Trail Run

España se cubre de oro

La emblemátic­a carrera de Castellón acogió el IV Campeonato del Mundo ITRA reuniendo a más de 400 atletas de 50 países. El macizo de Penyagolos­a fue el escenario donde los mejores especialis­tas de cada nación compitiero­n por las medallas individual­es y de

- POR: DANIEL SANABRIA.

Fue el guión soñado. Y en parte también el esperado. La selección española se convirtió en la gran protagonis­ta del Mundial de Penyagolos­a al sumar cinco preseas en su medallero. Los chicos y las chicas de la Roja dieron la talla y lograron sendos oros confirmand­o que nuestro país está en la cresta de la élite del trail mundial. El equipo español lo integraron finalmente siete hombres y seis mujeres que desde el principio no pensaron en otra cosa que no fuera ganar. Todos dieron el máximo y se vaciaron por completo sobre el recorrido de 85 kilómetros y más de 5.000 metros de desnivel positivo trazado para la ocasión en el macizo de Penyagolos­a. Nos ubicamos en la provincia de Castellón, un lugar con menos fama montañera de lo que debería. Allí se organiza desde hace 20 años la conocida Marató i Mitja, una prueba cargada de historia, cultura y leyenda que une la capital con el Santuario de Sant Joan de Penyagolos­a, uno de los rincones más frecuentad­os de la zona. Estamos ante un conjunto arquitectó­nico de gran valor histórico y, desde el pasado mes de mayo, también deportivo. Porque a los pies del monasterio, construido en el siglo XVI, España se proclamó campeona del mundo en categoría masculina y femenina. Todo había empezado en los albores del sábado sobre la pista de atletismo de la Universita­t Jaume I, inundada de corredores llegados de 50 países. Unos 400 atletas, ataviados con las camisetas de su nación, esperaban el momento de la salida. Emoción, responsabi­lidad, ilusión, vértigo, miedo, confianza, ganas, compromiso, deseo, incertidum­bre… El cóctel de emociones era complicado de digerir. La gran mayoría de ellos estaba ante la carrera de su vida. Algunos, incluso, compartien­do tartán junto a muchos de sus ídolos, cosas que sólo pueden ocurrir en este deporte.

El ataque de Luis a Zach en Vistabella

Al final la carrera empezó con desenfreno. Esa es la mejor palabra para definir lo que ocurrió durante el primer cuarto de recorrido. Salió el pelotón más ávido de lo que debería, con muchos corredores de países con poca cultura trailera que aceleraron más de lo debido. La adrenalina es difícil de controlar. Así, llamaba la atención ver a Cristofer Clemente, a posteriori subcampeón del mundo, fuera del top-50 en el punto de control de La Bassa de les Orenetes ( km.22). Luis Alberto marchaba entonces sexto y los Pablos décimosegu­ndo y décimoterc­ero respectiva­mente. Algo más retrasados el resto de atletas de la Selección: Juanjo Somohano, Efrén Segundo y Santi Mezquita. Entre las féminas destacaba en cabeza el trío formado por Amandine Ferrato, Ragna Debats y Azara García, todas muy juntas. Especialme­nte bien marchaba la corredora cántabra, que se encontró al cien por cien hasta que pasado el pueblo de Benafigos se vació por completo súbitament­e. Llegó como pudo hasta Vistabella y terminó abandonand­o. Algo más rezagadas anduvieron Gemma Arenas, Laia Cañes y Maite Maiora, siempre dentro del top-10 y gestionand­o las fuerzas de cara a la segunda mitad de trazado. Porque el circuito dispuesto para el Trail World Championsh­ip (TWC) de Penyagolos­a demandaba cabeza fría. Y ese es un bien escaso entre los corredores de montaña. Cuesta retener cuando el sendero te persuade. Así, muchos de esos atletas que

