ENTRENAMIENTO CRUZADO
Ando entrenando mucho estos días. Cristina Azanza normalmente me tiene que recordar, insistiendo a veces, que les tengo que mandar el artículo. Esta vez temo que lleguen a contratar al cobrador del frac para que les mande el texto. La preparación de un Ironman llega a veces a ser muy absorbente y, de hecho, bien, bien preparado, casi llega a ser una especie de sacerdocio, al menos durante algunas semanas, las duras de verdad. Son semanas plagadas de jornadas maratonianas de entrenamiento. En estas condiciones, con las sesiones exigentes, la fatiga, el poner al cuerpo contra las cuerdas, la posibilidad de lesionarse aumenta.
Estoy a cuatro semanas del IM de Sudáfrica. Digamos que estoy inmerso en "lo peor" del entrenamiento. Hace unos días fui a correr y pisé mal. En condiciones normales no hubiera pasado nada, pero con la fatiga, sobrepasé el límite normal del sóleo y sentí lo que ahora creo que fue amago de rotura. Volví andando para casa, preocupado, pero ya pensando en posibles soluciones para no romper el ritmo en la preparación. Hace años me hubiera puesto nervioso, hubiera estado los dos días siguientes "comiéndome el coco". A los tres días hubiera forzado, probando a correr, probablemente fastidiándome del todo y ni tan siquiera hubiera entrenado en condiciones las otras dos disciplinas, primero, porque no hubiera hecho modificaciones en el entrenamiento y, segundo, porque no hubiera podido centrarme en lo que sí puedo hacer, preocupado de más con lo que no podía hacer. Es obvio que me faltaba experiencia, seguridad en todo el trabajo acumulado (que sigue en el cuerpo si soy capaz de darle unos estímulos mínimos de mantenimiento), olvidaba que, siendo triatleta, tengo otros frentes de trabajo y, sobre todo, no le daba la importancia que se merece al entrenamiento cruzado. Por si alguien necesita que se lo refresque, el entrenamiento cruzado podríamos definirlo, para entendernos aquí en "petit comité", como las mejoras que el trabajo de un deporte o disciplina produce en las otras. Así siguiendo con mi ejemplo particular, el trabajo nadando, en el gimnasio, en la bici y en la elíptica (que usé para sustituir temporalmente la carrera), me ayudaría a entrenar o mantener la carrera mientras estuviera lesionado. Creo que podemos generalizar diciendo que, por norma general, los triatletas somos currantes. Nos gusta entrenar y entrenamos lo que podemos (aunque luego, extrañamente, en las carreras todo el mundo se lamenta de no haberlo podido hacer). Sin embargo de ser trabajadores algunos pasan a rozar la obsesión (grupo éste en el que se me podría haber incluído en el pasado), cosa que excluye ser razonable generalmente. Hay muchas maneras de llegar a estar en forma, no hay una vía única. Los imprevistos en el camino, más cuanto más entrenamos, están a la orden del día. Muchos tienden a insistir y seguir entrenando cuando algo duele o fuerzan plazos de recuperación, actitud que suele dar problemas y, a la postre, hace perder mucho más tiempo. Ya he dicho alguna vez que tenemos poca tolerancia a la frustración y queremos que todo salga perfecto, pero ¿somos prácticos? Una vez lesionados, en vez de compadecernos o desesperarnos, cosas que no conducen a nada bueno, lo ideal es asumir lo que ha ocurrido, plantear unos plazos prudentes de recuperación (que, por norma general, son los que menos tiempo nos van a hacer perder) y centrarnos en lo que sí podemos hacer. El triatlón es el deporte ideal para el entrenamiento cruzado y generalmente hay alternativas para la mayoría de las lesiones. Así pues, he pasado unos días sin correr, haciendo elíptica y apretando un poco más en bici y nadando, e, incluso ahora que siento que ya podría correr con normalidad, estoy postponiendo algunas sesiones intensas y haciendo rodajes más suaves y largos, buscando otro tipo de mejoras, para ganar confianza y rehabilitar bien. Llegaré corto de bici a Sudafrica según lo planificado, pero en lo referente a la carrera, a pesar de haber podido sufrir una lesión seria a escasas cuatro semanas del IM, confío en ella, no sólo porque el entrenamiento cruzado sea una herramienta útil en la preparación, sino porque además me permite curar las lesiones bien sin perder continuidad. Resumiendo, obsesionarnos con el machaque puro y duro, sobre todo durante lesiones, es perder un poco la perspectiva del entrenamiento. Esto es ser práctico, pero el que me diga que lo que le gusta es sencillamente nadar, pedalear o correr, independientemente del rendimiento, puede aprovechar el entrenamiento cruzado para recuperarse antes y volver a lo que le gusta. Digamos que podemos conseguir que no haya conflicto entre ímpetu o motivación y prudencia. La facilidad para el entrenamiento cruzado, otra ventaja más de ser triatletas.