Zagori Mountain Race
Última llamada para los pasajeros del vuelo TA 1597 con destino Tsalonika. ¡Nos vamos a Grecia! Ni Atenas, ni Santorini, ni Creta, ni Mikonos, ni Rodas... Destino final: Tsalonika. Pocas referencias almacena mi disco duro interno que respondan ante este comando de búsqueda más allá de aquel equipo de baloncesto griego, el Aris, que allá por los años 80 y 90 fundamentalmente asaltó la banca de este deporte a nivel continental con estrellas como Nikos Gallis o Panagiotis Giannakis y con un público que convertía los pabellones en infiernos para los equipos visitantes. Así que, a buen seguro que será un viaje que, cuando menos, nos va a sorprender.
El traslado, nocturno ya, hacia la parte noroeste del país, la zona donde se iban a celebrar las carreras no permitía que nos hiciéramos fácilmente a la idea del entorno que nos arropaba, la oscuridad de la noche y la consiguiente falta de visibilidad obligaban a un ejercicio de imaginación apoyado por los comentarios y descripciones de nuestro amigo griego Sakis Daskalopoulos, que a lo largo de toda nuestra estancia en su país se convirtió en guía, chófer y ángel de la guarda. Nada se escapa del conocimiento de Sakis en el universo del trail heleno además de ser un corredor fuerte y duro, que no puede negar que alguno de sus antepasados, seguramente, fuera un recio espartano que se batiese el cobre dejándose la vida al lado de Leónidas en el Desfiladero de las Termópilas.
Wikipedia
Recurriendo al carácter quasi omniscente de la wikipedia, antes de caer rendido después de un largo día con varios y diversos trayectos, escalas, traslados... y previo a dejarme mecer por los brazos de Morfeo, gran anfitrión aquí en su Grecia natal, decidí ver qué era lo que me ofrecía el moderno oráculo de la red a cambio de tres palabras mágicas: montañas Zagori imágenes. Puentes de piedra, lagos, cañones, bosques, pueblos perdidos e inalterados por el paso del tiempo, altas e interminables crestas, caminos tallados hace siglos en la piedra... No sé por qué pero creo que me va a gustar. Así se duerme mucho mejor. Mañana será otro día.
Amigos
Una de las mejores cosas que tienen los viajes, creo que en eso todos vamos a estar muy de acuerdo, es hacerlos en buena compañía. En este caso ya salí de casa con este tema más que solucionado, conmigo viajaba mi amigo Javi Fernández, una joven promesa del trail, mejor persona, que durante unos días dejó su queridísima isla de El Hierro, la villa de Isora, el paraíso herreño, para sumergirse en la agitada vida y en el ajetreo diario del aquí para allá continuo que es mi vida de forma habitual. Así salimos ambos de casa, sin demasiado equipaje, pero cuando regresamos una semana después, lo hicimos en plan millonarios (en amigos). ¡Qué más se puede pedir! El pueblo griego es hospitalario, cariñoso, generoso... entrañable. Más si cabe en este mundillo de las carreras de montaña cuando nuestros padrinos y anfitriones eran personas como Sakis, Mily, Vasilis o el grandísimo campeón, Dimitris Teodorakakos. Y si a todo esto le añadimos la presencia de viejos y queridos rockeros como David “Gusi”, Jessed Hernández o David “Voltregá” para compartir experiencias, mesa y lo que haga falta... Esto va a ir bien, sí o sí.
Organización
Desde primera hora de la mañana del viernes, el ambiente en el pequeño pueblo de Tsepelovo presagiaba lo mejor. El espectacular e interminable entorno que nos rodeaba era el marco ideal para todo lo que allá monta una organización muy profesional, volcada en los corredores, muy mayoritariamente griegos, llegados de todas las partes del país, generalmente en equipos, grupos o familias. Es bien patente que la intención del equipo de Zagori Mountain Race es organizar mucho más que una carrera en cuatro formatos diferentes, distancias y días, su objetivo es proponer a los corredores y acompañantes, un fin de semana de fiesta con un completo programa de actividades. En esto también nuestros hermanos griegos se parecen bastante a nosotros: si hay buena comida, bebida abundante y música en directo, las ganas de disfrutar y de pasarlo bien están más que aseguradas, es que vienen solas...
