Una activista que jamás se jubilará
Aunque lleva unos años jubilada como docente, su activismo a favor del catalán y la defensa de la independencia de Catalunya siguen marcando su agenda vital. Maria Antònia Font forma parte, como consellera, del Consell de la República Catalana del expresident Carles Puigdemont. La participación de la mallorquina, que durante muchos años fue secretaria de normalización lingüística del STEI-Intersindical, en este órgano catalán no es de extrañar porque su visión política «siempre se ha situado en el ámbito de los Països Catalans», según explican fuentes muy cercanas. «Siempre ha defendido que, ante cualquier agresión contra la lengua, ocurra en Castelló, en Girona o Perpinyà, se debe de responder desde la unidad de los territorios de dominio lingüístico. Su activismo se basa en tejer y mantener vínculos en cualquier lugar donde se hable catalán», señala la misma fuente consultada, que describe a Font como una «patriota de pies a cabeza». El último centro en el que trabajó como profesora de catalán fue el Centre d’Educació de Persones Adultes (CEPA) La Balanguera de Palma. En el sindicato donde trabajó es recordada como una persona «entusiasmada» con el trabajo que hacía, al que le dedicaba horas y horas sin importar cuándo volvería a casa. «Para ella era una militancia, no un oficio», precisa otra fuente consultada, y recuerda que en el sindicato ofrecía formación para el profesorado en didáctica de la lengua. Además de estar al lado de Puigdemont, Font también forma parte del Consell Social de la Llengua Catalana de les Illes Balears y preside el Col·lectiu de Dones dels Països Catalans. Durante cuatro años también encabezó la Federació d’Organitzacions per la Llegua Catalana (FOLC). Tuvo un papel destacado durante las movilizaciones de las camisetas verdes contra las políticas lingüísticas del gobierno de José Ramón Bauzá. «Hizo un trabajo ingente contra el TIL y el tema llegó a los tribunales, en parte, por su empeño. La sentencia que se dictó en contra de esta medida recordó que no se había consultado a la Universitat de les Illes Balears (UIB) pese a ser la máxima autoridad en materia de lengua en Balears», destaca una de las fuentes consultadas. Asimismo, durante las grandes discrepancias que hubo entre el STEI y la Assemblea de Docents durante esos convulsos años, Font se erigió como mediadora y a favor de la unidad de acción, explican. La mallorquina también fue profesora de danza en la UIB y profesa una gran pasión por pasear por la naturaleza y la medicina alternativa. En ningún caso piensa jubilarse de su activismo.