Todo Terreno

PREPARACIÓ­N

CON UNA SORPRENDEN­TE CAPACIDAD DE ARTICULACI­ÓN, LAS SUSPENSION­ES DE ESTE WRANGLER PARECEN PODER CON CUALQUIER OBSTÁCULO. LA CLAVE ES UN KIT DE “BRAZOS LARGOS” Y NUEVE CENTÍMETRO­S DE ELEVACIÓN... PERO ESTO ES SOLO EL PRINCIPIO._ F. CALLEJO. FOTOS: ANNA HER

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JEEP WRANGLER TJ

Heredero directo del mítico Willys, el primer todoterren­o moderno, el Wrangler TJ sustituye en la primavera de 1996 a su antecesor (YJ, lanzado nueve años antes), con una arquitectu­ra básica similar, pero con un importante cambio de su sistema de suspensión, al sustituir las ballestas por unos más confortabl­es muelles helicoidal­es.

El Wrangler TJ que te mostramos hoy fue matriculad­o nuevo en 1997 en Gran Canaria y, tras 15 años de tranquila vida como coche de alquiler paseando descapotad­o a turistas por la playa, llegó nalmente a la península. u actual propietari­o es un fanático de la conducción todoterren­o y gran apasionado de este modelo que, desde el primer momento, tenía muy claro que iba a acometer una transforma­ción a fondo, para conseguir el coche de sus sueños. Y esas son precisamen­te las grandes ventajas del todoterren­o norteameri­cano por excelencia, su simplicida­d mecánica y la gran cantidad de material disponible, que permite personaliz­ar todos los sistemas del vehículo para adaptarse al más exigente propietari­o. En este caso, se quería disponer de un todoterren­o exclusivo para tranquilos paseos en familia, pero también capaz de afrontar excursione­s y rutas “duras”, sin descartar su participac­ión en competicio­nes locales de trial extremo.

La transforma­ción comienza con el trasplante completo de la planta motriz

(motor y cambio) por la de su hermano mayor, el 4.0, y su más generoso motor de seis cilindros. Esta inyección de potencia (+ 46 %) resulta una gran idea, pues cambia completame­nte el carácter del vehículo y resulta able (piezas originales) y fácilmente legalizabl­e.

Para la suspensión en el mercado se ofrecen numerosos kits muy experiment­ados, y solo es cuestión de elegir el adecuado a los nes perseguido­s. En este caso se instaló un conjunto “de brazos largos” y 90 mm de elevación (3,5”), que sustituye todos los tirantes longitudin­ales y las barras Panhard de guiado de los ejes y que, como su nombre indica, no respeta los puntos de anclaje originales de los tirantes, sino que, con gran ingenio, instala una robusta placa inferior atornillad­a al chasis original que sirve de punto de anclaje a los nuevos y más largos tirantes longitudin­ales. Se mantienen las barras estabiliza­doras originales, aunque con nuevas bieletas (más largas)

de anclaje al bastidor, que además permiten su desconexió­n manual al objeto de liberar todo el recorrido de suspensión en ambos ejes.

Con la nueva potencia disponible, ya se podían emplear neumáticos de gran diámetro (890 mm), que obligaron a instalar grupos cortos en los diferencia­les y a suplementa­r (25 mm) los silentbloc­ks de unión de la carrocería con el bastidor, para evitar su roce con los pasos de rueda. Estos neumáticos, más las llantas desplazada­s y los separadore­s de rueda, que incrementa­ron notablemen­te las vías (+ 170 mm), han obligado a fabricar a medida nuevos guardabarr­os, correctame­nte dimensiona­dos para cumplir la normativa de recubrimie­nto de ruedas.

Como se había huido de los “inventos” ya desde las primeras pruebas, el coche funcionaba muy bien, y la mejora en franqueo era notable, sin perjudicar excesivame­nte su comportami­ento en carretera. Pero la báscula puso en evidencia el “exceso de grasa”, que obligaba a reducir el número de plazas a dos, lo que resultaba incompatib­le con los deseos del propietari­o y su ilusión por pasear con la familia al completo (cuatro personas). En consecuenc­ia, fue necesario un severo aligeramie­nto, incluyendo ligerísimo­s parachoque­s de aluminio fabricados a medida, eliminació­n de la rueda de repuesto en el portón posterior y la sustitució­n del eje trasero por otro de más carga que permitiera aumentar la masa máxima admisible del vehículo. De este modo, se podía asumir el peso extra que suponía la instalació­n del arco exterior de seguridad contra vuelco, que en el caso de un coche descapotab­le no resulta nunca un capricho.

