TRANSICIÓN ENERGÉTICA: EL PLAN B
Europa abordará la transición energética apostando por el gas natural vehicular. ¿Pero cuánto durará el protagonismo de este combustible?
Cuando se habla de transporte pesado los expertos coinciden en que la propulsión eléctrica necesitará de un tiempo de desarrollo y puesta a punto, lo que obliga a un “Plan B” que desde los actuales derivados del petróleo nos permita realizar una transición energética sostenible y de bajas emisiones. La solución es el gas natural vehicular.
Aestas alturas de la película el cambio climático es una realidad incuestionable que, entre otras actuaciones, exige un cambio del modelo energético basado en el petróleo y una apuesta por las energías sostenibles y renovables.
En lo que al transporte por carretera concierne la transición energética entre los combustibles derivados del petróleo y la propulsión eléctrica tendrá como protagonista en las próximas décadas al gas natural vehicular.
La ambiciosa estrategia de “descarbonización” puesta en marcha por la Comisión Europea tiene su horizonte puesto en 2030, cuando la CE pretende conseguir que las emisiones contaminantes se hayan reducido un 40% con respecto a 1990 y que en Europa existan unos 400.000 camiones propulsados por gas natural.
Dentro de la “hoja de ruta” de la CE figura que en 2020 habrá en Europa un 5% de vehículos de transporte propulsados por gas natural y que los actuales 1,3 millones de vehículos GNC y GNL de todas las categorías serán 15 millones en 2030.
Para conseguirlo hay que trabajar en tres líneas de actuación. Por un lado los fabricantes de vehículos tienen que desarrollar alternativas atractivas y rentables para los clientes; por otro las empresas distribuidoras de gas natural tienen que “edificar” una red suficiente de suministro y, finalmente, desde la Unión Europea y desde los distintos gobiernos comunitarios hay que apoyar la “gasificación” con inversiones, precios bajos, ayudas públicas y todo tipo de políticas que fomenten el uso del gas natural vehicular.
Qué pasa en España
En esa transición energética hacia el gas natural nuestro país tiene mucho que decir y que hacer. España tiene en estos momentos el 37% de la capacidad europea de almacenaje de gas natural y en el ránking somos el segundo país con más tractoras GNL y el primero con más cisternas dedicadas al transporte de GNL.
En 2016 el consumo energético español registraba un 52,6% para los productos petrolíferos, un 23,4% para la electricidad y un 16,2% para el gas natural, porcentajes que deberán cambiar si nuestro país quiere cumplir en 2020 con el objetivo pactado con Bruselas del 20% de reducción de emisiones contaminantes.
En este escenario España importa el 99% del gas natural que consumimos, un 58% del cual nos llega por gasoducto y el otro 42% restante a través de los buques gasineros que descargan en las plantas de regasificación costeras encargadas de procesar el gas natural para incorporarlo posteriormente a la red de canalización y distribución.
Las importaciones de gas natural aumentaron durante el año pasado un 10% en la Unión Europea y nuestro país encabezó las compras con un 31% del total de GNL adquirido por los países miembros.
En estos momentos en nuestro país se encuentran operativos unos 8.500 vehículos de transporte propulsados por gas natural, de los cuales un 35% utilizan GNC, un 6% operan con GNL y un 12% son furgonetas.
Teniendo en cuenta los actuales precios que tienen los combustibles derivados del petróleo la utilización de gas natural vehicular aporta un ahora del 20-30% con respecto al gasóleo y de un 50% con respecto a la gasolina, beneficios a los que hay que sumar menores emisiones contaminantes y de ruido.
Apuesta europea
Para promover la implantación del gas natural como energía para la movilidad la Unión Europea participa, entre otros, en los programas BESTway que con 7,7 millones de inversión (un 50% aportado por la UE) comprende actuaciones para reforzar las infraestructuras de repostaje de gas natural en el Corredor Atlántico.
El BESTway, que se inició en septiembre de 2014 y se prevé que finalice en diciembre de este año, fue la continuación del programa GARnet que entre 2012 y 2014 fue una iniciativa precursora en la utilización del gas natural en automoción.