QUATTRO X QUATTRO
HACE 40 AÑOS, EL AUDI QUATTRO INAUGURABA LA LÍNEA DINÁSTICA QUE HOY NOS PERMITE CONDUCIR SUVS COMO ESTE SORPRENDENTE Q8 50 TDI, UN 4X4 DE 2,2 TONELADAS DISPUESTO A DEMOSTRAR QUE ES DIGNO DE LUCIR EL EMBLEMA QUATTRO EN SU CARROCERÍA COUPÉ DE CASI CINCO METROS DE LONGITUD.
_
lo habíamos conducido por carretera y por pistas de tierra, pero la llegada de las primeras lluvias del otoño y el cuadragésimo aniversario de su sismotivo para que quisiéramos comprobar si realmente el enorme SUV coupé de Audi hacía honor a ese anagrama quattro que aparece tanto en el exterior (dos veces) como en el habitáculo.
Hablamos del Audi Q8 con el motor diésel más potente, un modelo que, a pesar de su tamaño, es junto con el Q5 y el Q7 uno de los más capaces de la gama Audi fuera del asfalto. Y es que estos tres modelos comparten la misma arquitectura y algo realmente importante: la posibilidad de disponer de suspensión neumática y, con ella, de altura variable de la carrocería. Así, el Q8 puede contar con hasta 25,4 centímetros de altura libre en su posición más elevada, que es un valor muy alto y nos permitirá circular por caminos rotos, superar algunos pasos complicados que podamos encontrarnos y poner a prueba el sistema de tracción total permanente. Pero, vayamos por partes.
ARQUITECTURA LONGITUDINAL
El Audi Q8 se fabrica sobre la plataforma modular “grande” del Grupo Volkswagen (MLBevo), compartida por SUVs como el Touareg, los mencionados modelos de Audi, el Bentley Bentayga, el Porsche Cayenne y el Lamborghini Urus. Se trata, en realidad, de un sistema modular de componentes más que de una plataforma en sí, pero lo importante es que está diseñada para contar con motores longitudinales y para permitir el montaje de suspensiones de largo recorrido con muelles neumáticos.
Así, el motor diésel del Q8 (un V6 de tres litros y 286 CV sobrealimentado por turbocompresor) se acopla, en posición longitudinal, a un cambio automático de ocho relaciones mediante un convertidor de par. A la salida de la caja de cambios, una compacta tránsfer en la que se integra un diferencial mecánico Torsen reenvía el 40 % de par al tren delantero mediante un semieje de transmisión, mientras que el 60 % restante del par se dirige a las ruedas traseras a través del árbol de transmisión.
Todos estos componentes comparten un único carenado y, por tanto, el sistema de lubricación. Se trata, así, de un sistema asombrosamente compacto, lo que no le impide gestionar sin problemas los 600 Nm que desarrolla el sistema de propulsión, en el cual se integra una máquina eléctrica de 16 CV asociada a una batería de iones de litio de algo menos de medio kWh que reemplaza al alternador y al motor de arranque, lo que convierte a este Q8 50 TDI en un mildhybrid o híbrido ligero. Ah, y se nos olvidaba decir que, opcionalmente, un diferencial activo se encargará de distribuir el par a la carta entre las
ruedas traseras, un elemento desarrollado fundamentalmente para dinamizar la conducción pero que también aporta un plus de motricidad en situaciones todoterreno.
DOBLE PERSONALIDAD
Así que este masivo Audi Q8 tiene una marcada doble personalidad. Aunque la inmensa mayoría de sus conductores rara vez empleará el vehículo fuera del asfalto, lo cierto es que su potencial resulta superior a lo que transmite su silueta, y más aún en la con uración de la unidad probada, con el kit S-line y unos desproporcionados neumáticos 285/40-22 opcionales, mucho menos adecuados para rodar por campo que los 265/55-19 montados como equipo ori inal y disponibles incluso con especi caciones AT por parte de marcas como rid estone. Audi, de hecho, se ha molestado en reco er la referencia 265/55-19 con especi caciones S en la cha técnica de la unidad probada, al o cada vez menos habitual y que nos ahorrará un paso por la T si queremos montar este tipo de neumáticos.
