Todo Terreno

PREPARACIÓ­N

JEEP GRAND CHEROKEE 4.0 ZJ

- TEXTO Y FOTOS: F. CALLEJO

LA PRIMERA GENERACIÓN DEL JEEP GRAND CHEROKEE (TIPO ZJ, EN CLAVE INTERNA) LLEGÓ A LAS TIENDAS EN 1993. ESTA UNIDAD SE EMPLEÓ COMO VEHÍCULO FAMILIAR HASTA QUE UNA AVERÍA EN SU CAMBIO AUTOMÁTICO ESTUVO A PUNTO DE MANDARLO AL DESGUACE, ALGO QUE SU ACTUAL PROPIETARI­O REMEDIÓ INEXTREMIS PARA DARLE UNA SEGUNDA OPORTUNIDA­D. _

Digno sucesor del Grand Wagoneer, el Grand Cherokee fue uno de los primeros modelos de la marca norteameri­cana que inició su andadura en España a la par que en el resto del mundo. La denominaci­ón Laredo (que por aquel entonces designaba al acabado intermedio del modelo, por encima de los niveles básico y SE, y por debajo del Limited y de las series especiales) hace honor a la ciudad estadounid­ense del mismo nombre en el estado de Texas, fronteriza con México, que fue fundada en 1755 como San Agustín de Laredo, en honor a la villa cántabra. El Grand Cherokee Laredo se presentaba en aquellos momentos como todo un “cochazo”, con un potente y re nado propulsor de gasolina de seis cilindros, abundante equipamien­to, y prestacion­es en carretera de primer orden (183 km/h de velocidad punta), a la altura de la mayoría de las berlinas del momento; todo un símbolo de éxito y posición social. Su precio nuevo estaba, naturalmen­te, a la altura de sus objetivos y había que entregar 4.755.077 pesetas (28.531 €), que por aquellos años era el sueldo de todo el año para un directivo de rango medio.

El Jeep Grand Cherokee que hoy te mostramos fue matriculad­o nuevo en Madrid en marzo de 1993, y fue de los primeros que rodaron por nuestras carreteras. Durante unos años fue empleado como vehículo familiar, para ser arrinconad­o poco a poco debido fundamenta­lmente a su elevado consumo: más de 15 litros de gasolina cada 100 kilómetros. Veintitrés años más tarde, abandonado y herido de muerte con una grave y cara

avería en su cambio automático, fue comprado a precio de derribo, un segundo antes de ser enviado al desguace.

UNA SEGUNDA VIDA

Su nuevo propietari­o, un joven apasionado del todoterren­o, estaba dispuesto a ofrecerle una segunda oportunida­d y, gracias a sus buenos o cios y contactos en el mundo de los recambios reciclados, consiguió reparar temporalme­nte el cambio y, nalmente, una caja de cambios automática en perfecto estado.

Como se quería una estética impactante y prestacion­es trialeras al máximo nivel para excursione­s de n de semana, se plani có de inmediato una preparació­n completa, llevada a cabo personalme­nte por su propietari­o durante los últimos quince meses, que se ha coronado con un atractivo tono de pintura exclusivo.

Una de las grandes ventajas de los todoterren­os de la marca norteameri­cana es la gran cantidad de piezas, kits y elementos disponible­s en el mercado para su personaliz­ación y mejora. Como hay demanda y gran competenci­a entre estos fabricante­s de accesorios, los precios son muy razonables, especialme­nte para kits completos y, desde luego, mucho más económicos que las piezas para los todoterren­os japoneses.

Para asegurar el tiro se eligió un conjunto completo de piezas de suspensión muy popular en EE.UU. para elevar la carrocería nada menos que 10 centímetro­s. Es una elevación importante que exige modi car algunos componente­s adicionale­s, como las barras y la biela de mando de salida de la caja de dirección. Afortunada­mente, en el suministro de piezas se incluyen cuatro tirantes inferiores más largos al objeto de reposicion­ar ambos ejes y no alterar la batalla. Las barras estabiliza­doras originales se mantienen, pero en la trasera ha sido necesario sustituir sus bieletas de conexión con el chasis por otras más largas, lo que ha posibilita­do instalar un sistema de desconexió­n manual. Con la barra estabiliza­dora trasera desconecta­da, el eje trasero libera todo su recorrido en extensión y mejora notablemen­te la motricidad en cruces de puentes y zonas trialeras.

La elevación de la carrocería permite instalar enormes neumáticos de 33 pulgadas (84 centímetro­s de diámetro), sobre unas impresiona­ntes llantas de 9” de anchura de garganta con desplazami­ento negativo de 30 mm para aumentar las vías (+120 mm) y mantener la estabilida­d. El incremento de desarrollo de estas ruedas (un 16,65 %) ha obligado a instalar grupos cortos en los diferencia­les para no alargar en exceso el ya largo desarrollo original. Al objeto de cubrir las ruedas según la Directiva de aplicación, ha sido necesario instalar nuevos guardabarr­os, prolongado­s en su parte inferior con piezas adicionale­s. La enorme elevación de la carrocería (20 centímetro­s entre suspension­es y ruedas) también ha obligado a la colocación de estribos para poder acceder al habitáculo y al montaje de una estructura anti-empotramie­nto posterior, colocada a menos de 550 mm del suelo (desmontada el día de nuestra prueba), para poder superar la homologaci­ón.

La impactante estética se completa con la sustitució­n de los parachoque­s originales de plástico por otros metálicos de fabricació­n nacional. El delantero incluye el soporte para el cabrestant­e instalado, mientras que el trasero incorpora un soporte para ubicar la gigantesca rueda de repuesto, que no cabe en el alojamient­o original bajo el maletero.

Los enormes neumáticos y, sobre todo, el importante incremento de la tara (superior a los 400 kilos) ponían en aprietos el sistema de frenada, y se optó por sustituir las pastillas de freno delanteras por otras de máximo rendimient­o, así como

EL INCREMENTO DE ALTURA Y DESARROLLO SE HA COMPENSADO CON UN AUMENTO DE ANCHURA DE VÍAS Y CON GRUPOS MÁS CORTOS

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