Trail Run

Motivación para el invierno

CÓMO MANTENER LA MOTIVACIÓN EN INVIERNO

- POR: ANNA COMET

Dejamos atras el verano y nos enfrentamo­s a la llegada del frio, los dias mas cortos, la falta de energia... ¡pero no es cuestion de hibernar! Aqui teneis cinco estrategia­s para mantener la motivacion en invierno.

Parece que ha pasado ya una eternidad desde aquellos días gloriosos, a lo mejor excesivame­nte calurosos, pero que tampoco nos importaba demasiado, en los que los entrenamie­ntos no tenían horario. Que los acabábamos con unas cervecitas con los colegas de fatigas, con una buena comilona de paella o carne a la brasa. De aquellos entrenamie­ntos durante los atardecere­s tardíos con el sol poniéndose y el cielo anaranjado, sabiendo que en la nevera nos esperaba una bebida fresquita, una cena en la terraza y un buen helado de postre…

Y, aunque no tan lejano, pero si ya dejado atrás, aquellas carreras o entrenamie­ntos de fin de semana que se terminaban alrededor de una barbacoa con toda la familia y amigos, durante las primeras semanas de otoño. Con noches ya más fresquitas y días un poco más cortos, pero todavía altamente apetecible­s.

Son jornadas y momentos que saboreamos, temporada tras temporada, consciente­s o no de que el crudo y largo invierno nos acecha –en algunos lugares más que en otros– pero de lo que no se escapa nadie es de las jornadas cortísimas de luz en las que normalment­e nos vamos al trabajo cuando apenas ha salido el sol y salimos cuando ya está todo oscuro.

Los primeros días tras el cambio horario de invierno son duros. Personalme­nte, a las siete de la tarde cenaría y me metería en la cama. El invierno se acerca sin remedio y lo dramatizam­os psicopátic­amente y encontramo­s mil excusas para abandonarn­os un poco.

Se acaba aquella comodidad de salir de casa con la mínima expresión de ropa, ya sea puesta o en la mochila del gimnasio. No podemos olvidar la chaqueta, las mallas largas, la camiseta térmica, el gorro, la braga, los guantes, el frontal… ¡Qué dramatismo, por favor!

Con los años he llegado a la conclusión de que la mejor forma de combatirlo es seguir entrenando. Es una excelente manera de distraer la cabeza y que pase más rápidament­e, que lo hagamos más divertido y, sobre todo, que dejemos de lado los remordimie­ntos que todos tenemos, aunque los escondamos, si nos apalancamo­s demasiado.

Sin darnos cuenta… llegará la primavera y, con ella el color, los días largos, la buena temperatur­a, las carreras ilusionant­es… ¡Motivación de la buena!

Pero como no nos lo podemos saltar, debemos pasarlo y combatirlo, así que en este número me apetece compartir algunas estrategia­s que a mí me sirven y consigo superar, invierno tras invierno, con mejor sabor de boca. Yo que soy una amante absoluta del calor, del color, de los días largos, de las terracitas, de las paellas, de las cervecitas frescas, de los atardecere­s rojizos, de las comidas en el exterior con la familia y amigos…

Así que, sin más demora ni épica emotiva, vamos allá con las cinco estrategia­s que os quiero contar.

1. Es un buen momento para cambiar o añadir actividade­s diferentes.

Pueden ser indoor como spinning, crossfit, clases dirigidas, natación, un buen trabajo de fuerza en sala… Durante el resto del año, la mayoría de estas actividade­s nos dan mucha pereza porque son sinónimo de encerrarno­s y lo que más nos apetece es salir a correr, que nos toque el aire. Pero estos días fríos y oscuros pueden convertirs­e en una buena ocasión para invertir nuestro tiempo de entrenamie­nto en estas tareas tan necesarias. Será la manera de descargar algunas zonas musculares con el cambio de actividad, de preparar la temporada a nivel muscular, de solucionar aquellas molestias que hace algunos meses que arrastramo­s…

Es esencial encontrar el entorno que nos haga sentir confortabl­es. Puede que sea el gimnasio de las pistas de atletismo donde entrenamos, el gimnasio del barrio, en casa o en algún centro especializ­ado… cada cual debe encontrar el lugar que le parezca simpático y le dé buen rollo o le sea práctico desplazars­e hasta allí.

Otra premisa básica es encontrar un ambiente agradable, ya sea en compañía o grupo, porque eres una persona que necesita el respaldo social o solo porque lo que necesitas es calma después de un día de mucho ajetreo. Lo importante es que sea cuando sea, donde sea y con quien sea, consigamos hacer de estos ratos: “nuestro momento”.

Y si hemos hablado de las actividade­s indoor, que mayoritari­amente practicare­mos entre semana, también vale la pena tener en cuenta las outdoor, más propicias para los fines de semana o las jornadas en las que gozamos de más tiempo. Entre ellas, las top de la lista pasan por aparcar unos meses la bicicleta de carretera y coger la de montaña, practicar esquí de montaña, probar alguna competició­n de cross, corta y explosiva.

Del esquí de montaña y del cross os he hablado ampliament­e en otros números de la revista, el 19 y 27 respectiva­mente, que os animo a recuperar.

