JEEP WRANGLER UNLIMITED SAFARI
UNA PREPARACIÓN TRIALERA CON UNA CARROCERÍA TRANSPARENTE ES UNA IDEA INTERESANTE PARA DISFRUTAR AL MÁXIMO DEL ENTORNO
En los años 50 y 60, algunos estrafalarios prototipos con techos de cristal sintético y formas redondeadas rompieron con la ortodoxia de los techos metálicos o descapotables. Fue una moda pasajera reflejada en futuristas prototipos como los General Motors Firebird II o Buick Motorama, que no se materializó en modelos de producción por la imposibilidad de solucionar problemas técnicos asociados con la fiabilidad, la resistencia o el peso de estos materiales. Así, las carrocerías transparentes habían permanecido en el olvido... hasta ahora. Si pensabas que habías visto todas las transformaciones posibles sobre el Wrangler, los responsables de diseño de Jeep y Mopar han vuelto a sorprendernos con una carrocería transparente que, además, es completamente funcional, lo que ha requerido cientos de horas de transformación. La idea detrás del concepto es ofrecer una visión del exterior lo más amplia posible a todos los ocupantes del vehículo. Para ello ha habido que rediseñar toda la carrocería, incluyendo los pilares centrales ( ahora tubulares), los traseros ( transparentes) y, sobre todo, las puertas, que no solo son completamente transparentes, sino que además se abren de par en par para dar acceso a cuatro asientos individuales, de los cuales los dos traseros están ligeramente inclinados hacia el exterior de la carrocería para favorecer la contemplación del entorno. El techo, no obstante, no es transparente, sino tan solo traslúcido, ya que sobre él va montada una baca en la que se ancla un dron con el que podemos grabar nuestras aventuras para poder ver después aquello que nos hayamos perdido “en directo”. Por supuesto, para poder contemplar paisajes increíbles, lo primero que hay que hacer es llegar hasta ellos. Y en este aspecto, el Safari hace honor a su nombre con un kit de elevación, ruedas MT de 89 centímetros de diámetro, ejes sobredimensionados con bloqueos de diferencial, protecciones inferiores y una carrocería con los voladizos recortados. Bajo el capó encontramos el motor estándar para el mercado norteamericano: el V6 Pentastar de gasolina de 3,6 litros y 286 CV que tan bien le sienta al Wrangler, como comprobamos recientemente en la prueba de la serie especial Backcountry, acoplado al veterano cambio automático de cinco velocidades.