PONIENDO LOS RIESGOS EN PERSPECTIVA
Cuando se habla de los riesgos del deporte lo responsable es acabar dimensionando adecuadamente la magnitud de las cosas para evitar los alarmismos o caer en la tentación de interpretar que este tipo de conductas deportivas pueden ser peligrosas. Quizás sea cierto en una minoría de los casos pero el mensaje general no puede ser ese. El ejercicio previene el envejecimiento del corazón, aumenta la supervivencia y posiblemente, para el conjunto de los deportistas de resistencia, el balance es favorable. Es posible que estéis al corriente de algunas publicaciones que sugieren que a partir de una dosis determinada de ejercicio físico la mortalidad podría aumentar. Puede ser, pero en realidad nunca se ha demostrado de forma fehaciente que este tipo de prácticas deportivas empeore el pronóstico o la supervivencia de los deportistas de resistencia. Suele olvidarse también ponerse en lugar del deportista y comprender lo que ese estilo de vida le reporta y que los riesgos que se asumen en otros aspectos de la vida son mucho mayores en términos absolutos. Las carreras de montaña son así e implican unos volúmenes de entrenamiento muy elevados. Personalmente, que no podido evitar caer en la tentación de correr en por el monte, no pienso en este tipo de riesgos. Me da más respeto coger el coche para ir al monte o los accidentes en montaña que cualquier enfermedad natural asociada a la práctica del deporte.
Y ahora os tengo que dejar, estoy de vacaciones y esta noche me espera un clásico que tengo pendiente desde hace tiempo. El Teide desde la Playa del Socorro. Ida y vuelta (soy de Bilbao). Y para la hora del desayuno en casa, que hay conciliar la afición con la vida en familia.