuerza y se postulaba, sin duda, como uno de los claros aspirantes a la victoria; el español, por su parte, era ya el líder virtual del rallye cuando un error le envió barranco abajo camino de Tupiza.
Todos los esfuerzos de Peterhansel se centraron entonces en mantener a raya a Nani Roma, impecable en su primera actuación al volante del Toyota Hilux, y a un sorprendente Sébastien Loeb que, tras su excelente estreno del año pasado, estaba superando las jornadas de arena y navegación con mucha más solvencia de lo esperado. El nueve veces campeón del mundo de rallyes y su copi, Daniel Elena, que se mostró muy seguro en los días clave, fue, de hecho, el único que realmente consiguió poner contra las cuerdas a ‘Monsieur Dakar’. El duelo que ambos mantuvieron en los compases finales de la carrera fue épico y se resolvió por mínimos detalles. El propio Peterhansel reconoció que, de no haber mediado un pinchazo, el ganador hubiera sido su compatriota. Sin el tiempo perdido en ese incidente (y el que se dejó por un problema con el turbo unos días antes) probablemente hoy estaríamos hablando del primer triunfo de Loeb en la carrera sudamericana.
Para entonces, Nani Roma y su copi Álex Haro ya habían perdido toda opción: Tras un buen inicio, el de Folgueroles mantuvo vigilados muy de cerca a los de cabeza, esperando poder atacar en la definitiva etapa de Belén, escenario más propicio para su Hilux, pero la cancelación de esa jornada clave desbarató