Todo Terreno

EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO

DESPUÉS DE CASI 20 AÑOS FUERA DEL MERCADO ESPAÑOL, EL FORD EXPLORER VUELVE RECONVERTI­DO EN UN SUV DE MÁS DE CINCO METROS DE LONGITUD, SIETE PLAZAS Y UNA PLANTA MOTRIZ HÍBRIDA ENCHUFABLE DE 457 CV; TODO ELLO POR 73.300 EUROS. _

- TEXTO: PABLO J. POZA

La experienci­a es una fantástica aliada para quienes nos dedicamos a comunicar. Pero en ocasiones, pocas pero algunas, juega en nuestra contra, y ésta es una de ellas. Sobre el papel, un 4x4 de 2,5 toneladas y una carrocería de cinco metros de longitud y más dos de anchura propulsado por una planta motriz híbrida enchufable no es el paradigma de un vehículo lúdico. Pero basta hacer unos pocos kilómetros por asfalto y por pistas sin pavimentar para darse cuenta de que este Ford Explorer tiene unos cuantos ases guardados en la manga. Y si la ruta escogida nos lleva por las entrañas de la comarca del Priorato, miel sobre hojuelas.

Nuestra ruta comienza en Tarragona, en la estación del AVE, donde nos encontramo­s por primera vez con el Explorer. Valoracion­es estéticas aparte, hay que reconocer que en Ford han conseguido restar rotundidad a un vehículo muy voluminoso, con el capó muy alto y unas dimensione­s sobrecoged­oras. Las enormes ruedas 255/55-20, de 79 centímetro­s de diámetro (31”), y una batalla de algo más de tres metros son en buena parte responsabl­es de que este Explorer luzca realmente bien proporcion­ado, y solamente cuando estás a su lado te das cuenta de sus verdaderas dimensione­s.

Por otra parte, con buen criterio, Ford España ha optado por traer únicamente el acabado ST-Line, que dota al Explorer de un aspecto más dinámico frente a las terminacio­nes básica, XLT, Limited y Platinum, disponible­s en otros mercados. Pero es que, además, el Explorer europeo no solamente viene con el acabado ST-Line, sino que adopta el equipamien­to más completo posible y una puesta a punto del bastidor basada en la que se ha desarrolla­do para los Ford Explorer ST norteameri­canos, con muelles y amortiguad­ores más enérgicos, tracción total permanente y un programa Sport en la interfaz de modos de conducción que permite sacar el máximo partido de la caja de cambios automática de 10 velocidade­s, algo de lo que nos damos cuenta relativame­nte pronto en una ruta que nos llevará por retorcidas carreteras de montaña hasta la población de Escaladei. Pero, vayamos por partes.

UN SISTEMA MOTRIZ SORPRENDEN­TE

Lanzada en EE.UU. en enero de 2019, la sexta generación del Explorer se basa en una carrocería autoportan­te, con motores longitudin­ales, cambio automático de 10 relaciones (al igual que en el Ranger) y un árbol de transmisió­n que envía el par al tren trasero de forma permanente. Opcionalme­nte allí y de serie en España, una caja tránsfer (sin reductora) reenvía parte del par motor al tren delantero mediante un semieje de transmisió­n que se acopla de forma temporal gracias a un embrague de discos gobernado electrónic­amente.

Básicament­e es lo mismo que hace, por ejemplo, un BMW X5 xDrive; y aquí llega la primera sorpresa: lo hace asombrosam­ente bien. Prácticame­nte no vamos a encontrar un solo momento, ya sea en

LAS DIMENSIONE­S DEL EXPLORER SON SOBRECOGED­ORAS, PERO FORD HA CONSEGUIDO ALIGERARLO A LA VISTA DÁNDOLE UNAS BUENAS PROPORCION­ES

caminos de tierra o en asfalto, en el que detectemos que el sistema actúa “a posteriori”, cuando ya ha habido una pérdida de motricidad en una rueda del puente trasero y, por tanto, una ruptura de la adherencia entre el neumático y el asfalto. Pero además tampoco vamos a notar un cambio brusco en la transferen­cia interaxial de par, algo que en ocasiones sí podemos observar en el mencionado BMW X5. Únicamente podemos detectar cierto deslizamie­nto del tren trasero saliendo de parado en situacione­s de baja adherencia; por ejemplo, en una zona de tierra con algo de pendiente en la que al arrancar se ponga en marcha únicamente el motor eléctrico, que entrega el par de una forma más brusca. La solución para evitarlo es tan sencilla como selecciona­r el modo “pista” o “baja adherencia” en la interfaz de modos de conducción, que permitirá un mayor resbalamie­nto del convertido­r de par y selecciona­rá un mapa de respuesta del acelerador con un juego menor en la primera zona de su recorrido.

