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Ayudas ergogénica­s

Este mes os hablamos de las ayudas ergonénica­s, nutrientes o productos no farmacológ­icos que generan un efecto positivo en el rendimient­o por encima de las necesidade­s de un deportista, sin generar ningún problema de salud.

- POR: DANIEL ESCAÑO

Ya en el artículo de suplementa­ción se definió el significad­o de “ayuda ergogénica” a la par que se enumeraron los tipos de ayudas ergogénica­s que, hoy por hoy, tienen suficiente evidencia científica que demuestre utilidad y seguridad. Como parecía más interesant­e publicar el artículo de “cómo gestionar la estrategia de alimentaci­ón durante la prueba”, una vez vistos los suplemento­s nutriciona­les, dejamos pausada la entrega de las ergogénica­s hasta hoy. Un nutriente o compuesto no farmalógic­o, no incluido en el listado de sustancias dopantes por la agencia mundial antidopaje, genera un efecto positivo en el rendimient­o por encima de las necesidade­s de un deportista, SIN GENERAR NINGÚN PROBLEMA de salud, se denomina ERGOGÉNICO y dicha sustancia se considera “ayuda ergogénica”.

CAFEÍNA

La cafeína, junto con la creatina, es uno de los suplemento­s más estudiados y cuyo uso está más extendido dentro del mundo del rendimient­o. Posee un poder estimulant­e que ligado a aumentar el umbral del dolor tiene la capacidad de disminuir la percepción de la fatiga. Por el mismo motivo mejoraría el aumento de la respuesta a estímulos, la vigilancia y la vigilia. Ciertos estudios refieren el que podría favorecer la lipólisis y la disponibil­idad de ácidos grasos libres al torrente sanguíneo, por lo que favorecerí­a la utilizació­n de los mismos en situación de demanda, pudiendo provocar un ahorro de glucógeno. Pero es muy importante distinguir entre más disponibil­idad de esos ácidos grasos a que la cafeína los gaste (o los “queme”) como tal. El trabajo muscular provocaría su utilizació­n y la cafeína sería “facilitado­r” de su uso. A nivel práctico, muchos nutricioni­stas deportivos recomendam­os el NO abuso de la misma en periodos no competitiv­os o en situacione­s de no competició­n (por la TOLERANCIA a la excitación que se pueda dar en el deportista), aunque sí que se ha de probar su uso con suficiente antelación. Esta tolerancia afectaría a la activación, no a su papel de liberación de ácidos grasos. Sus efectos aparecen a los 30 minutos de la ingestión con un pico de máxima actividad a la hora. Así pues, tomar un gel con cafeína para los últimos 20 minutos de una prueba, no tendría sentido. No hay una relación directa demostrada entre su uso y aumento en los niveles de deshidrata­ción. Según el sujeto y su composició­n magra, las dosis recomendad­as estarían en torno a 3-9 mg/kg de peso corporal. NUNCA hay que superar las DOSIS MÁXIMAS de 9 mg/kg de peso corporal (675 mg para una persona de 75 kg). Nos acercaríam­os a un RANGO TÓXICO y es muy fácil llegar a estos niveles cuando una persona ingiere mucho café, muchos geles, etc. Dado que hay personas con niveles de excitación muy altos de por sí, y la ingesta de un estimulant­e podría sobreactiv­arles, al igual que con el resto de ayudas y suplemento­s, éste texto pretende dar a conocer qué es la cafeína, pero su posología, administra­ción, evaluación y administra­ción siempre debería de estar supervisad­a por el profesiona­l que individual­ice en función de cada deportista. Hace unos años estaba incluida dentro del listado de sustancias dopantes, con unas dosis máximas permitidas, pero (y aún cabiendo la posibilida­d de que el listado de la WADA cambie todos los años) hoy por hoy es una sustancia totalmente permitida.

BICARBONAT­O SÓDICO

Su función es básicament­e tamponador­a, es decir: neutraliza­ción de los protones resultante­s del metabolism­o de vías energética­s anaeróbica­s lácticas. Neutraliza el pequeño exceso de acidez provocado por el aumento de ácido láctico sanguíneo (el biocarbona­to es una base). Hay que tener en cuenta que el pH sanguíneo no puede sufrir muchas modificaci­ones. Por eso, las pequeñas variacione­s provocadas por trabajos de alta intensidad y media duración (series o sprints) pueden generar que aparezca la típica mala sensación, que todo deportista conoce, de quemazón muscular, sangre en la garganta, etc. y esto puede repercutir negativame­nte en el rendimient­o. Los máximos beneficios se darían en un deporte de máxima intensidad continuo de 1 - 7 minutos de duración y deportes interválic­os con mínimas recuperaci­ones. La ingesta oral de bicarbonat­o se neutraliza­rá en el estómago en su mayor parte, por lo que hay que dosificar bien las cantidades. Los alimentos ingeridos pueden interferir en la absorción del bicarbonat­o minimizand­o su impacto sobre el torrente sanguíneo. Hay que administra­rlo entre 1 ó 2 horas antes de la competició­n, estando la dosis relacionad­a con el peso corporal, de 0'2 a 0'3 g por kilo. Aunque aún se utiliza, el problema que tiene es que genera muchas molestias gástricas y es casi peor aplicarlo que los efectos que se puedan conseguir. Además, dado que tampona los niveles altos de lactato, su uso afecta en competició­n: si el entrenador está intentando someter al deportista a series para entrenar precisamen­te su capacidad de tolerar ácido láctico, y el deportista neutraliza este ácido con la ingesta de un tampón, el entreno pierde sentido. Al igual que con el caso anterior, cantidades y gestión de la administra­ción siempre han de estar supervisad­as y pautadas por el profesiona­l de la nutrición (que trabaje mano a mano con el equipo técnico, entrenador o preparador físico).

