REAL MALLORCA / GRANADA La crónica
El Mallorca certificó virtualmente su permanencia ante un moribundo Granada y se ganó unos prolegómenos tranquilos para preparar la final de Copa. El tanto de cabeza de Raíllo permite alcanzar la barrera de los 30 puntos y distancia al equipo en ocho puntos del descenso, una brecha que, viendo la trayectoria y el potencial de los de abajo, debería ser más que suficiente para ganarse otro año más en Primera. El partido se resolvió a balón parado, tras una sucesión de córners y faltas en el tramo final del partido que fueron rematadas todas por el Mallorca, en una demostración evidente de su poder aéreo.
Tras una primera mitad insulsa, en la que solo Muriqi probó al guardameta rival, la segunda parte fue otra cosa. Aguirre prescindió de uno de los tres centrales en el descanso, equilibró la superioridad numérica del Granada en la medular y volcó el campo hacia el área de Batalla. El Mallorca debió resolver antes el partido, pero volvió a evidenciar su falta de clarividencia en el remate. Tuvo acciones por tierra para adelantarse y solo encontró el gol por vía aérea, donde los de Aguirre son uno de los equipos más fuertes de la Liga.
La victoria ante el Granada le da al equipo y al club la tranquilidad necesaria para enfocar la cita más ilusionante de la temporada: la final de Copa en Sevilla. Viene ahora el parón por las selecciones y después quedará un partido más antes de esa cita, pero Aguirre
podrá gestionar la visita a Mestalla economizando esfuerzos y minimizando imprevistos entre sus jugadores preferidos. Entre estos sigue sin aparecer Darder, que ayer tampoco fue de la partida y entró en la última ventana de cambios. Aun así, de sus botas salió su cuarta asistencia de gol de la temporada para que Raíllo firmara un remate colosal que aleja definitivamente los fantasmas del descenso y deja al equipo en una situación ideal para centrarse en la final de Sevilla.