Trail Run

A la 'uni' con Aritz Egea

- POR: JOSE A. DE PABLO - DEPA FOTOS: OTXABI

Viajamos hasta Euskadi para intimar con Aritz Egea, un tipo sin filtros, con criterio y mucha personalid­ad. Afronta con ilusión una nueva etapa tras su fichaje por el Salomon Team, aunque mantiene los pies en la tierra. En 2017 dejó el listón muy alto. Este nuevo curso es un auténtico desafío para él.

" Sin pelos en la lengua", asi podria rezar perfectame­nte la presentaci­on en la tarjeta de vista de Aritz Egea. Sea como sea, lo que esta claro es que el corredor vasco dice siempre lo que piensa y esta muy por encima de lo que los demas opinen sobra el. Un tio con criterio propio, con una personalid­ad apabullant­e y con el que da gusto conversar.

Aún con el eco reciente de las campanadas de la noche del 31 y los excesos del fin de año en forma de kilómetros de competició­n sobre el asfalto que domina en la mayoría de las pruebas de San Silvestre típicas de estas fechas, voy concentrad­o al volante, mientras escucho temas difíciles de olvidar, recuerdos de adolescenc­ia a ritmo de ska y de pogo, lo que se vino en llamar rock radikal vasco y cuyos principale­s embajadore­s eran Kortatu, Eskorbuto, La Polla o Barricada... Entrando en ambiente... Destino final: Arrasate-Mondragón donde he quedado con Aritz Egea para visitarle en su trabajo en la Universida­d, en la que a pesar de la fechas que son se da el cayo. El profesiona­l El profesor e investigad­or de ingeniería electrónic­a, Aritz Egea Cáceres nos hace una visita guiada por los pasillos, las aulas y los talleres de la Universida­d. Allí vemos por ejemplo un proyecto de vehículo eléctrico que se quedo en eso, en proyecto... “Esta es mi vida, aquí paso más de 9 horas cada día de la semana, no todas son lectivas, de hecho cada vez mi trabajo tiene más carga de investigac­ión. Esto condiciona mucho mi vida deportiva y mi dedicación. La gente me pregunta que porqué no hago carreras más largas y mi respuesta es la misma siempre, es muy difícil afrontar un ultra sin entrenar más de 10 horas por semana. Las sesiones de diario son de entre 1 hora y 90 minutos como máximo, descanso uno o dos días y durante el fin de semana saco tiempo para una tirada de 2 o 3 horas”. Una figura clave, quizá la más importante en la carrera deportiva de Aritz Egea es su entrenador, Jokin Lizeaga. “Tengo confianza ciega en él, me conoce muy bien y no necesitamo­s estar hablando cada día para que me diga qué es lo que tengo que hacer. Cada año he ido progresand­o sin demasiada exigencia y eso es lo más importante. En mis años de ciclista y triatleta he pasado tanta miseria entrenando en cualquier circunstan­cia, frío, lluvia, nieve, viento, calor... que ahora no quiero en eso, entiendo el trail de otra forma”. A pesar de estas palabras, Aritz es un tipo al que la competició­n le gusta, le apasiona. Desde pequeño, en su pueblo, en Urretxu, formó parte de la escuela ciclista donde fue quemando etapas y cumpliendo en cada categoría hasta los 20 años, momento en el que decidió probar con el triatlón, aquí sí que se dejó seducir por los cantos de sirena de la larga distancia hasta que a los 26 años consiguió clasificar­se para el Ironman de Hawái y cumplir el sueño de echarse a las aguas del Océano Pacífico que baña la bahía de Kailua en la isla de Kona. “Eso sí que fue duro, para un Ironman hay que entrenar muchísimo, apenas tenía vida además de mi trabajo y los entrenamie­ntos, no veía a familia, ni amigos, ni a mi novia, no podría haber aguantado esta situación por más tiempo”. El aficionado Su idilio con el trail y con las montañas no se basa en los mismos coqueteos y juegos preliminar­es que otros compañeros de afición ( iba a escribir la palabra “profesión” pero estoy convencido que si lo hubiera hecho, hubiera tardado unos segundos tan solo en llamarme para echarme una buena bronca). “Yo no soy profesiona­l de este deporte, ni tampoco quiero serlo, me gusta que esto siga siendo así, si fuera de otra forma yo ya no estaría aquí. Muchas veces he dicho que a mí la montaña no me gusta para salir a dar un paseo, nunca lo hago, no soy un romántico montañero que salga a setas los fines de semana, a mí lo que me gusta

es salir a correr por el monte, a ir todo lo deprisa que pueda y a sentir la libertad de moverme y recorrer grandes distancias por mis propios medios”. Esto de que se toma el deporte como afición lo está diciendo alguien que ha dado la sorpresa más sonada de principio de temporada cambiando los colores de la Selección de Euskadi por los de la marca más potente del trail mundial, algo de lo que se está hablando y mucho. “Me la pela, que hablen de lo que les de la gana, me da igual que me den caña. No tengo nada que explicar ni me tengo que justificar ante nadie que no sabe nada de mi vida. Lo único que me importa es seguir corriendo y seguir viajando. Salomon me ha ofrecido participar en un circuito que me gusta, como es el de las Golden Trail Series, me ha propuesto un calendario interesant­e y no he mirado otra cosa. Que hablen de lo que quieran, yo solo miro que mi afición me salga gratis y que pueda viajar y pasar tiempo con mi familia, ellos son los que de verdad me importan”. El Reventón La temporada 2017 ha significad­o un espaldaraz­o importante para su carrera deportiva, sin duda que ha sido el mejor año hasta ahora, con victorias como El Reventón, Gorbeia Suzien, The Rut, Olympus Marathon, o el cuarto puesto en Zegama... “La carrera de La Palma sin duda que fue un punto de inflexión importante. Venía de un año sin motivación y esa victoria en El

Reventón frente a corredores como Miguel Heras o Cristofer Clemente, me otorgó una dosis extra de confianza para el resto de la temporada. De nuevo este año volverá a estar en El Paso (La Palma) para intentar revalidar su título compitiend­o frente a algunos de los mejores del mundo. Desde su puesto de trabajo, desde su misma mesa se ve, a través de la ventana, al alcance de la mano, el monte Udalaitz, una imponente mole caliza donde alguna que otra vez se escapa entre clase y clase para un entrenamie­nto express haciendo alarde de ejercicio de malabarism­o y de ingeniería en este caso, cronométri­ca. El día con Aritz Egea da para mucho, da para verle revisar circuitos (electrónic­os) en la pantalla del ordenador, apretar algún que otro tornillo, tomar un pintxo en la taberna del pueblo que le vio nacer, comer con la familia en su casa de Ezkio-Itxaso, visitar un caserío museo del siglo XVI y, por supuesto, salir a entrenar por el monte Izaspi, aunque sabiendo como sé que no le gusta ir al monte a pasear, muy pronto le dejo que él marque sus propios ritmos mientras yo me quedo disfrutand­o de las vistas que se extienden a lo largo y ancho del Territorio de Aritz Egea.

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 ??  ?? Nicola Testa, un referente en la carrera profesiona­l de Aritz, un genio incomprend­ido y nunca suficiente­mente reivindica­do
Nicola Testa, un referente en la carrera profesiona­l de Aritz, un genio incomprend­ido y nunca suficiente­mente reivindica­do
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