Siguiendo nuestra ruta, vamos a encontrar varios apartadero­s de la carretera, muchos de ellos de tierra, en los que desearemos detenernos para contemplar este increíble entorno montañoso salpicado de viñas imposibles, y en los que podremos maniobrar sobre super cie deslizante. También recorrerem­os una pista de tierra de un par de kilómetros que nos llevará al Celler Burgos Porta, un pequeño desvío que nos permitirá conocer los secretos de la “viticultur­a heroica” de la zona y comprobar lo bien que se desenvuelv­e este SUV fuera del asfalto. Evidenteme­nte, no se trata de una trialera, pero sí es un camino inasequibl­e, por cotas, para muchos turismos.

Quizá en este sentido lo mejor del Explorer no sean sus capacidade­s fuera del asfalto, bastante superiores a lo que, a priori, cabría esperar de un vehículo de su tamaño. Lo mejor es que todo resulta muy fácil, muy “amable”, como si quienes lo han diseñado y puesto a punto hubieran puesto al conductor por delante de otras prioridade­s, sin pretender arañar esa última décima de litro cada 100 kilómetros

FORD HA PUESTO AL CONDUCTOR EN EL CENTRO DE TODAS SUS DECISIONES, ALGO QUE NO SIEMPRE OCURRE CUANDO ESTÁN EN JUEGO LAS EMISIONES DE CO

a costa de retrasar la entrada en acción de la tracción total o a costa de desacoplar el compresor del aire acondicion­ado más de lo necesario, por poner dos ejemplos a los que desgraciad­amente nos hemos acabado habituando.

UN PHEV MUY RACIONAL

Y es que, al nal, una de las ventajas del Explorer es que técnicamen­te estamos ante un SUV híbrido enchufable que emplea un hardware tremendame­nte lógico que ha sido puesto a punto de una forma igualmente sensata. Lo primero de todo es que la parte eléctrica es un añadido a la cadena cinemática; no la suplanta en parte, como sí ocurre en un Volvo XC 90 o en modelos de menor empaque como un Mitsubishi Outlander PHEV.

Así, la tracción total es “de verdad”, con una caja tránsfer que reparte el par entre los ejes según se necesite, independie­nte

mente de que ese par provenga del motor eléctrico, del térmico o de ambos. Esto hace posible, por otra parte, que la fuerza del motor eléctrico se desmultipl­ique de manera variable por la caja de cambios, algo que no ocurre en el caso del Volvo, con una desmultipl­icación ja entre el motor eléctrico y las ruedas traseras, lo que condena al sueco a ofrecer una capacidad motriz mucho más pobre en su tren trasero respecto al delantero.

Asimismo, encontramo­s una gran lógica en la dimensión de la batería y el motor eléctrico. Los 13,6 kWh brutos de la batería (10,3 kWh netos) son su cientes para hacer algo más de 40 kilómetros de carretera a un ritmo tranquilo, y los 102 CV del motor eléctrico permiten disponer de un extraordin­ario empuje extra y una buena capacidad de regeneraci­ón eléctrica que va a evitar que useamos los frenos hidráulico­s en una conducción convencion­al un poco cuidadosa. De hecho, uno de los aspectos que más nos han gustado de este Explorer es la buena integració­n de la frenada “eléctrica” y la hidráulica, algo que suele ser especialme­nte crítico cuando circulamos relajados y en un momento dado frenamos un poco por encima de lo que es capaz de frenar el vehículo usando únicamente la resistenci­a al movimiento que aplica el motor eléctrico mientras se comporta como generador. En este caso no hemos encontrado esa aparente falta de mordiente que percibimos en esa transición entre los dos sistemas de frenado en prácticame­nte cualquier modelo híbrido (Porsche Cayenne incluido), y tampoco hemos tenido que adaptarnos a un tacto diferente cuando practicamo­s una conducción mucho más dinámica, algo que nuevamente achacamos, en sus rivales, a esa obsesión por tratar de arañar un gramo de CO2 por kilómetro a costa de una puesta a punto más equilibrad­a, en la que el usuario y no el consumo ni las emisiones sean de verdad el objetivo.

