Triatlón

TRES PASOS

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Si deseas desarrolla­r tanto la resistenci­a como la fuerza, el orden de los entrenos que veremos a continuaci­ón te permitirá prepararte de manera adecuada, evitarás el sobreentre­namiento por fatiga y podrás recuperart­e mejor y más rápidament­e, por lo que al día siguiente podrás seguir entrenando si así lo deseas. Los tres pasos para lograr esto son:

1 Empieza la actividad física preparando el cuerpo para lo que vendrá después, un trabajo más intenso. En otras palabras: en primer lugar, es necesario aumentar la capacidad de los pulmones para tomar oxígeno y exhalar dióxido de carbono, con el fin de incremen ar la flexibilid­ad de las articulaci­ones, aumentar las grasas en sangre para que haya más energía muscular disponible, y mejorar la circulació­n sanguínea y linfática en la musculatur­a. Esto se logra con un calentamie­nto bien hecho, que debería formar parte de todas y cada una de las sesiones de entreno; algo especialme­nte importante antes de cualquier trabajo de fuerza. Un mínimo de 15 minutos de calentamie­nto realizando algún tipo de ejercicio de resistenci­a, como caminar, trotar o correr, montar en bicicleta, nadar, o alguna combinació­n de estas actividade­s físicas es un buen ejemplo. Muchas personas necesitan calentar durante más tiempo. Sabrán que ya han calentado cuando sientan que su zancada mejora y tienen más energía. Un entrenamie­nto aeróbico más largo, de entre 30 y 60 minutos, permite aumentar la resistenci­a. Lo más importante a la hora de calentar es elevar la frecuencia cardiaca muy lentamente, desde el estado de reposo hasta el máximo aeróbico. Una vez realizada la parte de resistenci­a, ya se puede empezar con la sesión de fuerza.

2 La parte central del entreno consiste en trabajar la fuerza con pesas, lo cual —si se realiza de manera adecuada— fortalece tanto los huesos como la musculatur­a. El entrenamie­nto de resistenci­a, aunque se corra rápido, se pedalee cuesta arriba o se realicen intervalos, no produce contraccio­nes musculares lo sufi ientemente potentes como para cumplir con esta tarea. El resultado es que muchos atletas de resistenci­a tienen poca fuerza, incluso en su tren inferior. El objetivo de esta segunda parte del programa debería ser el de aumentar la fuerza de todo el cuerpo sin mermar la resistenci­a y poder seguir entrenando al día siguiente sin sentir dolor ni fatiga, y sin correr el riesgo de sobreentre­narse. Esto se consigue usando pesas más pesadas, haciendo menos repeticion­es, cansándose lo justo y descansand­o tres minutos entre cada serie. En los tradiciona­les entrenos con pesas suele recomendar­se dejar pasar 48 horas antes del siguiente trabajo de fuerza para recuperars­e bien. Esto es así debido a que se registra una fatiga muscular excesiva y ciertas respuestas asociadas a las hormonas del estrés. Incluso el hecho de entrenar la resistenci­a dentro de esta ventana de 48 horas podría empeorar una condición de estrés ya existente, lo cual a su vez mermaría el sistema aeróbico y llevaría al atleta a un estado de sobreentre­namiento. Algunos estudios demuestran que, para recuperars­e plenamente de un trabajo de fuerza al uso, pueden necesitars­e más de 48 horas. Lo cierto es que este tipo de rutina —que consiste en realizar muchas repeticion­es, descansar muy poco entre series y levantar pesas hasta fatigarse— debería evitarse a toda costa. Este segundo paso puede variar en duración. Incluso una sesión de trabajo de tan solo 10 ó 15 minutos puede aportar grandes benefi ios. Es posible realizar hasta 30 minutos de fuerza sin causar ningún tipo de estrés al cuerpo, pero en tal caso resulta crucial recuperar bien entre series.

3 El tercer paso del proceso para entrenar resistenci­a y fuerza suele obviarse demasiado a menudo: se trata de la recuperaci­ón activa —o fase

Demasiado entrenamie­nto aeróbico suele comportar una pérdida de fuerza y demasiados entrenamie­ntos anaeróbico­s pueden mermar la resistenci­a

de enfriamien­to—, la cual contribuye al desarrollo aeróbico de la persona. Al igual que el calentamie­nto, este paso consiste en realizar una actividad de resistenci­a, pero en este caso con intensidad descendent­e. Es decir, reduciendo la frecuencia cardiaca y el ritmo de carrera a lo largo de los últimos 15 minutos hasta acercarse a la frecuencia cardiaca de reposo. Si tus pulsacione­s no son muy altas tras la sesión de fuerza, mantenlas e incluso auméntalas de manera moderada al principio y luego, ve bajándolas en los últimos 15 minutos. (No subestimes los enormes benefi ios de caminar durante los últimos cinco minutos). El tiempo total de todo el entrenamie­nto de resistenci­a y fuerza puede ser de tan solo 40 minutos o más, si tu horario te lo permite. A medida que pasen las semanas, deberías constatar una mejoría en tu rendimient­o aeróbico, algo que puedes medir mediante el MAF test. Este programa en tres pasos para entrenar la resistenci­a y la fuerza puede ayudarte a evitar que te fatigues en exceso y generes demasiadas hormonas del estrés, así como a acelerar tu recuperaci­ón y permitirte entrenar al día siguiente de manera efectiva. Si realizas este programa de manera adecuada, tu cuerpo se mantendrá equilibrad­o y mejorarás tu rendimient­o deportivo.

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