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Ponle soluciones

Me siento cansado.

Fatigado, con sueño, como si el cuerpo te pesara el doble. Y no solamente a la hora de madrugar o después de entrenar, sino durante todo el día. El cansancio no es solo físico, también mental. Tengo dolores articulares y musculares.

Y el motivo es porque el periodo de recuperación de tus últimos entrenamientos no ha sido el adecuado o de suficiente calidad. Duermo peor por las noches.

Dormir del tirón va a ser poco menos que una utopía. Opta por alimentos de fácil digestión para cenar y trata de acostarte lo más tranquilo posible, evitando discusiones o pensando en obligaciones laborales. La calidad del sueño es más importante incluso que la cantidad. No alcanzo mis ritmos de entrenamiento. Ni los vas a alcanzar como no descanses unos días y bajes la intensidad de los entrenamientos. “Te has pasado de rosca”. Es momento de variar nuestras sesiones: dale más peso a los ejercicios de flexibilidad, a actividades como el aquarunning o monta un partidillo de pádel con los amigos. Soy más susceptible.

El sobre-entrenamiento puede afectarte incluso al carácter, estando más irritable, y también es normal que sufras una pérdida de apetito por los daños hormonales provocados. Incluso puedes tener más ansiedad o estrés laboral por culpa de este sobre-entrenamiento. Tengo taquicardias.

Durante unos días vas a sentir que hay momentos en el día en el que tu corazón lleva un ritmo más rápido del habitual. Sí, son pequeñas taquicardias. Es habitual que aparezcan cuando nos pasamos con el volumen. La solución es sencilla: baja el número de kilómetros y ofrécele ese tiempo que ganas al descanso.