Pero independientemente de que nos decantemos por el acabado estándar, la versión S-line o el acabado Black Line Edition, el Audi Q8 luce un aspecto impresionante. Su carrocería, primera creación de la familia S de Audi por parte de su nuevo jefe de diseño, arc Lichte, introduce elementos llamativos como la enorme parrilla octo onal o las llamativas puertas laterales sin marco, un elemento de diseño cada vez más en desuso por el incremento de peso que supone esta arquitectura con respecto a unas puertas convencionales de una ri idez equivalente, y que en este vehículo muestran un tacto tremendamente sólido, además de contar con el cierre amorti uado opcional.
Pero en el Audi Q8 no hay ruidos ni nada que ha a pensar que su ri idez estructural se ha visto comprometida por al ún elemento de diseño. Al contrario, la sensación de calidad es enorme, una clara herencia del Q7, que ya nos sorprendió por dar un importante paso adelante en este aspecto.
INTUITIVO
Al volante, resulta sencillo sentirse cómodo desde un primer momento. A pesar de parecer que estamos a bordo del USS Enterprise, la interfaz cuenta con un menú intuitivo, muchas funciones pueden manejarse fácilmente mediante la voz, y el vehículo ofrece un tacto muy a radable. os sorprende, quizá, una dirección al o más rme de lo habitual en estos tiempos, y quienes no lo hayan experimentado antes se desconcertarán cuando el pedal del acelerador les su iera por primera vez, con una moderada vibración, que es conveniente levantar el pie, ya que nos estamos aproximando a un lu ar en el que deberemos frenar.
En entornos urbanos, hemos de vi ilar las dimensiones. o solo conducimos un vehículo que roza los cinco metros de lon itud, sino que además su distancia entre ejes es similar a la de un pick up,
SI EQUIPAMOS EL Q8 CON LA SUSPENSIÓN NEUMÁTICA OPCIONAL, DISPONDREMOS DE 22 CM DE ALTURA LIBRE AL SUELO, QUE NOS VENDRÁN MUY BIEN FUERA DEL ASFALTO
con una anchura claramente superior. Aquí hay que diferenciar, no obstante, entre los Q8 que equipan la dirección en el eje trasero y los que no lo hacen, ya que los primeros tienen menos tendencia a recortar las curvas más cerradas (y, por tanto, a “comerse” la columna del garaje), lo que por sí solo puede ser un motivo interesante para añadir 1.500 euros al presupuesto y sumar esta opción a la lista.
Desde los primeros metros de nuestro recorrido, notaremos el impecable aislamiento acústico del vehículo y la extrema suavidad del convertidor de par. Sí encontramos una cierta latencia del motor diésel en el siempre crítico momento de vencer la resistencia al inicio del movimiento, un lapso entre el instante en el que pisamos a fondo el acelerador y el momento posterior en el que el vehículo sale realmente disparado. En circunstancias puntuales, podemos precargar el convertidor de par pisando rmemente el pedal del freno con el pie izquierdo, acelerando a la vez y soltando el pie izquierdo cuando queramos salir de parado con más alegría, pero obviamente no es una solución para la conducción diaria.
Pero a pesar de contar con una potencia que no es desmesurada para los cánones actuales, los 286 CV del motor diésel V6 de tres litros cunden mucho, y la prueba son esos 6,3 segundos que tardamos en alcanzar 100 km/h desde parado y que son un valor muy bueno en términos absolutos y extraordinario para un vehículo con una relación entre peso y potencia que apenas baja de los ocho kilos por caballo.
Las limitaciones que las dimensiones marcan en ciudad se compensan bastante con el confort extremo que proporcionan la suspensión neumática y el aislamiento acústico, dos características de las que también disfrutaremos tanto en carretera como en autopista. En los trazados amplios, la conducción llega a ser aburrida, sobre todo si, como es el caso de nuestra unidad de pruebas, disponemos de control de crucero adaptativo con mantenimiento del vehículo dentro del carril. Algunos usuarios (entre los que me incluyo) valorarán positivamente en estos momentos disponer de un soberbio equipo de sonido rmado por Bang Olufsen. Es una opción muy cara (8.200 euros), pero si realmente disfrutas la música, este Q8 ofrece una de las mejores experiencias acústicas del mercado.
LA RAZÓN DE SER
Pero la verdadera razón de ser de un vehículo como este Q8 se encuentra en el uso fuera del asfalto, aunque sea de manera muy ocasional. Así que, aprovechando
LA DIRECCIÓN ACTIVA OPCIONAL EN EL TREN TRASERO CONFIERE AL Q8 UNA AGILIDAD IMPROPIA PARA SU TAMAÑO Y SU MASA