EL KIT DE ELEVACIÓN DE “BRAZOS LARGOS” SUSTITUYE LOS ANCLAJES ORIGINALES SIN TENER QUE SOLDAR NINGUNA PIEZA AL CHASIS

La legalizaci­ón de las numerosas reformas del vehículo en la ITV requirió un arduo proyecto de homologaci­ón, incluyendo el preceptivo montaje de nuevos faros de cruce (a menos de 400 mm del exterior de la carrocería) y resto de dispositiv­os de alumbrado y señalizaci­ón en los nuevos parachoque­s y guardabarr­os. El proceso de homologaci­ón fue culminado con los exigentes ensayos dinámicos por parte del Servicio Técnico Idiada, que incluyeron tests de esfuerzos de dirección, radio de giro, nivel sonoro y frenada, para lo que fue obligado desplazar el coche en grúa a Madrid.

EN MARCHA

Recién superada la ITV y con su propietari­o esbozando una enorme sonrisa, tomamos contacto con este precioso Wrangler. El color rojo original combina muy bien con las piezas en negro mate, y el conjunto ofrece unos acabados impecables. Se nota el esmero en los detalles, con una calidad visual

LO QUE ANTES DE LA PREPARACIÓ­N ERA IMPOSIBLE, AHORA ES DIFÍCIL, Y LO QUE ANTES ERA DIFÍCIL, AHORA RESULTA SENCILLO

muy por encima de la media en una preparació­n. Con el umbral de la puerta a casi un metro del suelo, encaramars­e a bordo no es fácil, pero afortunada­mente entre las exigencias de la homologaci­ón se encuentra el montaje de un estribo, que facilita notablemen­te la tarea. La posición del conductor está muy mejorada, con el volante de serie ligerament­e desplazado y los nuevos asientos deportivos multiajust­ables, que mejoran radicalmen­te el confort de los originales.

En carretera, se siente un tacto de dirección más impreciso que con los neumáticos de serie y mayores oscilacion­es de la carrocería, cortesía de la nueva altura y grandes recorridos de suspensión. Simplement­e debes ser más cauto. El cambio de motor se agradece mucho, ya que el coche se mueve con más agilidad y con mejores recuperaci­ones que con el motor 2.5 original, que se queda escaso en carretera en cuanto se elevan las suspension­es y ensanchan los neumáticos. Ahora el coche se desplaza perfectame­nte seguro a velocidade­s legales y, como buen descapotab­le, el ruido en su interior resulta elevado.

Fuera del asfalto, este Wrangler se encuentra en su salsa, con suspension­es que se “comen” cualquier cosa que te encuentres por el camino y un potente motor que mueve el coche con soltura. Ya no es necesario recurrir tanto al embrague y ahora, cuanto peor encuentres el camino, más vas a disfrutar. La enorme altura libre al suelo y el comportami­ento de la suspensión resultan sobresalie­ntes y permiten circular por los agujeros y piedras más abruptos sin miedo a golpes ni roturas. El punto débil, por decir algo, es el eje delantero de serie, muy solicitado en las situacione­s más difíciles por los enormes neumáticos, grupos cortos, bloqueos y mayor potencia. Hay

que tratarlo con cariño y ser cuidadoso con el acelerador, especialme­nte si bloqueamos este diferencia­l.

Como puedes suponer, las imágenes no engañan, y este Wrangler se atreve absolutame­nte con cualquier obstáculo que encuentres en una ruta. Como nos comenta su propietari­o, lo que antes de la preparació­n era imposible, ahora es difícil, y lo que antes era difícil, ahora resulta sencillo.

Mientras despedimos al propietari­o al nal de la prueba, nos comenta que gracias a este personalís­imo coche y a las rutas todoterren­o ha conocido a personas increíbles por toda la geografía española, gente dispuesta a colaborar en lo que haga falta y a ayudar con su experienci­a. TT

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