CONDUCCIÓN DEPORTIVA

Por otra parte, más allá de aportar ese plus de potencia de 102 CV, el motor eléctrico permite “rellenar” la curva de latencia que encontramo­s en cualquier motor turbo, aportando un buen “chute” de par que hace posible que contemos con una respuesta mucho más inmediata. Y esa respuesta rápida a la solicitud del acelerador es realmente adictiva, tanto como los 457 CV y 825 Nm que entrega el

sistema híbrido cada vez que hundimos el pie en el pedal del acelerador.

Esta respuesta, las suspension­es rmes y unos frenos que otorgan una gran con anza hacen que el Explorer se de enda sorprenden­temente bien en zonas de montaña. Ahora bien, si queremos disfrutar conduciend­o de una manera ágil, es convenient­e que seleccione­mos el modo deportivo en la interfaz para, entre otras cosas, decirle al sistema motriz que se guarde una buena parte de la batería sin gastar para ayudarnos en las aceleracio­nes. Si no lo hacemos, el modo de conducción normal tenderá a agotar la batería eléctrica, y llegará un momento en el que deberemos conformarn­os con los 363 CV del motor de tres litros y, sobre todo, veremos limitado ese “chute” eléctrico que hace que la respuesta sea tan ágil.

Más allá de los frenos y el sistema motriz, la extraordin­aria caja de 10 velocidade­s nos permite mantener sin esfuerzo el motor en las inmediacio­nes del régimen de par máximo, mientras que la dirección ofrece una sorprenden­te precisión y, en el modo deportivo, encontramo­s un control de estabilida­d inusualmen­te permisivo con un vehículo de este porte. De hecho, si forzamos las cosas, podemos llegar a oír el bloqueo de la rueda interior si apuramos un poco más de la cuenta la frenada a la entrada de un viraje y notaremos cómo las ruedas deslizan levemente en esas zonas lentas antes de que el ESP llegue a cerrar el grifo del motor. Es un comportami­ento habitual de este sistema en cualquier compacto de corte deportivo, pero muy difícil de encontrar en un vehículo de la masa y de las dimensione­s de este Explorer.

UN 4X4 PARA TODO

Pero aunque disfrutamo­s dejándonos sorprender por la agilidad de este gigantón, en realidad el Ford Explorer está destinado a pasar la mayor parte del tiempo rodando a un ritmo tranquilo, viajando por carreteras y autopistas o llevándono­s a trabajar y de vuelta a casa. Si nos molestamos en cargar el vehículo cada noche, a la mañana siguiente contaremos con 42 kilómetros teóricos de autonomía eléctrica (44 en ciudad), que no están muy lejos del valor real y que son su ciente para cubrir la inmensa mayoría de desplazami­entos sin emitir un gramo de CO2 a la atmósfera.

Eso sí: no esperes poder recargar la batería completame­nte mientras comes

HABLAR DE COMPORTAMI­ENTO DEPORTIVO EN UN SUV DE 2,5 TONELADAS PUEDE SER ATREVIDO, ASÍ QUE DEJÉMOSLO EN QUE ES MUY ÁGIL

o haces una breve parada en un cargador eléctrico. La potencia máxima de recarga son 3,6 kW, lo que implica que la carga completa de la batería, a la máxima potencia disponible, conllevará cerca de tres horas. Una vez más, en Ford argumentan que han preferido optar por un sistema híbrido enchufable lo más racional posible en lugar de buscar las máximas capacidade­s para poder ofrecer, así, su vehículo al precio más competitiv­o posible.

Donde no se ha escatimado es en equipamien­to. Para Ford España, un vehículo fabricado en EE.UU. (concretame­nte en Chicago) es mejor venderlo a partir de stocks que mediante pedidos directos a fábrica, que dilatarían enormement­e la disponibil­idad. Así, el equipamien­to del Explorer en nuestro país es completo y cerrado, y solamente podrás elegir color entre ocho posibilida­des, una de ellas (blanco Oxford) sin sobrepreci­o y las demás con un sobrecoste de entre 950 y 1.400 euros.

Así, el precio o cial arranca en 79.350 euros, que con campaña promociona­l incluida se queda en 73.300 euros. Si lo nancias, el precio baja a 71.510 euros, que con la entrada más alta admitida (59.510 euros) y el plazo de amortizaci­ón más corto (36 meses) te permitiría nanciar el resto en 36 cuotas y acabar pagando 73.316 euros en total; prácticame­nte lo mismo que sin nanciar. En cualquier caso, es un precio muy competitiv­o, claramente inferior al de cualquiera de sus rivales con un equipamien­to similar.

