PERFECTA
Al ser los tres deportes de resistencia y de carácter cíclico – es decir, que se repite constantemente un mismo gesto deportivo –, los conceptos fundamentales que expondremos para la natación son perfectamente aplicables tanto para el ciclismo como para el atletismo. Eso sí, para evitar que nadie se lleve las manos a la cabeza después de lo que os acabo de escribir, por supuesto hay que tener en cuenta las propias adaptaciones de tiempos y distancias de cada una de dichas disciplinas. Una buena marca en cualquier distancia de natación se suele realizar con una combinación adecuada entre el número de brazadas y la distancia que se es capaz de recorrer con cada una de dichas brazadas. Para las distancias de medio fondo y fondo, la relación óptima entre las dos variables es bastante sencilla de alcanzar y de mantener porque siempre se mantiene un ritmo de nado submáximo fácilmente sostenible. Una de las primeras preguntas que os hacéis seguro que es: ¿qué es y cómo mido o conozco mi longitud de brazada?. La longitud de brazada es la distancia que recorro con cada movimiento de brazos. La forma más sencilla de medirla es contar el número de ciclos – ó 2 brazadas – que necesitamos para cubrir una distancia y después dividirlo por dicha distancia. Consejo: haz dicha medición en los 15 metros centrales de la piscina de 25m., evitando así el efecto del empuje en la pared y del aumento de velocidad antes del viraje. Por el contrario, la frecuencia de brazada la podemos definir como el número de brazadas que ejecutamos teóricamente en un minuto. Y digo “teóricamente” porque la inmensa mayoría de los entrenamientos se realizan en piscina, por tanto no tenemos en cuenta ni los tiempos de viraje