Madrid, ese manicomio
El Madrid político ya es un asunto de psiquiatras. Parece como si se hubiera vuelto loco o, lo que es peor, que estuvieran resurgiendo como volcanes las demencias del pasado. Esta semana se han vivido peleas dignas del Juicio Final. Los peperos querrían cargarse a Sánchez, Armengol y al PSOE al completo. Y los otros responden contra Ayuso y Almeida. La palabra ‘mafia’ ya se escucha más que en el estreno de ‘El Padrino’ en 1972. Y esta delirante caja de resonancia que se expande por todo el territorio. El actual y embravecido
Parlament balear es buena prueba de ello.
¿Qué le pasa al manicomio madrileño? ¿Será que el PP, en su desatada ofensiva por derribar al actual Gobierno, ha desenterrado los demonios del pasado provocando el renacimiento delos viejos delirios?
¿Recuerdan estos bandos enfrentados el origen de tanta enajenación? En noviembre de 1936 Franco atacó Madrid con cuatro columnas de marroquíes, de falangistas y legionarios protegidos por la aviación nazi enviada por Hitler. En los meses siguientes se libraron batallas feroces alrededor de la capital (carretera de Coruña, el Jarama, Guadalajara). Tal desafuero bastaría para volver loca a una ciudad por espacio de varios siglos. Pero Franco, que fue rechazado, cambió de estrategia y atacó Euskadi, arrasando Gernika y Durango. Una parte de los vascos enloquecieron. El 1973 mataron a Carrero, lugarteniente del Caudillo, y a otros muchos. Así comenzó la Transición. El siguiente en perder la chaveta fue González, bajo cuyo Gobierno se fundó el GAL. Siguió la sangría. El 11-M de 2004 Aznar abandonó el poder proclamando «ha sido ETA». Después el PP embistió contra el nuevo Estatut de los catalanes. Fue el delirio. Y se levantaron.
Así hemos llegado a la actual semana de la histeria. Con Madrid reconvertido en manicomio, expandiendo locura hacia la periferia. Vamos, como siempre.