El lado oscuro de la innovación
1. m. Arg., Col., Ec., Méx., P. Rico y Ur. boliche (juguete).
2. m. coloq. Arg. y Ur. Cabeza de una persona.
3. m. Ur. inteligencia (capacidad de entender).
4. m. Ur. Persona muy inteligente.
Qbalero
De bala.
uiero compartir con usted un ejercicio que practiqué conducido por la curiosidad que despierta la inteligencia artificial (IA) que emerge optimizando procesos; a la que le pregunté:
¿Cuáles son los peligros que conlleva el desarrollo de la IA?
¿Cuáles son los problemas que puede causar al ser humano?
Ipso facto respondió: «Este avance tecnológico esconde un conjunto de preocupaciones que merecen atención crítica y reflexión.
La IA plantea serios interrogantes sobre su impacto en la sociedad y en la condición humana. Uno de los mayores temores radica en el desplazamiento masivo de empleos debido a la automatización; la capacidad de realizar tareas de manera más rápida y precisa que los humanos, podría generar desempleo y desigualdad económica.
Otro aspecto preocupante es la falta de transparencia y responsabilidad en el desarrollo; a medida que estas tecnologías se vuelven más sofisticadas, también son más opacas para el público en general. Los algoritmos complejos y las decisiones automatizadas pueden ser difíciles de comprender y controlar, lo que plantea cuestiones éticas sobre quién tiene el poder de decisión y cómo se utilizan los datos personales.
Con la automatización de tareas cotidianas, se corre el riesgo de perder la capacidad de resolver problemas, tomar decisiones informadas y desarrollar relaciones significativas, esto podría socavar las habilidades cognitivas y sociales. La comodidad y la eficiencia podrían venir acompañadas de una pérdida de autonomía y humanidad.
Pero el mayor peligro de la IA es su potencial para ser utilizada con fines maliciosos; desde la manipulación de información, hasta el desarrollo de armas autónomas; las aplicaciones negativas plantean una amenaza existencial para la humanidad.
La falta de regulación adecuada y la carrera por el dominio tecnológico podrían desencadenar consecuencias devastadoras si no se abordan de manera proactiva y colaborativa a nivel internacional.
En conclusión, la AI conlleva riesgos significativos que no deben subestimarse.»
A la cama no te irás sin saber una cosa más.
Iba a escribir sobre un robot llamado Muhammad, creado por IA en Arabia Saudí, que le tocó el trasero a una periodista, pero la Ayuso tiene la rara habilidad de hacerme dudar en última instancia. Y eso que la imagen del robot extendiendo la mano sobre el trasero de la chica da que hablar, como si el robot tuviese inclinaciones machistas y en vez de IA hubiese un individuo de carne y hueso en su interior. Sin embargo, considero que la explicación más plausible es que estos trastos llevan una programación oportuna y cada cierto tiempo deben efectuar una serie de gestos o movimientos sin atender a lo que acaece a su alrededor. Unos sensores debieron de advertirle que había tocado a una persona y de ahí que aparte la mano de inmediato dando una impresión un tanto ambigua. Podríamos seguir debatiendo estúpidamente sobre las verdaderas intenciones del robot pero Ayuso y su novio vienen pidiendo guerra. La Fiscalía ha denunciado al técnico sanitario por un supuesto fraude de 350.000 euros en plena época de pandemia y eso no se puede obviar. La Fiscalía incide en una trama de facturas falsas y sociedades pantalla amén de la compra de un ostentoso piso en el centro de la capital que cuesta más de un millón de euros. Sencillamente por cuestiones morales, cualquier ciudadano se puede preguntar con todo el derecho del mundo cómo hubo gente capaz de permitirse toda una serie de lujos en una época tan dura como fue la pandemia. Si ella no tuvo nada que ver, porque recordemos que a quien se denuncia es a su pareja, resulta cuanto menos extraño que no se cuestione cómo se enriquecía y que incrementase de modo drástico los fondos a Quirón Salud hace un par de años, el principal cliente de la empresa de su novio. Ayuso en sus replicas, lanzando teorías conspiranoicas por doquier, demuestra con su lenguaje casposo y populachero ser más una verdulera de tres al cuarto de la cual ignoro si la fruta es de su agrado.