¿Dónde está el truco? De alguna forma, Ford no vende este Explorer tanto para ganar dinero (que también) como para rebajar la media de emisiones de su gama. Por cada Explorer vendido, Ford anota 71 gramos de CO2 por kilómetro en su cuenta, quedándose 24 gramos por debajo del máximo permitido, mientras que si nos decantáram­os por un Galaxy (el siguiente vehículo más habitable de la casa), las emisiones subirían a un rango de entre 162 y 194 gramos de CO2 por kilómetro, lo que supondría un exceso de entre 67 y 99 gramos. Por tanto, a Ford le interesa vender tantos Explorer (y el resto de híbridos de su gama) como sea posible.

No hay, no obstante, previsione­s o ciales de matriculac­iones. En el actual escenario y tratándose de un vehículo minoritari­o dentro de la gama, que además comienza su vida comercial sin reemplazar a ningún otro modelo cuyas ventas puedan tomarse como referencia, es difícil prever su éxito. Sí nos han garantizad­o que la demanda de unidades está asegurada.

NO HAY MÁS QUE UN SISTEMA MOTRIZ Y UN EQUIPAMIEN­TO.

SOLO DEBERÁS ELEGIR UN COLOR ENTRE LOS OCHO TONOS DISPONIBLE­S

VARIAS DESVENTAJA­S

Y a pesar de tener un producto muy interesant­e, Ford compite en el mercado de los todocamino­s de lujo (o los SUV premium) con varias desventaja­s. La primera de ellas es su imagen de marca. No es nada nuevo, pero a un constructo­r generalist­a le cuesta hacer volúmenes con productos de gama alta que compartan insignia con modelos tan populares como un Fiesta o un Focus, independie­ntemente de que sean excelentes productos. Por otra parte, aunque el interior del Explorer es una oda a la habitabili­dad y al equipamien­to, tiene algunas carencias importante­s frente a sus rivales, como la suspensión neumática y, quizás, un pequeño extra de autonomía híbrida.

Es cierto que en el interior encontramo­s tres las de asientos realmente amplias, y que la tercera se puede usar sin necesidad

de contorsion­es, hay calefacció­n en cuatro plazas, ventilació­n en dos, climatizad­or con tres termostato­s, tapicería de cuero de calidad, un equipo de audio impresiona­nte rmado por an lufsen y un enorme techo panorámico, pero de cara tanto al confort como a la posibilida­d de recorrer caminos rotos, los muelles neumáticos son insustitui­bles, y los ofrecen todos los rivales de este Ford Explorer.

A pesar de ello, el vehículo es uno de los modelos que más positivame­nte nos ha sorprendid­o en los últimos tiempos. Ya en el hotel, mientras ordeno mis ideas y mis sensacione­s entre los viñedos de Terra Dominicata, en Escaladei, después de una intensa jornada de conducción, pensando en qué otros modelos me han dejado tan buen sabor de boca últimament­e, me doy cuenta de que son muy pocos, y de que otro de ellos es también un Ford el an er aptor. Y hay otro Ford que, aun sin haberlo podido probar por no estar destinado a nuestro mercado, también tiene ar umentos para ser uno de mis favoritos en cuanto consi a echarle el uante el nuevo ronco. Así que no cabe duda de que la marca del óvalo ha tomado un buen rumbo, y estando donde estamos no toca otra cosa sino brindar con un buen Priorat por el retorno de este hijo pródi o.

FORD JUEGA LAS BAZAS DEL PRECIO Y EL EQUIPAMIEN­TO PARA COLOCAR SU EXPLORER PHEV EN UNA BUENA POSICIÓN FRENTE A SUS RIVALES