2. Escuchar música, bajarte podcasts o escuchar audiolibro­s.

Parece obvio, incluso una tontería, pero ayuda a distraer la mente. Busca la música que te motiva. Aquel programa de radio divertido o interesant­e que no puedes escuchar porque estás en el trabajo, con la familia o haciendo cualquier cosa que no te permite oírlo. Descárgate audiolibro­s, la oferta es cada vez más amplia e interesant­e y con lo justo que vamos de tiempo, siempre tenemos que sacrificar cosas y, en muchas ocasiones, es la lectura. Incluso puede ser un buen momento para descargart­e un audiolibro en inglés y aprovechar para “estudiar”. Eso sí, esta última propuesta te la aconsejo para los días de rodaje y recuperaci­ón, ya que si ya es difícil pensar con coherencia en medio de una serie, intentar entender a un norteameri­cano en inglés… ¡ni te cuento!

3. Invierte en un buen frontal.

Salir cuando es oscuro, ya sea a primera hora de la mañana o por la tarde, tiene su encanto. Los que ya lo conocéis me daréis la razón y quienes todavía no, os animo a que lo probéis. Aviso, engancha esa soledad, esa calma, esa tranquilid­ad.

Con un buen frontal se puede hacer desde correr, hasta montar en bicicleta de montaña o practicar esquí de montaña, ya sea en solitario o en grupo. Además, si alguna de las carreras que te mantienen activo y motivado es una ultra para el próximo verano, practicar la parte nocturna te irá de perlas, cuando llegue la noche en carrera, estarás como pez en el agua y a nivel psicológic­o esto es muy potente.

Permitidme que me ponga un poco romántica, pero uno de mis momentos preferidos en invierno es cuando salgo a hacer el rodaje de la mañana. Está el pueblo callado, apenas pasan coches por la calle principal y, en cuanto dejo la guía del alumbrado público, me quedo en medio de los campos a oscuras, siguiendo únicamente la luz de mi frontal. Empiezo muy dormida, con frío hasta el último rincón de mi cuerpo, voy tapada hasta arriba y mi organismo me pide que empiece a ritmos muy bajos. Pero en diez minutos todas esas sensacione­s se han desvanecid­o y voy sintiendo cómo el calor se apodera de las distintas partes del cuerpo –excepto de mis manos–, el ritmo va aumentando imperturba­ble y, de pronto, me doy cuenta de que ya no distingo la luz de mi frontal, que se ha igualado a mi alrededor, y levanto la cabeza hacia donde sé que me encontraré los suaves rayos de sol de un naranja muy potente saliendo de detrás de las montañas que abrazan la llanura donde vivo y me dan esa energía que transporta­ré durante toda la jornada. Apago el frontal y me dejo acariciar por la ligera fuerza del sol matutino de invierno, pensando en la ducha caliente, en el olor a café y a tostadas con el que me encontraré cuando entre en casa. ¡Otro entreno más sumado!

4. Usa el pulsómetro.

Aunque no seamos muy amantes de estar pendientes del reloj durante nuestros entrenamie­ntos, no es una mala opción para estos días en que emocional y psicológic­amente todo nos cuesta un poco más. El hecho de ir siguiendo las pautas de unas pulsacione­s, de estar pendientes de los latidos de nuestro corazón, si suben lo suficiente, si nos mantenemos o nos pasamos, nos mantiene la mente distraída y terminarem­os el fartlek, el mexicano o las series en cuestión, mucho antes de lo que nos esperábamo­s.

Es una buena época para invertir en entrenamie­ntos cortos y explosivos. Al igual que el trabajo de fuerza en gimnasio. Ambas opciones van a ser unas de las bases para la siguiente temporada. ¿Lo pruebas?

5. Fíjate objetivos que te ilusionen.

A estas alturas del año, hay que tener dos tipos de objetivos: uno o varios importante­s y potentes para la primavera o verano. Objetivos que te motiven, que te apasionen, que te ilusionen. Te mantendrán alerta y activo y con motivos para seguir entrenando y no bajar la guardia.

Y, por otra parte, objetivos secundario­s durante el invierno. Carreras a las que les demos menos importanci­a, que nos sirvan para disfrutar, para sumar kilómetros de calidad, para mantener el ritmo pero que en ningún caso nos creen presión. Es tan importante mantenerno­s activos como aflojar la presión psicológic­a que nos ponemos nosotros mismos cuando competimos. El invierno es época de siembra para recoger los frutos en primavera y verano. Si una cosa me gusta del deporte es que no existen los milagros. Hay que currárselo para disfrutarl­o y los entrenamie­ntos de invierno son básicos para poder disfrutar de lo lindo el resto del año.

Si es que no hay mal que por bien no venga, dicen. Así que al final, estos días fríos y oscuros no serán tan mala inversión:

Son una buena oportunida­d para desconecta­r, para cambiar de actividade­s, de lugar, de compañía.

Son un buen momento para apreciar pequeños placeres como correr de noche o ver salir el sol.

Es una buena época para hacer aquellos trabajos como el de fuerza, de series, de cuestas, etc., que durante el resto del año nos dan tanta pereza y que ahora tendremos la sensación de estar aprovechan­do el tiempo y nos ayudarán a protegerno­s de posibles futuras lesiones.

E incluso, al final… ¡va a ser una buena ocasión para aprender y practicar nuestro inglés!

¡A por el invierno! Que no nos daremos ni cuenta y, en nuestros rodajes matutinos, de pronto, escucharem­os a los pájaros cantar con fuerza, el preludio de que esta época oscura y fría va llegando a su fin.

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