GRACIAS A LA CAJA DE NUEVE MARCHAS, VIAJAMOS A 120 KM/H A MENOS DE 1.700 R.P.M.
El parecido del Discovery Sport con su flamante hermano mayor es innegable. Ambos comparten numerosos rasgos de diseño, se basan en una estructura autoportante, pueden disponer de siete plazas e, incluso, tienen en común el motor diésel de 180 CV. Pero, lejos de lo que su compartido lenguaje de diseño pueda hacer pensar, se trata, en realidad, de vehículos netamente diferentes.
De entrada, el motor del Discovery Sport va montado en posición transversal, lo que condiciona que su cadena cinemática sea completamente distinta, muy similar a la de cualquier turismo y muy alejada de la de un verdadero todoterreno. Esta configuración permite ahorrar peso, espacio y combustible, ya que en circunstancias normales será el tren delantero el que se encargue de llevar toda la potencia al suelo, mientras el trasero recibirá par solo cuando sea realmente necesario. Del mismo modo, la caja de cambios, de nueve velocidades, es extremadamente compacta, ya que tiene que caber al lado del motor, y su límite de par máximo es inferior al de la caja de ocho relaciones del Discovery “longitudinal”. Y, por supuesto, no hay una reductora, pero tampoco es necesaria. Este vehículo no ha sido diseñado para ir constantemente buscando el “más difícil todavía”, pero está preparado para sorprendernos gratamente cuando encontremos una dificultad imprevista en nuestra ruta. Con esa idea, nos planteamos un recorrido entre viñas por la comarca leonesa del Bierzo, un itinerario que nos permitirá transitar por diversos escenarios; desde la inmaculada autopista A6 hasta los delicados caminos de tierra y pizarra con abruptas pendientes de los viñedos situados a mayor altitud.
Nueve velocidades
Así, salimos desde Madrid y enseguida nos percatamos de una de las peculiaridades del Discovery Sport, que en realidad es común con el Range Rover Evoque y, en mayor o menor medida, con otros todocaminos equipados con la revolucionaria caja de cambios ZF9HP automática, de nueve relaciones: la novena es muy larga, de unos 72 km/h cada 1.000 r.p.m. En llano y a los 120 km/h de rigor, el motor mantiene un tranquilo régimen de menos de 1.700 vueltas, pero a nada que pisemos un poco más de la cuenta el pedal del gas o si aparece una pendiente