La forza del destino
El título hoy es de la ópera de Verdi que el Teatre Principal incluye por primera vez en su 38 temporada. De clara influencia parisina incluye coro y danza. Basada en la obra teatral del duque de Rivas, con libreto de Piave, tiene dos versiones. La segunda de 1869, que se representa en Palma bajo la batuta del maestro Gianluca Marcianò, incluye una obertura sinfónica que introduce los leitmotiv de la obra. Sorprendió su emplazamiento después del primer acto. No parece razonable este cambio, por cuanto la obertura se inicia con la repetición de tres acordes del viento en do mayor-silencio (calderón) a modo de llamada al público, que en el siglo XIX, comía, bebía y alborotaba en los teatros.
Más de dos horas de música, con variados motivos y tonalidades de complejo ensamblaje, para finalizar en la bemol mayor. El vertiginoso giro de la rueda del destino lo representa un ligado ascendente la-si-domi-fa-fa-mi. Espléndido escenario clásico –que hoy en día es muy de agradecer ante el minimalismo imperante– del Teatro Sociale de Rovigo (Italia), con dirección escénica de Pier Francesco Maestrini y Michele Cosentino como responsable de la reposición. Completo vestuario y escenografía de Alfredo Troisi. Se dice que esta ópera tiene gafe. La prima dona Caroline
Barbot (Leonora) se indispuso en el estreno de 1862 y el debut tuvo que retrasarse meses. En Nueva York, el barítono Leonard Warren murió en escena mientras cantaba «Morir! Tremenda cosa!». En la representación en el Liceo de Barcelona, tras el incendio, la soprano italiana Norma Fantini canceló a última hora y fue sustituida por Maria Pia Piscitelli, que llegó al teatro en el último minuto. El propio Zar Alejandro II, mecenas de la obra, moriría asesinado años después, pero el estreno en el Principal el pasado miércoles fue un éxito con lleno total.
El tenor Francesco Pio Galasso (don Álvaro) levantó aplausos con su pietà (tercer acto) por parte de un público que tardó en animarse. También el barítono Damiano Salerno (don Carlo) que empezó algo apagado fue in crescendo hasta los soberbios solos de dicho acto. Memorable el bajo del menorquín Simón Orfila como padre Guardiano. El papel de doña Leonora, una soprano dramática verdiana, hoy ya difícil de encontrar, lo asumió una soprano lírico-spinto. Pese a ello, Alessandra di Giorgio se adaptó bien al rol lo que el público agradeció en varias ocasiones con aplausos. La mezzosoprano Ketevan Kemoklidze como la gitana Preziosilla, se desenvolvió con gran soltura en el escenario y Toni Marsol bordó el Fra Melitone, uno de los pocos personajes bufos de Verdi. El coro del teatro bajo la dirección de Francesc Bonnín no defraudó y la Simfónica, enseñó su acreditada competencia. El resto del reparto, ballet, y figurantes mostraron buenas tablas. Una joya audiovisual romántica de amor imposible, venganza, duelo, guerra, y muerte, que nos trae el dilema filosófico de libertad o determinismo.
▶ La forza del destino. 38 Temporada d’Òpera del Teatre Principal de Palma. 28 de febrero, 1 y 3 de marzo de 2024.