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 ??  ?? SALÓN SOBRE RUEDAS.
Equipamien­to completo, una tercera fila de asientos con suficiente espacio, un fantástico equipo de audio o la presencia de botones dedicados para las principale­s funciones de la climatizac­ión o del equipo de sonido no son tan habituales como nos gustaría. Eso sí: si echas algo en falta, olvídate; no hay lista de opciones.
SALÓN SOBRE RUEDAS. Equipamien­to completo, una tercera fila de asientos con suficiente espacio, un fantástico equipo de audio o la presencia de botones dedicados para las principale­s funciones de la climatizac­ión o del equipo de sonido no son tan habituales como nos gustaría. Eso sí: si echas algo en falta, olvídate; no hay lista de opciones.
 ??  ?? CUESTIÓN DE ALTURA.
A pesar de que la altura libre es razonablem­ente buena, la ausencia de unos muelles neumáticos que nos permitan ganar unos centímetro­s extra de forma ocasional es un verdadero lastre frente a rivales como el Volvo XC 90 o el Audi Q7. Dicho esto, en escenarios que no requieran complicado­s “pasos de cresta”, el Explorer es capaz de avanzar sin dificultad, aprovechan­do su potencia y la tracción total.
CUESTIÓN DE ALTURA. A pesar de que la altura libre es razonablem­ente buena, la ausencia de unos muelles neumáticos que nos permitan ganar unos centímetro­s extra de forma ocasional es un verdadero lastre frente a rivales como el Volvo XC 90 o el Audi Q7. Dicho esto, en escenarios que no requieran complicado­s “pasos de cresta”, el Explorer es capaz de avanzar sin dificultad, aprovechan­do su potencia y la tracción total.
 ??  ?? PRIORATO.
Nuestra prueba se desarrolla en la comarca vitiviníco­la del Priorato, un escenario con abundantes carreteras de montaña y caminos, a priori poco adecuado para un vehículo grande y pesado... pero solo a priori.
PRIORATO. Nuestra prueba se desarrolla en la comarca vitiviníco­la del Priorato, un escenario con abundantes carreteras de montaña y caminos, a priori poco adecuado para un vehículo grande y pesado... pero solo a priori.
 ??  ?? TÉCNICA.
El motor se ubica longitudin­almente, sobre el eje delantero. Una barra de torretas refuerza la zona delantera de la carrocería ante las fuerzas de torsión trasladada­s por las suspension­es, cuyos brazos parecen bien dimensiona­dos. Un conector Mennekes permite la recarga de la batería.
NEUMÁTICOS.
En España, el Explorer viene con una única medida de neumáticos (255/5520), perfectame­nte adaptada a la puesta a punto dinámica del bastidor. Es una medida versátil, ya que ofrece un buen diámetro y un flanco de 14 centímetro­s (razonable de cara al uso todoterren­o). La oferta en cubiertas AT es escasa, aunque sufiente, con las General Grabber AT como mejor opción. También encontramo­s buenos neumáticos de invierno con algo de taco en esta medida, así como las extremas MT Goodyear Wrangler Duratrac.
TÉCNICA. El motor se ubica longitudin­almente, sobre el eje delantero. Una barra de torretas refuerza la zona delantera de la carrocería ante las fuerzas de torsión trasladada­s por las suspension­es, cuyos brazos parecen bien dimensiona­dos. Un conector Mennekes permite la recarga de la batería. NEUMÁTICOS. En España, el Explorer viene con una única medida de neumáticos (255/5520), perfectame­nte adaptada a la puesta a punto dinámica del bastidor. Es una medida versátil, ya que ofrece un buen diámetro y un flanco de 14 centímetro­s (razonable de cara al uso todoterren­o). La oferta en cubiertas AT es escasa, aunque sufiente, con las General Grabber AT como mejor opción. También encontramo­s buenos neumáticos de invierno con algo de taco en esta medida, así como las extremas MT Goodyear Wrangler Duratrac.
 ??  ?? MANDOS.
El cambio automático se gobierna mediante un conmutador circular y levas tras el volante. En la consila central, aparte de una superficie de carga para el móvil, encontramo­s otro conmutador que nos permite elegir entre diversos modos de conducción.
MANDOS. El cambio automático se gobierna mediante un conmutador circular y levas tras el volante. En la consila central, aparte de una superficie de carga para el móvil, encontramo­s otro conmutador que nos permite elegir entre diversos modos de conducción.
 ??  ?? CUATRO MODOS.
Podemos elegir entre cuatro modos de usar la energía disponible: EV Nov (da prioridad al uso 100 % eléctrico), EV Later (reserva la energía eléctrica para usarla cuando lo decidamos), EV Charge (recarga la batería usando el motor térmico) y EV Auto, que es el modo más eficiente y el que se acciona por defecto.
GAMA ALTA.
Entre el equipamien­to de serie no faltan elementos de gama alta como los faros LED o el portón automático, pero se echan en falta otros como los faros matriciale­s o el cierre automático de puertas, que sus rivales ofrecen en opción.
CUATRO MODOS. Podemos elegir entre cuatro modos de usar la energía disponible: EV Nov (da prioridad al uso 100 % eléctrico), EV Later (reserva la energía eléctrica para usarla cuando lo decidamos), EV Charge (recarga la batería usando el motor térmico) y EV Auto, que es el modo más eficiente y el que se acciona por defecto. GAMA ALTA. Entre el equipamien­to de serie no faltan elementos de gama alta como los faros LED o el portón automático, pero se echan en falta otros como los faros matriciale­s o el cierre automático de puertas, que sus rivales ofrecen en opción.

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