MERCEDES GLA 220 CDI
UNO DE CADA DOS TODOTERRENOS Y TODOCAMINOS VENDIDOS POR MERCEDES ES UN GLA, UN PRODUCTO VERSÁTIL Y RELATIVAMENTE ASEQUIBLE QUE PRESENTA IMPORTANTES VIRTUDES PERO NO MENOS SIGNIFICATIVAS CARENCIAS, ALGUNAS DE LAS CUALES SE HAN CORREGIDO CON SU ÚLTIMO REDIS
Entre los 27 turismos y todoterrenos que Mercedes comercializa en nuestro mercado, el GLA es el segundo modelo más vendido, superado solamente por su hermano asfáltico Clase A. Y si nos limitamos a los ocho modelos de todoterrenos y todocaminos vendidos en España por la marca alemana, el GLA es el responsable de la mitad de sus matriculaciones. Así que no es de extrañar que Mercedes haya puesto un especial énfasis en tratar de corregir aquello que no era redondo en su benjamín, intentando a la vez no alterar demasiado un diseño que ha demostrado gozar del favor del público.
Aun así, los cambios estéticos son evidentes a un primer golpe de vista, especialmente en el frontal, que permite reducir una décima de punto un coe ciente de resistencia a la penetración aerodinámica que ya antes era especialmente bueno, pasando de 0,29 a 0,28. Pero al hablar de las modi caciones estéticas exteriores, hay un aspecto que nos interesa mucho más que lo que se percibe en las fotos. El ajuste de las piezas que forman la carrocería ha dado un signi cativo salto adelante; al menos si lo comparamos con las primeras unidades fabricadas, que tuvimos ocasión de probar en 2014, coincidiendo con el inicio de su comercialización. Tres años después y calibre en mano, no encontramos grandes diferencias en las juntas de las puertas o los parachoques, cosa que sí ocurría con su predecesor. UN PROPULSOR MUY LOGRADO Estas buenas sensaciones se repiten en marcha. El motor de 2,2 litros, 177 CV y 350 Nm es, de lejos, uno de los mejores diésel de su categoría. Sin apenas vacío en las inmediaciones del ralentí, hace valer su cilindrada para ofrecer una respuesta muy progresiva, todo ello con un consumo que ronda los 5,5 litros cada 100 kilómetros y que difícilmente excederá de los siete cuando nos sintamos especialmente generosos con el pedal del gas.
Daimler ha hecho un verdadero esfuerzo para que el GLA 220d 4Matic sea un auténtico mechero, incluso aunque no haya logrado rebajar los 120 gramos de CO2 por kilómetro que le hubieran permitido costar un 4,75 % menos, una ventaja que sí presenta la versión de tracción exclusivamente delantera. Entre las medidas adoptadas encontramos algunas más habituales, como segmentos y bulones de baja fricción, junto a otras menos frecuentes como pistones de aluminio y sensores de presión en la culata para ajustar lo máximo posible la pobreza de la mezcla. En esta lucha contra el consumo hay también “excesos”, como la poco equilibrada curva de respuesta del acelerador (con la mayor parte del juego útil en su zona nal), que nos obliga a “adaptarnos” a ella si queremos practicar una conducción razonablemente ágil.
Mercedes, además, ha sido uno de los pocos fabricantes que ha acabado logrando poner a punto una caja de cambios automática transversal de dos embragues (húmedos y multidisco, en este caso) que ofrezca una respuesta suave y progresiva en las maniobras de parado o a la hora de franquear algún obstáculo; otro de los
aspectos en los que se percibe una interesante mejora con respecto a las primeras unidades del GLA.
ELIGE LA SUSPENSIÓN OFF-ROAD
Hablábamos hace unos instantes del franqueo de obstáculos, que en realidad es uno de los puntos críticos del GLA 4Matic normal, y con el apelativo “normal” nos referimos a que la unidad probada contaba con la suspensión estándar, caracterizada por dejar las partes más expuestas de los bajos a unos escasos 13,4 centímetros del suelo. Así, por ejemplo, tendremos que atacar diagonalmente obstáculos como la pequeña loma que ves en la foto de apertura de esta prueba si queremos evitar el contacto con la zona ventral. No obstante, Mercedes monta opcionalmente unos muelles más largos, que alejan los bajos tres centímetros adicionales. Sin ser una altura colosal, esos 16,4 centímetros ya sí permiten una circulación mucho más tranquila fuera del asfalto, a costa de reducir ligeramente el confort y de elevar el centro de gravedad. Únicamente hemos tenido la oportunidad de probar esta con guración en las presentaciones interna- ciones del vehículo (tanto en 2014 como este mismo año con motivo del rediseño), y estamos convencidos de que merece la pena, y mucho, elegir esta opción.
Además, la motricidad acompaña. Pese a que el GLA es un típico tracción delantera permanente que acopla el tren trasero si y solo si las ruedas delanteras pierden tracción (acoplamiento que se encomienda a un embrague multidisco húmedo y un actuador hidráulico), su motricidad fuera del asfalto es bastante buena, gracias a que cuenta con una gestión electrónica especí camente puesta a punto para tal n, que no frena inmisericordemente el avance en cuanto una rueda está en el aire, como ocurre con alguno de sus rivales. Aunque no necesitas tocar ningún botón para disfrutar de este , es recomendable accionar el pulsador del control de descenso, ya que, además de esta prestación, también modi ca la curva del pedal del acelerador y, lo más importante, las leyes de funcionamiento del cambio de marchas, que mantendrá marchas más cortas incluso cuando no estemos acelerando, evitando dejarnos sin par y sin inercia en una zona complicada.
Dicho todo esto, está claro que el principal terreno por el que se moverá el GLA será el asfalto, donde se desenvuelve de forma impecable, con un tacto de dirección sobresaliente, una suspensión dotada de un buen compromiso entre confort y estabilidad, unas dimensiones perfectas para combinar el trá co urbano con desplazamientos de largo recorrido, cuatro cómodas plazas (más una quinta no tan confortable) y un interior algo espartano, con materiales cuyo aspecto y, sobre todo, cuyo tacto no se corresponde con lo que uno espera de un automóvil de gama alta, algo que se puede perdonar fácilmente si ponemos en el otro lado de la balanza todas las virtudes de un modelo que ha mejorado mucho en cuanto a posibilidades de equipamiento, corrigiendo carencias como la falta de acceso sin llave.
AUNQUE EL HÁBITAT DEL GLA ES EL ASFALTO, LA MOTRICIDAD DE SU TRACCIÓN TOTAL Y LAS SUSPENSIONES LE PERMITEN HACER SUS PINITOS EN CAMPO