CONTACTO
LA TERCERA GENERACIÓN DEL BMW X3 MANTIENE UNA LÍNEA CONTINUISTA EN LO QUE A ESTÉTICA SE REFIERE, AUNQUE RECIBE IMPORTANTES NOVEDADES EN OTROS ÁMBITOS, COMO EL MECÁNICO O EL TECNOLÓGICO. OTRA NOVEDAD IMPORTANTE HACE REFERENCIA A QUE TODAS LAS VERSIONES QUE
BMW X3
Fiel a la tradición, BMW ha renovado el X3 una vez cumplido el ciclo de siete años desde el lanzamiento de la segunda generación, conocida internamente como F25. Y al igual que sucedió cuando apareció este último, desde el punto de vista estético hay una evolución, aunque todavía menos visible que la que hubo entre la primera y la segunda entrega.
Diseño aparte, el X3 G01 es mejor que su antecesor en todos los aspectos. La novedad más llamativa es la introducción de una variante de corte deportivo puesta a punto por BMW M Performance, el M40i, que emplea el motor 3.0 de seis cilindros en línea con 360 CV, ya empleado en el X4 M40i. Por el momento, será el único propulsor de gasolina disponible en la gama, aunque llegarán más (ver cuadro en la siguiente página). Ofrece unas prestaciones sensacionales, en la línea de sus directos rivales (Audi SQ5 y Mercedes-AMG GLC 43) y un dinamismo impropio de un SUV de casi 1.900 kilogramos.
EL X3 CON MOTOR 3.0 DIÉSEL OFRECE UN RENDIMIENTO SENSACIONAL; NO OBSTANTE, HABRÁ QUE ESPERAR A VER QUÉ RESULTADO DA EL 2.0 DE 190 CV
No obstante, una vez más los motores diésel marcan la pauta, y muy especialmente el xDrive30d. Frente a la anterior generación, el bloque 3.0 de seis cilindros en línea ha recibido un aumento de potencia (de 258 a 265 CV) y par (de 540 a 620 Nm). Como es de esperar a la vista de semejantes cifras, las prestaciones son sensacionales: acelera de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y alcanza una velocidad punta de 240 km/h.
Hemos podido probarlo brevemente en asfalto y con mayor detenimiento a través de un parque forestal en las inmediaciones de Sintra, en Portugal. En carreteras lentas no resulta un vehículo especialmente ágil, ni siquiera con la suspensión
adaptativa EDC (opcional, por 1.172 euros) en su modo más rígido y con llantas de 20 pulgadas (disponibles desde 1.468 euros). En este sentido, transmite unas sensaciones muy parecidas a las del anterior modelo, y muy alejadas de la ligereza que caracterizaba al X3 primigenio. No obstante, tiene una dirección muy precisa y, sobre todo, un cambio automático ejemplar por suavidad y rapidez.
La prueba por campo no es especialmente exigente, salvo por la presencia de unos pequeños cruces de puentes que se superan con inercia. Si lo hacemos a baja velocidad, el control de tracción no frena la rueda que está en el aire hasta que da más una vuelta completa aproximadamente, demostrando que BMW lo ha adaptado pensando en la circulación por asfalto.
Y en cierto modo es una lástima, porque el X3 tiene unas cotas más que aceptables: ataque de 25,7º, salida de 22,6º y ventral de 19,4º, con una capacidad de vadeo de 50 cm y una altura libre al suelo de 20,4 cm. De esta forma, supera con creces a un Mercedes GLC con suspensión convencional, aunque este cobra ventaja si equipa la de muelles neumáticos, un elemento que BMW no contempla para el X3. Sí dispone de pendientes que permite regular la velocidad entre 3 y 30 km/h.
La descomunal cantidad de par disponible bajo el pie derecho, fácilmente cambio automático, también ayuda a moverse con precisión en terrenos difíciles. No obstante, aunque el resultado de esta versión sea tan satisfactorio, el grueso de ventas recaerá sobre el xDrive20d, que aún no hemos tenido posibilidad de probar. Seguiremos informando.