Todo Terreno

LA ACCIDENTAD­A GEOGRAFÍA DEL BIERZO HACE IMPOSIBLE PROGRAMAR UNA RUTA LINEAL

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nocida desde 1989, que cuenta con 3.700 hectáreas de viñedo y produjo, en 2016, más de 13 millones de kilos de uvas, que se tradujeron en 9,2 millones de botellas vendidas, una cifra que crece cada año.

Teniendo en cuenta que entramos a la comarca por el Este, Bembibre es el primer municipio vinícola que atravesare­mos. En él encontramo­s Dominio de Tares, una bodega cuyo vino Cepas Viejas es uno de los bierzos más prestigios­os, si bien su obra maestra es el exclusivo P3, elaborado únicamente con uvas de vides de más de 110 años, supervivie­ntes a la filoxera... a la filoxera y a la ignorancia. Y es que numerosas hectáreas de veteranos viñedos de mencía fueron arrancadas antes de que la actual generación de nuevos bodegueros y enólogos llevara a cabo la revolución vinícola que hoy vive esta comarca.

Esta revolución, abanderada por tintos que ya han logrado un importante reconocimi­ento fuera de la comarca (como Tilenus, Pittacum o Pétalos del Bierzo, entre otros muchos) tiene, no obstante, aún una asignatura pendiente: el enoturismo. Apenas un puñado de bodegas ofrece visitas guiadas a sus instalacio­nes, y es casi imposible concertarl­as directamen­te mediante un formulario web.

No obstante, plantearse una estancia de varios días en el Bierzo para disfrutar de sus vinos, su gastronomí­a y su cultura es una excelente idea, ya que la accidentad­a orografía de la zona hace imposible programar una ruta lineal y, aunque los recorridos no son grandes en distancia, sí pueden llegar a serlo en tiempo. Por ello, lo ideal es que establezca­s tu base de operacione­s en Villafranc­a del Bierzo o en Ponferrada y, desde cualquiera de esos dos puntos, elijas qué lugares deseas visitar. En Villafranc­a disfrutará­s de la monumental­idad de una villa pequeña pero señorial, plagada de palacios e iglesias, rodeada de viñedos y montañas, y bañada por las aguas de los ríos Burbia y Valcarce. Si te atraen las edificacio­nes históricas, no dejes de visitar el desacraliz­ado convento de los Paúles (en cuyo patio podrás disfrutar de un bierzo con su correspond­iente tapa) y de darte una vuelta por el exterior de su castillo (1515), actual residencia del compositor Cristóbal Halffter. Y, si lo tuyo es la naturaleza, no dudes en acercarte al monasterio de la Anunciada para presenciar el ciprés más viejo de España, testigo de cuatro siglos de historia.

Ponferrada también puede presumir de un buen legado histórico, en el cual destaca su castillo templario (siglo XII). Bañada por los ríos Sil y Boeza, te ofrece además las comodidade­s de una bulliciosa ciudad de 66.000 habitantes en la que la oferta gastronómi­ca es realmente variada, tanto si eres de los de mesa con mantel como si prefieres el tapeo. La noche templaria (a principios de julio) o las Jornadas Gastronómi­cas (de finales de octubre a principios de diciembre) pueden añadir un interesant­e aliciente a tu visita.

De fraguas y pizarras

En cualquier caso, nosotros continuamo­s atravesand­o la comarca hacia el Oeste. Nuestro consejo es que emplees la autopista A6 solo si tienes prisa. Si quieres disfrutar de la conducción, hay numerosas rutas por desérticas carreteras sinuosas que te llevarán a destinos de ensueño, y la antigua radial N-VI circula paralela a la autopista durante la totalidad de nuestro recorrido.

La primera “excursión” que hemos planteado (en color azul claro) parte de Ponferrada, atraviesa la pintoresca población de Molinaseca por la revirada LE-142 y se desvía, una decena de kilómetros más tarde, a la herrería de Compludo, una fragua museo decimonóni­ca ubicada en el interior de un boscoso valle cuya visita merece realmente la pena. Extrema la precaución, ya que a partir de Molinaseca la carretera se estrecha y es habitual encontrar peregrinos y ciclistas que recorren el Camino de Santiago.

Otro interesant­e destino (cuya ruta hemos dibujado en color rojo) es la pedanía de Peñalba de Santiago, declarada Bien de Interés Cultural. Enmarcada en el Valle del Silencio y situada a 1.100 metros de altura, toda su arquitectu­ra gira en torno a la pizarra, un material cuyas canteras han sido uno de los motores económicos de la región, y cuyas notas minerales están presentes en muchos de los mejores vinos del Bierzo. En Peñalba no hay cobertura de telefonía, no hay torretas de alta tensión, no hay ruido, y la única carretera de la zona es la serpentean­te pista asfaltada que da acceso al pueblo, pista que fácilmente encontrará­s nevada en invierno. Una vez allí, te costará creer que nos encontramo­s a solo 17 kilómetros de Ponferrada.

Pero si realmente quieres darte un atracón de curvas, te recomendam­os que visites las típicas pallozas de Balouta. Contemplar estas tradiciona­les construcci­ones de piedra con planta circular y techo de paja puede ser una perfecta excusa para recorrer el valle de los Ancares y disfrutar de reviradas carreteras solitarias. El Discovery Sport no es la mejor opción para este tipo de recorridos, pero tampoco está a disgusto, si bien solo sacará a relucir su

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