Varios testigos aluden a presiones del fiscal Subirán para acusar a policías locales
Mantienen dudas sobre la presencia de en la puerta del local bajo sospecha
«Subirán coaccionaba y amenazaba... Hay bastantes partes de mi declaración que están guiadas por el señor Subirán». La sesión del juicio por supuesta corrupción judicial en la Platja de Palma estuvo marcada por la figura del fiscal durante la instrucción, ahora condenado por el TJSIB a nueve años de prisión por obstrucción a la Justicia entre otros delitos. En una jornada en la que pasaron por la Audiencia Provincial ocho agentes de la Policía Local, seis de ellos matizaron mucho lo que habían declarado cuando estalló la causa y suavizaron las acusaciones más graves: «Mi declaración estuvo totalmente condicionada. El fiscal me dijo: ‘tengo línea directa con la regidora, te imputo y ya sabes lo que hay’», dijo otro apuntando a una suspensión de empleo y sueldo.
De esta manera, las alusiones a agentes determinados que recibían copas y otros favores en algunos
MÓVIL
El Bierköning tenía línea directa con el teléfono móvil de uno de los grupos investigados
bares quedaron difuminadas. «Me lo he encontrado de paisano en la zona. Si iba al table dance o no, no lo sé», sobre uno de los agentes. «Eran cosas que se decían en el cuartel», según otro testigo, en la línea de lo que han dicho otros policías.
Los testigos, todos ellos de la misma unidad de la Policía Local, sí fueron más precisos en torno a otros dos aspectos: las prácticas que suponen el supuesto trato de favor de los agentes acusados al empresario Miguel Pascual. El primero tiene que ver con la presencia física de agentes en la puerta de uno de sus locales. Los testigos afirman que presentaron un escrito de queja ante la falta de seguridad y control en el establecimiento y porque consideraban que se les usaba para paliar esas carencias. Tras el escrito, el local contrató seguridad privada. El segundo se refiere a que el encargado de este local tenía el número del móvil de uno de los grupos y llamaba de forma directa para solicitar servicios en lugar de pasar por la sala del 092. «Cada día teníamos que ir», según otro de los testigos.