Carreras
El sábado 21 de julio, bien temprano, comienza la carrera más larga, el ultra de 80 kilómetros partía desde el mismo Tsepelovo a las 4:30 de la madrugada. La luz del frontal es absolutamente necesaria a esas horas, a pesar de que en este momento del año y a estas latitudes, el sol se hace fuerte a hora bien temprana. Los corredores aún tendrán un recorrido nocturno de unos 60
minutos antes de poder disfrutar de un inolvidable amanecer por encima de los 2.300 metros del Tsouka Rossa, punto más alto del trazado. Un desnivel positivo de más de 5.000 metros y la dureza y tecnicidad de algunos de sus tramos dotan a la prueba con 4 puntos ITRA acumulables para poder participar en cualquiera de las carreras del programa del UTMB. Cuando alguno de los participantes, los más rápidos probablemente, se encuentren con la imponente visión del Monasterio de Stomiu, en Tsepelovo a 1.050 metros sobre el nivel del mar, esté de nuevo todo preparado para dar otra salida, en este caso a la prueba más popular de la jornada, la Marathon. 44 kilómetros y 2.600 metros de desnivel positivo que a su vez ofrece 3 puntos ITRA para todos aquellos que consigan terminarla. Esta carrera tiene la particularidad de que hasta prácticamente la mitad del recorrido, kilómetro 19, el único desnivel positivo que se acumula es de 500 metros, ya que el trazado discurre durante muchos kilómetros por el fondo de un cañón de enorme belleza y diversidad. A partir de ese momento, comienza la fiesta... El programa de carreras del sábado, la primera jornada de este festival veraniego, se va completando con las llegadas a meta de todos los participantes, con la entrega de premios, la cena de hermandad y buen rollo y la actuación musical, aquí también les gustan los grupos de versiones, que pone el colofón ya en la madrugada del domingo. Pero, como os conté al principio del artículo, el domingo también hay vida y hay más carreras. ¡No se vayan todavía, aún hay más! Cambiamos de escenario, no hay que irse demasiado lejos, tan solo unos 10 kilómetros, lo suficiente para tocar otros pueblos y otros paisajes dentro de estas montañas de Zagori, para dar a conocer la variedad natural de este entorno. Un poco más abajo, a 750 metros de altitud, está el pueblo de Kipi, que es el escenario para la salida y la llegada de las pruebas de media maratón (1.090 m de desnivel positivo) y de 10 kilómetros (320 m desnivel positivo). Lo que allí se vive es difícil de creer si no se ve, la fiesta está por encima de todas las previsiones. Son las carreras más divertidas y populares de todo el programa y el hecho de disputarse el do- mingo y no ser demasiado exigentes las convierten en una excelente forma de terminar un fin de semana muy completo. Incluso no resulta para nada descabellado plantearse participar en dos pruebas, hacer programa doble y correr ambos días. La combinación de las distancias la dejamos a gusto del consumidor.
Moraleja
Que la vida te da sorpresas es algo ya sabido y hasta cantado... “sorpresas te da la vida”. No hay mejor cosa que dejarse zarandear de vez en cuando por lo que el destino pone delante de nosotros. En este caso no eran ni los Alpes, ni las Rocosas, ni los Pirineos, ni los Andes, ni el Atlas ni el Himalaya. Se trataba de las montañas de Zagori en Grecia, ni siquiera el archiconocido (al menos de nombre) Monte Olimpo. ¿Alguno de vosotros había oído antes hablar de ellas? Servidor, he de reconocerlo, no, en ningún momento. Pues el resultado, el aprendizaje, la moraleja de este viaje y de esta experiencia griega en la Zagori Mountain Race nos vuelve a decir que hay muchos lugares en el mundo, poco conocidos, dignos de ser visitados, paisajes increíbles, zonas de naturaleza salvaje, pueblos perdidos con habitantes hospitalarios y amables, que hay más carreras además de las mundialmente sabidas, cuya organización puede tener mucho que mostrar y que la ilusión y el buen hacer también son su carta de presentación y su marchamo de calidad. Hay carreras que hay que recomendar porque sabes que no vas a fallar, esta, sin duda alguna, es una de esas. ¡Os la recomiendo!