Isabel Hevia es un buen ejemplo de que el camión es también cosa de mujeres.
No resulta fácil ganarse la vida al volante de un camión, pero mucho menos cuando eres mujer. Isabel Hevia trabaja al enganche con su Iveco Stralis 510 para el Grupo Asturmovi, luchando día a día por estar entre los mejores. Después de muchos años de buen
Muchas veces se ha tachado a nuestro sector de machista y cerrado a las mujeres, pero aunque pueda parecer un tópico ellas están comenzando a derribar los tabús que hacen de la carretera un coto de los hombres.
Es cierto que las profesiones ligadas al mar, la mina, la construcción y la carretera exigen un plus de fortaleza, voluntad y sacrificio que quizá no son requisitos tan necesarios en otros oficios, pero ya son muchas las mujeres que rompen amarras con un pasado donde su presencia en el transporte de gran ruta no era bien aceptada. Un buen ejemplo es Isabel
“Coraje” Hevia. Esta asturiana recia y formal ha luchado y peleado a brazo partido para hacerse un hueco en el sector y desde hace veinte años saca a su familia adelante haciendo lo que más le gusta: el transporte.
Empezó muy joven echándole una mano a su marido y los dos llegaron a llevar sus respectivos tráiler hasta el fatídico día en que Arsenio se salió de la calzada perdiendo la vida en el accidente. Isabel se quedó sola y con dos guajes a los que criar,
formar y hacerlos hombres, pero con la fuerza y voluntad que la caracterizan alcanzó esos objetivos sin perder un viaje y sin pedir nada a nadie.
Recogida y reparto
Los inicios en el transporte de esta recia naveta, gentilicio de los nacidos en la villa de Nava, comienzan con la recogida de leche para una de las grandes centrales lácteas de Asturias.
En casa había dos camiones, uno para recogida de leche y otro para el reparto de piensos, tarea que por su dureza realizaba Arsenio su marido y la sana ambición les llevó a intentarlo con una tractora en transporte convencional a cuyos mandos se puso el cabeza de familia.
El reparto de pienso quedó entonces para Isabel: “Fue una etapa muy dura -nos explicaporque en ocasiones tuve que descarga el camión saco a saco”. Pero nada arredró a nuestra particular Isabel “Coraje”, que día tras día cumplía con su cometido al volante de un coqueto Pegaso Troner de tres ejes.
Por aquellas fechas su padre, un hombre de la vieja escuela, no llevaba muy bien que su hija con dos churumbeles pequeños se pusiera a trabajar con un camión. “Al principio lo llevaba muy mal -apunta Isabel-. No entendía que su hija se
ganara así la vida, aunque luego era mi gran defensor y se mostraba muy orgulloso de mí”
Después de algún tiempo haciendo reparto de piensos el matrimonio decide comprar una segunda cabeza tractora para Isabel, porque habían encontrado plaza al enganche para una empresa dedicada al transporte de mercancías peligrosas y con dos “ivequillos” se ponen a remolcar cisternas para el Grupo Asturmovi, acarreando naftalina y otros derivados de la hulla destilada por España y Europa.
Las cosas les van saliendo bien hasta el día del accidente de Arsenio, tras el cual Isabel se queda sola. Con la comprensión de la empresa deja el internacional, a no ser que sea imprescindible, y cuenta con un fantástico aliado en su padre, que en su ausencia se encarga de cuidar a sus “guajes” Rubén y Pablo.
Nuestra particular heroína lucha sin tregua para cumplir con sus objetivos y de esta lucha son conscientes en la empresa de transportes. “Nunca tuve ningún tipo de privilegio, nos
aclara. Aquí estamos tres chicas y somos “unos” más a la hora de repartir y realizar los viajes sin tener en cuenta su dureza”.
Trayectoria inmaculada
A día de hoy Isabel “Coraje” Hevia lleva diecinueve años trabajando al enganche para Asturmovi, sin ningún “borrón” en su dilata hoja de servicios y con el general reconocimiento de
todos sus compañeros por su profesionalidad y entrega y en reconocimiento a sus méritos fue destacada por la Asociación Amigos por la Salud en la Carretera en su fiesta anual coincidente con San Cristóbal.
En un sector poco dado a las florituras y a las lisonjas la presencia de esta mujer en la carretera ha despertado más extrañeza que rechazo frontal. “En todos estos años tengo que reconocer que nadie me ha faltado al respeto -nos confiesa
Isabel-. Todo el mundo se ha portado bien conmigo y en este sentido no puedo quejarme. Tampoco lo hubiera consentido”.
Los hijos salieron adelante, finalizaron sus estudios y ahora su madre está más libre para dedicarse a su afición preferida: el camión. Fiel seguidora y cliente de Iveco, Isabel ha renovado con un nuevo Stralis 510 que tiene aparcado delante de su casa, en un lugar donde pocos paisanos serían capaces de meter el camión sin rozar en alguna parte. Es una auténtica
“filigranas” haciéndonos una demostración de pilotaje saliendo a la carretera para realizar la sesión fotográfica.
Todo un temperamento de mujer que se bate el cobre día tras día en un sector dominado claramente por los hombres, pero que se está abriendo cada vez más al mal llamado “sexo débil” y que en muchas ocasiones, como es el caso de Isabel, demuestran tener tantos o más arrestos que ellos para sacar la familia adelante en este oficio tan sacrificado y exigente.
Por ello sus amigas del Consejo Comarcal de las Mujeres de la Comarca de la Sidra de Nava le rindieron un cálido y merecido homenaje el pasado 8 de marzo coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Desde TM queremos unirnos con este reportaje al reconocimiento a una gran mujer, una gran madre y también una gran profesional del transporte.