Todo Terreno

CUANDO EL RÍO SUENA...

Te encuentras en plena ruta y el traqueteo de las rotas pistas marroquíes acaba por partir el soporte del silencioso del escape y, con él parte de la línea de escape. Es hora de ponerse manos a la obra.

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Generalmen­te, un cambio de sonido en el sistema de escape implica que los gases no salen por su parte final. El origen puede ser una soldadura que se abre o una sección de chapa que se agrieta. Pero también puede ser que los soportes del sistema de escape se rompan y llevemos el escape a rastras. Si un soporte cede, lo más normal es que el sobre-esfuerzo al que se someten los soportes adyacentes haga que aquellos terminen cediendo y acaben rompiéndos­e también. Y como las penurias nunca vienen solas, con varios soportes rotos, el escape se descuelga y comienza a golpear con todo lo que encuentra, hasta que se parte o terminemos llevándolo arrastras.

Esto fue lo que nos sucedió durante el transcurso de un viaje por el Atlas marroquí. Un soporte en mal estado y el traqueteo de las duras pistas de nuestro vecino del sur dejo el tubo de escape apoyado en el

Carlos Ramírez

eje trasero y partido en su tramo final.

En nuestra caja de herramient­as nunca debe faltar un rollo de un par de metros de alambre de dos o tres milímetros de diámetro de varilla. Con él podemos hacer abrazadera­s a medida para un manguito de goma o sujetar cosas. En el caso del escape, por su temperatur­a de funcionami­ento, no es posible emplear bridas, y tampoco debemos usar cable rígido de cobre, ya que las primeras no soportan las temperatur­as del escape y el segundo se dilata con la temperatur­a, por lo que el rollo de alambre será nuestro único remedio.

Antes de ponernos manos a la obra, hay que recordar que el escape está muy caliente. A la salida de los cilindros, los gases del motor alcanzan los 700º centígrado­s. Esperar un tiempo y utilizar guantes son dos medidas de seguridad que debemos adoptar. En segundo lugar, debemos analizar los daños, no solo en el sistema de escape sino también en las zonas por donde discurre.

El siguiente paso es posicionar el escape en su sitio y analizar cómo lo podemos sujetar, manteniénd­olo alejado de cables eléctricos o de los tubos de combustibl­e. Como paso previo, lo podemos ir apuntando con bridas. Con el escape centrado en la posición más convenient­e, procedemos a fijarlo haciendo abrazadera­s de alambre. En nuestro caso empleamos uno de los largueros del chasis y un travesaño como puntos de anclaje.

Es muy importante que quede firmemente sujeto, porque, si no, el movimiento que

LAS AVERÍAS EN EL SISTEMA DE ESCAPE SUELEN AVISAR CON RUIDOS QUE NOS AVISAN DE QUE ALGO NO VA BIEN

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