ocupaban las posiciones delanteras en los primeros compases se habían quedado atrás cuando la cabeza de carrera alcanzó el pueblo de Benafigos. Era el kilómetro 51 y quedaba más de un tercio para la meta. La montaña ya había empezado a hacer su selección natural. El quinteto masculino a estas alturas ya cuadraba más con las expectativ­as: Zach Miller, Luis Alberto, Tom Evans, Ludovic Pommeret y Jonathan Albon. El tercer español en este punto era Pablo Villalobos (12º), mientras que Cristofer ya se situaba en la 13ª posición. La localidad de Vistabella del Maestrazgo se ubica en el kilómetro 62 del recorrido. Ahí empezó a decidirse el Mundial. Restaba algo más de un cuarto para meta y, lo más importante, 1.400 metros de subida. El mejor escenario posible para un tipo como Luis Alberto. El burgalés no tardó en lanzar su ataque. Fue justo a la salida del pueblo, cuando a Zach Miller le dio el bajón y comenzó a vomitar. Luis empezó a tirar y asumió el liderato hasta el final. Un auténtico depredador de la montaña. Al grupo perseguido­r se unió entonces Cristofer, que continuaba con su remontada particular. Pasó por Vistabella en quinta posición, pero lo hizo más fuerte que nadie. Con confianza, energía, seguridad y a un ritmo que le dio para colocarse en segunda posición en el último punto de control (Collao, km 77). Se veía venir de lejos. El atleta gomero es un tipo brillante leyendo las carreras, y eso le ha servido para ganarse dos platas en los últimos dos campeonato­s del mundo. Tercer español y completand­o el top10 en ese instante pasaba sufriendo Pablo Villa. En categoría femenina la brecha en Vistabella ya era insalvable. Ragna Debats no dio síntomas de debilidad en ningún momento y al paso por este punto ya gozaba de una ventaja de diez minutos sobre Laia Cañes, segunda. Tras la castellone­nse corrían

peleando por el bronce Gemma Arenas y la francesa Claire Mougel. Y algo más retrasada venía Maite Maiora. En cualquier caso, el oro femenino estaba prácticame­nte asegurado con tres españolas en el top-5 a esas alturas de carrera.

Pablo Villa confirma el oro nacional

Docenas de periodista­s y cientos de aficionado­s se arremolina­ban en torno al Santuario de Sant Joan de Penyagolos­a, lugar de meta. La climatolog­ía, que durante la jornada había sido cambiante aunque con picos de fuerte calor que acusaron algunos atletas, amenazó con unas gotas de agua. Fue un susto. El sol pronto volvió a brillar en el cielo de Castellón para iluminar y dar lustre al torrente de emociones que se iban a suceder sobre la alfombra roja. Cuando el crono marcaba las 8 horas y 38 minutos de carrera aparecía en el pasillo de meta Luis Alberto Hernando. El burgalés se coronaba campeón del mundo de trail running por tercer año consecutiv­o. Tres oros en cuatro mundiales ITRA. Su reinado en nuestro deporte es indiscutib­le. Emocionado y feliz, lo primero que hizo tras pasar la banda de meta fue aupar en brazos a su hijo Martín. El público congregado se rendía en elogios al atleta español, un tipo al que ver correr en el monte es un deleite, como disfrutar de Messi o Nadal. Casi diez minutos después, marcando un crono de 8 horas y 46 minutos, alcanzaba la meta Cristofer Clemente. Con ese semblante impasible, ese estar canario inalterabl­e ante las circunstan­cias, el gomero volvió a ofrecer un recital en un campeonato del mundo. Se cuelga su segunda plata consecutiv­a y demuestra que uno puede ser un crack internacio­nal sin perder la humildad ni la sencillez. Con Luis y Cris en meta, el oro español por equipos se acercaba. Pero ni mucho menos estaba ganado. Los británicos clasificar­on a Thomas Evans tercero y a Jonathan Albon cuarto. Las cosas se apretaban. Incluso Francia metía a Ludovic Pommeret quinto y a

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FOTOS: MIKAEL HELSING Y JCD.
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Juanjo Somohano. El internacio­nal español hizo una carrera notable y logró una meritoria 23ª posición.

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