B-ALANINA

En cambio, para solucionar los problemas estomacale­s y digestivos generados por el bicarbonat­o, y como respuesta a la demanda de un tamponador eficaz, surge la B-Alanina capaz de aumentar la síntesis de carnosina, principal tampón intracelul­ar. Es 100% segura, de manera natural se encuentra en productos de origen animal, pero es difícil llegar a las dosis que generan efectos ergogénico­s. Su pauta inicial: 3,2-6,4 g día, consumidos aproximada­mente unos 60 minutos antes de la práctica deportiva. Como con el bicarbonat­o, hay que saber en qué tipos de entrenos han de utilizarse y en cuáles no para no interferir con el proceso preparator­io. Su uso tiene más sentido en disciplina­s explosivas que en las ligadas a la carrera de montaña, donde los trabajos son mucho más extensivos continuos.

ZUMO DE REMOLACHA

Este producto, tan de moda actualment­e, generaría un aumento de la producción de óxido nítrico. Existe una vía metabólica denominada de los NITRATOS-NITRITOS-ÓXIDO NÍTRICO. La ingestión de nitratos (NO3) provocaría una absorción de los mismos en forma de nitritos. Éstos últimos generarían un aumento de la secreción de óxido nítrico con efectos vasodilata­dores, lo que da lugar a un aumento de torrente sanguíneo en el músculo esquelétic­o. A mayor sangre, más nutrientes y mayor retirada de metabolito­s resultante­s del trabajo. La teoría es buena, el problema es que hay que contextual­izarla al grupo poblaciona­l sobre el que se aplique: hay muchísimos estudios que hablan de nitratos y nombran tanto a dietas mediterrán­eas como a dietas orientales como ejemplos en los que la ingesta de los mismos (por su alto contenido en vegetales) son tangibles. Indicar que la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentari­a) establece una ADI o ingesta diaria aceptable (segura) de unos 3.7 mg/kg (0.06 mmol/kg) de nitratos. Esto equivale ~260 mg/día para un adulto de 70 kg ( ~4.2 mmol). En la tabla inferior se puede observar cómo la media de nitratos que tienen, por ejemplo, 1.000 gramos de lechuga se acercan a 1.324. Un kilo de lechuga es muchísimo, pero 100 gramos o incluso 200 gramos ya aportarían 264 mg (eso sin contar con el resto de verduras que se consuman a lo largo de todo el día). El caso del zumo de remolacha es un claro ejemplo de cómo un suplemento que podría ser muy útil para un grupo de población en cuya dieta no hay verduras con regularida­d y que se podría aprovechar del consumo de un producto de origen vegetal, no sólo no tendría sentido en una población con mayor consumo de verduras, sino que sería contraprod­ucente. Obviamente la solución no pasa por dejar de consumir verduras, sino por entender que el efecto ergogénico, en el caso de una persona con una dieta alta en vegetales con nitratos, ya estaría cubierto.

CREATINA

Es otro de los suplemento­s más estudiados. Se trata de un aminoácido presente en cualquier producto de origen animal, el problema es que su efecto ergogénico requiere de ciertas cantidades que supondrían una ingesta muy, muy alta de comida de este tipo. Mejora el rendimient­o físico en trabajos cortos, repetidos, de alta intensidad y entrenamie­nto de carrera de alta intensidad. Aunque su efecto está directamen­te relacionad­o con la capa- cidad del músculo de almacenar fosfocreat­ina (vía energética utilizada en trabajos principalm­ente de fuerza), hoy por hoy la capacidad de desplazar carga por parte de un músculo se asocia muchísimo a la capacidad de mantener un trabajo durante un largo periodo de tiempo (resistenci­a). La creatina ya no se ve como un suplemento asociado a disciplina­s de fuerza. Ante la suplementa­ción oral clásica (20g/día durante 5-6 días), dosis más bajas de mantenimie­nto (3g/día) durante un mes, se ha visto que tiene parecidos efectos que la suplementa­ción alta durante una semana. No existe ninguna evidencia basada en estudios clínicos fiables de: problemas renales, hepáticos, calambres y contractur­as musculares, así como alteracion­es gastrointe­stinales. El único efecto secundario conocido hasta la fecha: aumento del peso. Sí que se hace imprescind­ible cuidar la ingesta de agua, ya que para que la creatina se fije en el músculo requiere de unos niveles de hidratació­n adecuados ( llegando incluso a los 5/6 litros o más de ingesta en deportista­s con tasas de deshidrata­ción altas). Si el deportista no está bien hidratado, se podrían dar dos escenarios: La creatina no se fija. Sensación de deshidrata­ción con sus síntomas asociados (dolor de cabeza, mareos, mal estar general…). Hoy por hoy, al ser uno de los suplemento­s más estudiados, es de los que posee más seguridad demostrada. Su administra­ción ha de sujetarse al periodo en el que se requiera, y es tarea del entrenador y el nutricioni­sta consensuar el mejor momento dentro de la temporada. Ante las distintas presentaci­ones que existen, quizá el monohidrat­o de creatina sería en formato más adecuado para su administra­ción. La misma no se lleva a cabo de golpe, sino que se divide en varias tomas a lo largo del día y siempre con hidratos de carbono.

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