La Fiscalía pide prisión para Rubiales
El Ministerio Público solicita dos años y medio de cárcel para el expresidente de la RFEF y 18 meses para Vilda, Luque y Rivera
La Fiscalía solicita una pena de dos años y medio de prisión para el expresidente de la Federación Española, Luis Rubiales, por los delitos de agresión sexual y coacciones en la causa sobre el beso no consentido que dio a Jenni Hermoso tras la final del Mundial.
El ministerio público remitió a la Audiencia Nacional su escrito de conclusiones provisionales, en el que solicita una condena de un año y medio de prisión por un delito de coacciones para el extécnico de la selección femenina, Jorge Vilda; el responsable de márketing de la RFEF, Rubén Rivera, y el director deportivo de la selección masculina, Albert Luque.
Además de la pena de prisión, la fiscal pide para Rubiales inhabilitación para trabajar en el ámbito deportivo durante el tiempo de condena, dos años de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse con la jugadora y acercarse a ella a menos de 200 metros durante cuatro años. Quiere asimismo que indemnice a la internacional con 50.000 euros; la misma cantidad que reclama a los otros tres acusados, aunque en su caso, de manera conjunta y solidaria.
El escrito de acusación de la teniente fiscal de la Audiencia, Marta Durántez, describe una conducta de Rubiales «sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación» de Jenni Hermoso cuando, durante la entrega de medallas del Mundial, la «sujetó la cabeza» con ambas manos y le «propinó un beso en los labios».
La Fiscalía también acusa a Rubiales de presionar de manera «constante» y reiterada a la futbolista y a su entorno para que «justificara y aprobara» el beso que le dio «contra su voluntad».
Una «situación de hostigamiento» de la que también responsabiliza a los otros tres acusados, «personas de confianza» de Rubiales.
Según la fiscal, las presiones comenzaron en la salida de los vestuarios, cuando Rubiales «instó» a Jenni Hermoso a declarar públicamente que el beso era consentido.
Hostigamiento
Continuaron en el autobús, de donde «se le obligó a bajar» para que suscribiera un comunicado redactado por la RFEF «por orden» de Rubiales, cuyo «contenido no compartía» y que fue remitido a los medios y también en el vuelo a España, donde el expresidente federativo volvió pedir que hiciese una declaración conjunta con él, a lo que ella volvió a negarse.
La Fiscalía sostiene que la «negativa reiterada» de Hermoso llevó a Rubiales y a su «equipo de confianza» a utilizar «otra vía»: presionar a sus familiares.
El escrito recoge que Jorge Vilda intentó que el hermano de la jugadora la convenciese ante la advertencia de que, si no hacía la declaración pública, habría «consecuencias negativas para ella».
Días más tarde, en el viaje a Ibiza de varias jugadoras, la Fiscalía sostiene que Rubén Rivera acudió a la isla e insistió a Hermoso en que hablase con el responsable de integridad de la RFEF, órgano que había abierto un expediente en el que «se pretendía, por orden» de Rubiales, «su exculpación». Pese a que la internacional se negó y pidió «que la dejaran en paz», la fiscal acusa a Rivera de insistir.